Ecos del 20 Festival de Malaga. Cine en español: Pieles de Eduardo Casanova, una provocación que rezuma humanismo

Una de las películas más impactantes que se han podido ver en el 20º Festival de Málaga – Cine en español ha sido, sin duda alguna, Pieles de Eduardo Casanova. Pieles es una película que no deja indiferente y para la que, probablemente, no exista el término medio en la opinión hacia ella. Unos la amarán. Otros la odiarán. A mí, personalmente, me ha fascinado. Y, por ello, creí interesante hacer un amplio artículo sobre ella.

Nos ha fascinado #Pieles de @educasanova12 @jmcruzbar Clic para tuitear

Tras la proyección del film, asistimos a la rueda de prensa posterior y hablamos con su director y con su reparto, de modo que tuvimos ocasión de profundizar en los temas que aborda la opera prima de este joven realizador y descubrir algunos de los matices que pudieran escapar al espectador en una primera visión de este rompedor título. En primer lugar, vamos a hacer una reseña de la película y, a continuación, podrán ver un amplio reportaje sobre la intensa jornada que vivimos junto a unos profesionales que desplegaron todo su tesón y toda su pasión para explicarnos la esencia del trabajo que habían realizado.

Ecos del 20 Festival de Malaga. Cine en español: Pieles de Eduardo Casanova, una provocación que rezuma humanismo. Reseña y reportaje de José Manuel Cruz en Revista MoonMagazine.

Rueda de prensa del equipo de Pieles tras la proyección de su película en el 20º Festival de Málaga. De izqda. a dcha., Carolina Bang, Macarena Gómez, Carmen Machi, Eduardo Casanova, Ana Polvorosa, Secun de la Rosa y Candela Peña

Pieles, de Eduardo Casanova

Título: Pieles.

Título original: Pieles.

Año: 2017.

Dirección y guion: Eduardo Casanova.

Música original: Ángel Ramos. Montaje: Juanfer Andrés.

Dirección de fotografía: Nono Muñoz.

Reparto: Ana Polvorosa, Candela Peña, Carmen Machi, Macarena Gómez, Secun de la Rosa, Jon Kortajarena, Carolina Bang, Itziar Castro, Eloy Costa, Joaquín Climent, Ana María Ayala, Antonio Durán “Morris”, Javier Bódalo, Alberto Bang, María Jesús Hoyos, Mikel Godoy, Vanessa Redondo.

País: España.

Página web oficial de Eduardo Casanova

Una visión superficial de esta película invita a compararla con títulos que hablan de personas que se apartan de lo que consideramos “normalidad” física y/o social: Freaks (1932) de Tod Browning, como primera película que se nos viene a la cabeza, pero también todo el cine de Andy Warhol, Rainer Werner Fassbinder, John Waters, Todd Solonz, ciertos aspectos de la obra de Wes Anderson y buena parte de la filmografía de Pedro Almodóvar. Todo un tipo de cine que si, remontándonos al film de Browning, podía pasar por ser un islote de rareza y extravagancia, poco a poco se ha revelado como un exponente artístico de lo que ha venido a llamarse la “posmodernidad” y de una de sus dimensiones más significativas: la “otredad”. La ausencia de un centro explicativo, el prescindir de una referencia omnipresente,  lejos de ser un drama, acaba constituyendo la oportunidad para acabar con opresiones absurdas, represiones sin sentido, territorios vedados y puntos de vista que nos mantienen estancados en posiciones frustrantes, siendo una invitación a visitar lo que antes era heterodoxo y que, ahora, desde una concepción alternativa de la realidad, no es más que una de las opciones que el mundo ofrece.

