Corría el año 1999 y una película española que no era, precisamente, una costosa y publicitada superproducción nos sorprendió, nos impresionó y, aún hoy, nos despierta muchas emociones porque, por desgracia, la realidad que retrata Ana Fernández: Solas sigue siendo una de las películas más vistas y recordadas de nuestro cine.sigue siendo moneda de uso corriente en nuestros pueblos y ciudades: Solas, de Benito Zambrano. Una opera prima rodada con pulso firme y convicción inquebrantable que hizo aumentar la popularidad de la que ya empezaba a gozar María Galiana, que dio a conocer para el gran público a dos actores veteranos como Carlos Álvarez-Nóvoa y Paco De Osca, que ayudó a que nos empezaran a sonar las caras de Antonio Dechent y Paco Tous y que sirvió para que su protagonista, Ana Fernández, ganara al año siguiente el Goya a la Mejor Actriz Revelación.

Con toda justicia, sin duda, porque el gran descubrimiento de esta película fue el de esta actriz, curtida en muchos años de teatro, y que, prácticamente, saltaba a la gran pantalla con uno de los papeles más impactantes de la historia de nuestro cine. Y hay un gran elemento paradójico en todo ello: que Ana Fernández se movía fuera de los registros y perfiles que eran habituales a la hora de elegir una actriz protagonista (ella misma nos va a confesar en la entrevista que le hemos realizado que no las tuvo todas consigo para conseguir el papel). Y, sin embargo, vista la película desde hoy, nos resulta imposible imaginar otra actriz para encarnar a la mujer protagonista de Solas que no sea Ana Fernández. Posiblemente, si hoy se tuviera que volver a repetir la misma decisión, surgirían las mismas dudas (sobre todo, por dar el papel principal a una actriz que no disfrutaba de una gran popularidad previa). Y lo que es peor: seguramente, en muchas ocasiones, no se dará el papel a la actriz que mejor podría hacerlo porque imperan otros criterios convencionales de escaso valor artístico. En este sentido, Solas demuestra que el talento, y solo el talento, es la mejor vara de medir a la hora de elaborar un reparto para una película. Y quien quiere utilizar otro, se acaba siempre equivocando.

Como dijimos en el anterior artículo de esta serie, Solas, junto a Te doy mis ojos, es uno de los títulos clave que impulsó dentro de nuestro cine la temática de la condición social de la mujer. Y ello porque es una película valiente que no buscó el eufemismo o un happy end tranquilizador que calmara la conciencia del espectador, porque muestra cómo las hijas sufren la misma condición subordinada que sufrieron sus madres sin que los cambios sociales hayan hecho mella aparente en una arraigada mentalidad colectiva y porque nos habla, en un final sencillo pero, a la vez, emocionante, de que podemos acabar considerando como familia a personas con las que no estamos unidos por ningún lazo sanguíneo pero sí por lazos afectivos y de comprensión mutua. Por todo ello, hemos creído que es un título a reivindicar dentro de esta serie y hemos decidido hablar con Ana Fernández para que nos comente sus recuerdos sobre la película y, de paso, hacer una revisión de toda su carrera cinematográfica.

#Solas, un título imprescindible del #cine español. #Entrevista a @AFnandez por @jmcruzbar Clic para tuitear

Entrevista: Ana Fernández

¿Desde cuándo te atrajo el mundo de la interpretación y cómo accediste a él?

Creo que esa atracción nació muy pronto en mí, aunque de manera inconsciente. Desde muy chica, el disfrute de mis primeros juegos lo encontraba sintiéndome otra, creyéndome en otro lugar o en otro tiempo, «jugando a las películas» que había visto en la televisión; es curioso pero el cine e, incluso, el teatro llegaron a mí a través de la televisión… De adolescente casi, llegué a armar junto a Juan Fernández un grupo de teatro, La Rueda, que terminó siendo contratado por el Área de Cultura de un banco (mirándolo con la distancia me sigue pareciendo sorprendente), que nos llevo con La casa de Bernarda Alba a todos los pueblos de mi provincia. Esa fue «mi primera obra profesional», si consideramos que eres profesional cuando recibes tu primer sueldo… Luego decidí que esa era la profesión que quería ejercer y quise prepararme para ello… Vino la Escuela de Arte Dramático… El grupo La Jácara… La radio… La televisión… El doblaje… El cine… Más teatro… Y en ello sigo.

Ana Fernández posa para Fraco Fotografía. Peluquería y maquillaje: José Merina.

Tu primer largometraje fue Yerma (1998). Aunque en él no tenías un papel protagonista, el empezar con una adaptación de Federico García Lorca, bajo la dirección de Pilar Távora y con un elenco donde estaban Aitana Sánchez-Gijón, Juan Diego, Irene Papas, María Alfonso Rosso o María Galiana, tuvo que suponer toda una inyección de optimismo para alguien que empezaba. ¿Qué recuerdos tienes de esta película? ¿No parece una especie de premonición el tema de esta película en relación a muchas de tus películas posteriores?

Lo poquito que rodé en Yerma fue sólo unos meses antes de mi participación en Solas. ¡Claro que eso yo no lo sabía! Era una actriz que no había hecho cine, salvo algún corto aislado, pero no era una actriz que empezaba. Si recuerdo que tuve muy clara la conciencia de que, en el cine, un personaje de reparto puede estar rodado y no estar luego en la película terminada. Entendí pronto que en la sala de montaje se produce el hecho genuinamente cinematográfico. También tuve en esa película «mi primer primer plano» y recuerdo que me gustó mucho la sensación pero a mis amigas les decía «¡Si no lo cortan tendré un primer plano en Yerma. Era una de las lavanderas y todas nos conocíamos, así que fue muy hermoso estar allí. Lorca, además, para todas era un autor conocido, admirado y amado.

El gran espaldarazo a tu carrera fue Solas (1999) de Benito Zambrano, película con la que ganaste el Goya a la Mejor Actriz Revelación y en la que tenías como compañeros de reparto a María Galiana y a Carlos Álvarez-Nóvoa. ¿Qué supuso para ti este éxito y qué importancia piensas que tuvo más allá del plano estrictamente cinematográfico al tener la valentía de abordar la problemática de la mujer en una sociedad fuertemente patriarcal? ¿Sentiste una cercanía respecto al personaje que interpretabas?

Hice pruebas para los personajes secundarios de esa película, vivía en Madrid y recuerdo que, sin el apoyo de mi pareja, que me animó desde el principio, probablemente ni la hubiera hecho… Benito Zambrano ya me había expresado sus dudas acerca de mi físico y el físico que estaba buscando… No era un momento en el que tuviera mucho trabajo… El AVE no era barato… En fin… ¡Fui! (Recordemos que la productora de Solas fue Maestranza Films y que la película se rodó en Sevilla y Carmona). Y, gracias a ello, terminé haciendo las pruebas para la protagonista. Sentir que me confiaban el personaje de María supuso para mí toda una gran responsabilidad. Esa mujer llevaba dentro de ella las historias de muchas mujeres que habían pasado por mi lado… Que no habían tenido mis oportunidades… Que eran supervivientes… Fue un viaje duro y hermoso al lado de un equipo artístico y técnico que la abrazó y me abrazó en cada momento. La vi, después de muchos años, hace poco en un ciclo de CIMA (pertenezco a esta asociación) en la Academia de cine y fue todo un torbellino de emociones… Ver a mi vecino, mi compañero, mi amigo del alma, Carlos Álvarez, tan cerca siempre y sentir su ausencia… La mirada de mi padre Paco de Osca, que es en relación a mí, en la película, inversamente proporcional a lo que me quería… Tantos años que han pasado… Tantos recuerdos… Pero ver también que la película no ha envejecido nada y que, hoy, aporta nuevos matices me gustó mucho. Realmente, te puedo decir que no pensaba ni pensábamos en ningún momento durante el rodaje en «el éxito», solo en contar esa historia de la mejor manera posible. Lo que vino después fue un maravilloso regalo. Sigue siendo una de las películas más vistas y recordadas de nuestro cine.

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En el año 2000, participas en You’re the one (una historia de entonces) de José Luis Garci. Creo que no se recalca demasiado en relación a este film que es toda una exploración del sufrimiento de la mujer en una sociedad que está hecha a la medida de los valores masculinos. ¿Piensas que se vio demasiado la dimensión de esta película como melodrama y no se apreció la dimensión temática que acabo de indicar? Imagino que también tuvo que ser una experiencia altamente gratificante rodar con unos compañeros de reparto del nivel con el que contó esta película…

Estoy de acuerdo contigo y me gusta que también lo veas así. En You’re the One, Garci nos presenta, nos acerca al mundo de tres mujeres, de tres mujeres poderosas, supervivientes, potentes… Y de cómo transitan su dolor y se relacionan con su mundo. Que este director pensara (el primero en recibir un Oscar) y confiara en mí para dar vida a Pilara fue otro hermoso regalo que también venía cargado de responsabilidad y compromiso y del profundo deseo de no defraudarle. Es tan hermosa esa mujer, tan hermoso su amor y su curiosidad y su compromiso. Pilara es una de las mujeres que he interpretado con la mirada más limpia. Ese rodaje fue un lujo. Estaba rodeada de los mejores actores y actrices de nuestro país a los que admiraba y admiro profundamente y con los que sigo manteniendo relación. Rodábamos en Asturias, una tierra de la que estoy enamorada y el ambiente de rodaje fue muy, muy relajado.