Pero aunque mucho de ello hay en Pieles, el debut en el largometraje de Eduardo Casanova, la película acaba dando un paso que la impregna de una visión humanista que termina haciéndola muy próxima a un film como Máscara (1985) de un realizador de corte tan clásico como Peter Bogdanovich. Ello hace que esta película  supere el marco inicial (de intenso y brillante esteticismo) en el que, inicialmente, parece desenvolverse para desembocar en un marco conceptual en el que replantea y pone en solfa cuestiones de gran enjundia como el origen de nuestros sentimientos hacia otras personas, la base sobre la que se construyen nuestras relaciones personales y el planteamiento de lo que es la dignidad personal. Todo un viaje desde el preciosismo visual hasta la formulación de potentes y sugerentes ideas que convierten a Pieles en uno de los debuts más sorprendentes y esperanzadores del cine español en los últimos años.

Diario lunático del 20 Festival de Málaga – Cine en español (y 2). José Manuel Cruz.

 Pieles está estructurada en torno a varias historias que tienen en común que se encuentran protagonizadas por personas cuya vida o cuya apariencia física se apartan del canon que se considera ortodoxo: una chica que tiene el ano en la cara, otra con el rostro deforme, otra que no tiene ojos y que se dedica a la prostitución, un chico que no quiere tener piernas… Este planteamiento tan radical puede echar para atrás a muchos espectadores pero, sin embargo, la película logra ir mucho más allá de lo que podría sospecharse que va a ser una mera recreación en el morbo y en los aspectos sórdidos para trascender ese punto de partida y acabar constituyendo una reflexión profunda y conmovedora sobre la necesidad de amor de todo ser humano y, a la vez, de que ese amor vaya más allá de lo físico para dirigirse a lo que realmente somos y no a lo que meramente podamos aparentar (algo que queda nítidamente expresado en una maravillosa escena en la que aparecen Candela Peña y Secun de la Rosa).

Eduardo Casanova demuestra en este film tener un preciosista sentido de la puesta en escena (él mismo es el responsable del diseño de producción) que, lejos de ser una mera muestra de brillo hueco, está dotada (a través de la utilización del color) de un sentido que ayuda a explicar la trama y la situación en cada momento de los personajes (muy en la línea del cine de Douglas Sirk que tanto ha influido en Fassbinder y Almodóvar). Asimismo, es también magnífica la dirección de actores, estando todo el reparto a un altísimo nivel, de forma que sería injusto destacar a alguien por encima de los demás ya que todas las interpretaciones son precisas y vibrantes a pesar de la enorme dificultad de los personajes que el reparto se ve obligado a encarnar.

En definitiva, Pieles constituye un muy prometedor debut que nos invita a pensar que Eduardo Casanova puede proporcionar grandes títulos al cine español en los próximos años. Y si escuchan por ahí que Eduardo Casanova puede ser “el nuevo Almodóvar”, no lo tengan muy en cuenta (a pesar de la influencia que innegablemente, existe y que el propio Eduardo reconoce). Si analizamos esta película en relación al debut del director manchego (Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón), no me cabe la menor duda que Eduardo Casanova ha debutado con muchísima mayor brillantez.

Tras #Pieles, @educasanova12 puede proporcionar grandes títulos al cine español. @jmcruzbar Clic para tuitear

 

Nota (de 0 a 10): 9.

Lo que más me gustó: Acaba prevaleciendo el humanismo sobre la provocación. Su brillante acabado visual.

Lo que menos me gustó: Posiblemente, va a ser incomprendida por muchos espectadores.

 

Tráiler de Pieles

 

 

 Entrevistas con el director y el reparto de Pieles

Hablamos con Carmen Machi cuando está a punto de marcharse de la terraza del Hotel Málaga Palacio, en la cual todo el equipo de Pieles ha atendido a los medios de comunicación para hablar de la película y sólo tenemos tiempo de intercambiar unas breves palabras con ella.

MoonMagazine (M.M.): Carmen, un auténtico regalo de papel el que tienes en Pieles, ¿no?

Carmen Machi (C.M.): Todos los papeles son un regalo.

Pero, después de unos segundos de silencio, añade algo.

C.M.: Pero, sí, este papel es muy especial.

José Manuel Cruz, responsable de la sección de cine de MoonMagazine, con Carmen Machi. Fotografía de Lorenzo Hernandez

Podemos imaginar que las razones que hacen que este papel sea muy especial para Carmen Machi se centran en dos motivos, de los cuales habló en la rueda de prensa posterior a la proyección de la película en el 20 Festival de Málaga. El primero, por tratarse del debut de un director al que conoce desde hace muchísimos años, de cuando Eduardo Casanova interpretaba el papel de Fidel en la serie Aida. Ya entonces, el ahora debutante dedicaba buena parte de su tiempo cuando no estaba rodando a ir detrás de los extras y de muchos de los actores de la serie para intentar grabar algún cortometraje. Ahora, después de ocho años de que Carmen dejara la serie y después de tres de que esta acabara, tanto ella como Eduardo han sabido reconducir sus carreras eludiendo ese tan temido riesgo del encasillamiento en un personaje emblemático. Pero hay un motivo tan importante como el anterior. Y es que Carmen defendió la singularidad de la mirada de Eduardo Casanova, una mirada caracterizada por la empatía hacia sus personajes (incluso, hasta los más extremos), por su afán de comprenderlos y arrancarles un rasgo de humanidad, algo que cualquier actor tiene que agradecer porque su trabajo se verá, evidentemente, agrandado en la pantalla.

Eduardo Casanova

La mirada de @educasanova12 se caracteriza por la empatía hacia sus personajes. #Pieles @jmcruzbar Clic para tuitear

Eduardo Casanova se sienta, acelerado por los nervios de la primera proyección de la película en España (con anterioridad, el pasado mes de febrero, ya se pudo ver en la sección Panorama Especial del Festival de Berlín), con los medios que les esperamos y lo primero que hacemos es felicitarle, ya que hoy cumple 26 años. Tras ello, las preguntas que se nos acumulan en la cabeza sobre la película son inevitables.

Moon Magazine (M.M.):  Eduardo, va a ser recurrente que muchos hablen de la inspiración de Freaks de Tod Browning en tu película. Pero a mí me parece que, al final, su espíritu está más próximo al de Máscara de Peter Bogdanovich. Como ya te he preguntado en la rueda de prensa, creo que la película tiene un componente de humanismo que, sin tenerlo en cuenta, no se comprende.

Eduardo Casanova (E.C.): Sí, y también se podría decir que tiene una influencia de Happiness (1998) de Todd Solondz. Pero yo te tengo que decir una cosa: a mí me encanta el cine y yo tengo muchas referencias cinematográficas pero, aunque no lo creáis, yo uso el cine sólo como espectador. Mi referencia es la realidad y mi referencia de verdad es El Corte Inglés, el Rastro, las historias de los telediarios, los actos terroristas, ver cómo reacciona la gente, Charles Manson, el asesinato de los Kennedy… Para mí, el comportamiento humano es lo que realmente me inspira para crear pero lo otro lo utilizo más como una referencia como espectador y como fan del cine.

Otros medios (O.M.): ¿Y cómo te sientes mejor?¿Como actor o como director de cine?

E.C.: Me siento mejor como director de cine. Lo que no quiere decir que no pueda hacer las dos cosas. Pero me siento mejor como director.

O.M.: ¿Y como guionista o como director?

E.C.: Escribir es un horror. Escribir es complicadísimo. Pero yo no me veo capaz de dirigir algo que yo no haya escrito y, mucho menos, para escribir algo que vayan a dirigir otros. Para mí, escribir y dirigir va junto. Eso es lo que quiero hacer como director: escribir y dirigir. Pero escribir es durísimo, durísimo…

O.M.: El personaje de Macarena Gómez no puede ver en toda la película. ¿Quiere reflejar el hecho de que, muchas veces, no queremos ver lo que hay fuera? Porque, físicamente, ella es perfecta. Su único problema es que ella no ve. ¿Quieres decir con ello que la realidad que vemos es peor que vivir tu propia vida?