José Luis Garci, además, ha sido un director muy generoso que me ha permitido interpretar a mujeres muy, muy diferentes: Pilara en You’re the One, Andrea en Historia de un Beso y esa tierna taquillera en Tiovivo c. 1950 hacen que le esté profundamente agradecida. Me emocionó oírle decir a Garci que esa secuencia es una de sus preferidas entre todas las que ha rodado en su vida. ¡Qué subidón!

Creo que José Luis Garci se refiere, en concreto, a esta intensa y emocionante secuencia:

 

En el año 2002, otro gran éxito, y donde el tema de la condición de la mujer es muy importante: Hable con ella de Pedro Almodóvar, película que, además, ganó el Óscar al Mejor Guion Original. Aparte de que muy pocos actores de este país pueden presumir de haber trabajado en un film oscarizado, esta película, como la mayoría de las del director manchego, el tema de la mujer es crucial. ¿Qué sentiste participando en este proyecto?

Trabajé en el rodaje de Hable con ella solo unos pocos días pero los viví con tanta intensidad como si hubiera sido un personaje de largo recorrido. ¡Me estaba dirigiendo Almodóvar! Era un personaje que tenía solo tres secuencias pero eran muy diferentes y muy lindas las tres. Viví intensamente cada momento de ese proyecto, incluso desde antes del rodaje, desde mi primera conversación con él. Pude comprobar que es un creador que no deja nada al azar. En un personaje pequeño como el mío no es normal ver cómo el director supervisa cada detalle, por pequeño que este sea, de vestuario, de peluquería, hasta de accesorios y, por supuesto, de interpretación. Su atención y su exigencia y su cuidado son milimétricos. Soy fan de esa película.

En el 2003, trabajas en una serie producida por las televisiones autonómicas, La Mari, dirigida por Jesús Garay y que, prácticamente, era de calidad cinematográfica. Es la historia de una mujer andaluza que emigra a Cataluña. En 2009, habría una segunda parte, dirigida por Ricard Figueras. Te hago la misma pregunta que en relación a Solas: ¿Era la Mari un personaje próximo al entorno donde creciste? ¿Fue ello una ayuda o un hándicap a la hora de desarrollar tu interpretación? ¿No crees que esta serie plantea una cuestión que no ha sido tratada demasiadas veces en nuestro cine y que es la doble dificultad que sufre la mujer emigrante (por ser mujer y por ser emigrante) en una tierra que, en principio, le es extraña?

La Mari supuso un reto para mí. Era una miniserie de 4 horas que, como has dicho, se hacía como si fuera una película. Cuando me preguntan qué personajes me gusta interpretar digo que a mujeres corrientes, con las que te encuentras cada día o te acompañan a lo largo de tu vida, que, en circunstancias extraordinarias, se convierten en seres excepcionales «heroínas de lo cotidiano», las califico yo, y la Mari es desde mi punto de vista el mayor exponente de ello. Ella me enamoró desde la primera línea del guion, un guion escrito por un hombre, Pau Garsaball, que se adentraba con muchísima sensibilidad en el alma de esta mujer y de la época en la que le tocó  construir  y construirse a sí misma. Tuve tiempo para prepararme y lo hice con toda la entrega y todo mi respeto, porque también con el regalo que suponía el poder interpretarla venía la responsabilidad que recaía en mí de encarnar en ella a todas las mujeres que habían tenido que abandonar su tierra para sustentar a los suyos. Además era andaluza como yo. He tenido la gran suerte de interpretar a mujeres andaluzas fuera del tópico. Es un personaje del que aprendí mucho. Y se ha quedado en mi corazón todo lo hermoso que viví gracias a ella. Mi recuerdo a Anna Lizarán: la conocí y la amé gracias a La Mari.

He tenido la gran suerte de interpretar a mujeres andaluzas fuera del tópico @AFnandez @jmcruzbar Clic para tuitear

 


Fotografía de Ana Fernández por Fraco Fotografía. Peluquería y maquillaje: José Merina.

Finalmente, en 2015, como en una especie de círculo, vuelves a Lorca con la adaptación de Bodas de sangre en La novia, de Paula Ortiz

En La novia, Paula Ortiz hace una versión más que interesante al presentarnos la historia desde el punto de vista de ella. Creo que es un hermoso poema visual de la mano de una auténtica creadora. Paula es una directora con un profundo conocimiento del medio y un mundo interior riquísimo que es capaz de transmitirnos con todos los matices de su gran talento y del universo visual que domina y la domina. Me siento muy orgullosa de formar parte de esa película. Para mí sin duda es una de las mejores del año en que se estrenó. Pero además de las que ya sabes que aún se embellecerán más con el tiempo. 

¿Cómo ves que el cine español actual aborda el tema de la condición de la mujer? ¿Hay plena libertad para poder tratar el tema? ¿Existe más o menos margen que cuando se realizó Solas?

Si soy sincera al responder a esta pregunta, debo decir lo que pienso, y lo que pienso es que el desequilibrio y la desigualdad son desalentadores aunque no nos podemos permitir el desaliento.  Y ello no se debe a una falta de interés del público, ya que las estadísticas demuestran lo contrario, sino porque, lamentablemente, nuestra pequeña industria cinematográfica sigue siendo machista. Muy machista. Como lo es también el país.

Nuestra pequeña industria cinematográfica sigue siendo machista. @AFnandez. #Entrevista @jmcruzbar Clic para tuitear

Me gustaría preguntarte por, aparte de las películas que hemos mencionado, otros trabajos tuyos que consideres importantes en tu carrera. (A mí, por ejemplo, me parece muy destacable En la ciudad sin límites de Antonio Hernández, pero seguro que quieres destacar alguno más.)

Curiosamente he trabajado con muchos directores pero también, y en más de una ocasión, repitiendo, con muchas directoras (Patricia Ferreira, Laura Mañá, Geyka Urdaneta, Paula Ortiz…) y solo hemos hablado de una. Cuando pienso en mi trayectoria, me queda claro que le debo muchísimo a Patricia Ferreira porque, después de un personaje (la María de Solas)  que podía haberme encasillado en la casi marginalidad (de hecho, recibí muchas propuestas de personajes con esas características en historias no tan compactas), ella me confía a Paloma la protagonista de su primera película Sé quién eres. Era mi segundo personaje protagonista en una historia valiente y comprometida con nuestra realidad como país. La oportunidad que me brindó, nunca, nunca la olvidaré. También pienso en películas que me han permitido rodar fuera y conocer otros países… Y, además, explorar otros géneros como la comedia en Cuidado con lo que sueñas  de Geyka Urdaneta, en Venezuela, y dar  vida a personajes tragicómicos como en Malefemmene  de Fabio Conversi, en Italia. Aquí no he tenido esas oportunidades.

En la ciudad sin límites también está entre mis preferidas y también me dio la oportunidad  de trabajar junto a grandes actores y actrices. En eso realmente me he sentido y me siento muy afortunada. He trabajado con los y las mejores. Pero tengo muchas preferidas por una u otra razón: Morir en San Hilario de Laura Mañá, Bienvenido a Farewell-Gutman de Xavi Puebla, Vidas pequeñas de Enrique Gabriel… Y seguiría porque todas me han hecho crecer y me han permitido jugar como cuando era niña y muy en serio a vivir otras vidas y hasta en otros tiempos. Todo un privilegio.

Finalmente, ¿en qué proyectos te vamos a poder ver en el futuro inmediato?

He participado en la primera película de Meritxel Colell, Tierras de soledad (la cual, al final, se va a titular Con el viento ) que espero ver pronto. Sigo amando profundamente al cine. Me gusta todo lo que encierra rodar. Y sigo pidiendo y esperando más personajes femeninos, más guionistas, más productoras, más directoras, más historias que hablen de nosotras y ¡sin miedo a la edad! Y sabiendo que esperar no es bueno, y menos a mi edad, me he abrazado fuertemente al teatro y con algo de miedo y de vértigo y mucha osadía, me he aventurado a producir el espectáculo en el que estoy, El lunar de Lady Chatterley, un texto de Roberto Santiago, dirigido por Antonio Gil. Con él vamos «pintando lunares» por los teatros y podrá verse en Madrid del 21 de Septiembre al 8 de Octubre en la sala pequeña del Teatro Español. Otra mujer que me tiene enamorada, Constance Chatterley, es más inteligente que yo y más rápida que yo y más valiente que yo y por lo tanto de la que estoy aprendiendo mucho, más que mucho.

 

#ElLunarDeLadyChatterley. @AFnandez es Constance Chatterley. 21/9 @TeatroEspanol @jmcruzbar Clic para tuitear

 

Como han podido comprobar, la entrevista con Ana Fernández ha sido densa, intensa y sincera. Desde MoonMagazine, solo podemos agradecerle la gran ayuda que nos ha prestado para poder mantener esta conversación y desearle toda la suerte del mundo en el proyecto teatral en que se ha embarcado. Por talento y por bondad, se la merece.

Fotografías de Ana Fernández: ©Fraco Fotografía

Entrevista a Ana Fernández realizada por José Manuel Cruz