E.C.: Hay una frase al principio de la película que dice un personaje: «Hay cosas en el mundo que es mejor no ver». Eso es una especie de decir, bueno, no tienes ojos pero hay veces que las cosas es mejor no verlas porque son complicadas de ver. Pero ella, el personaje de Macarena Gómez, desarrolla otras cosas con las que es capaz de amar y odiar a otras personas, sin usar sus ojos. Quitar los ojos a ese personaje tiene que ver más con dejarla sola que con que no vea cosas horribles. Porque hay cosas que pueden sentirse sin necesidad de usar la vista.

O.M.: ¿Con qué inconvenientes te has encontrado a lo largo del rodaje?

E.C.: Rodar es la guerra. Una guerra en la que cada día te encuentras con veinte mil cosas que te impiden rodar en tiempo. En esta película, las mayores complicaciones han estado con los protésicos. Decidí que las prótesis fueran maquillaje y no efectos digitales porque necesitaba ver a esas personas como diferentes y que los actores se vieran a sí mismas como diferentes y no que lo vieran después. Y creo que eso ha influido directamente en su interpretación. El maquillaje fue en Madrid a cuarenta grados, sin poder comer, sin poder ver, sin poder andar, fue muy complicado… Por ejemplo, Eloy Costa, para la escena final, estuvo ocho horas seguidas de pie sin poder andar ni poder moverse…

O.M.: ¿Tienes pensado rodar Pieles 2? Porque Pieles es una película sobre estereotipos, sobre “patitos feos”. Y muchos hemos sido “patitos feos” y nos sentimos identificados con su mensaje. ¿Va a ser un nuevo género a partir de ahora?

E.C.: Es que es difícil meter en un género a Pieles, Formalmente, podría ser un melodrama. Tiene tintes de terror. Pero, luego, cosas de cine social y también de fashion film o de videoclip. Me encantaría escribir una segunda parte, para ver qué sigue sucediendo a los personajes. Aunque no haga una secuela, sí seguiré tratando estos temas porque a mí me obsesionan los outsiders.

M.M.: Tú también eres el responsable del diseño de producción y eso hace que todos los elementos (el estético, el narrativo, el interpretativo) tengan una gran coherencia. Te has convertido en un autor total, ¿no?

E.C. A mí me dan mucho pudor esas cosas. Yo te juro es que, si lo he hecho, no es por egocentrismo, sino porque no sé hacerlo de otra manera. Lo que rodeaba a los personajes era un personaje más. Era importantísimo que a esos personajes llenos de horror por dentro, les rodease un entorno rosa. Era mucho más interesante retratar el horror desde el color rosa. No me cabía en la cabeza otra forma que no fuera hacerlo yo. También tengo que decir que, aunque yo firme el diseño de producción, hemos tenido a la mejor directora de arte posible, Idoia Esteban, que ha conseguido entenderme y ha sabido crear esos espacios que son muy complicados a la hora de crearlos porque eran espacios únicos, no existen en la realidad.

O.M.: Tienen mucha importancia en la película los colores rosa y morado…

E.C.: En la película, uso fundamentalmente tres colores: el rosa, el lila y el marrón. El marrón está reducidísimo, en casi toda la película se usa rosa y lila, pero si te fijas en el personaje de Secun de la Rosa empieza en un entorno lila y él va vestido de color lila. Cuando él abandona su casa, él, de repente, cambia a color rosa y va a un lugar donde su partenaire es de color rosa y él no encaja con ese personaje. Y acaba estando con un personaje que va de lila. Si vas siguiendo a los personajes desde el principio, todo es como un Tetris… Hay dos cosas en la película: todos los personajes están unidos de una u otra manera, hay un ejercicio de guion para ello (y tiene que ver con la idea de que las minorías siempre se acaban ayudando unas a otras y siempre están unidas) y que todos los personajes acaban unidos con otro de su mismo color. O son rechazados por su color.

O.M. Te quería preguntar por el casting. ¿Cómo elegiste a los actores? Hay un caso curioso, el de Mikel Godoy.

E.C.: Sí, a Mikel lo encontré en Instagram. Mikel es una referencia muy importante en mi vida laboral y en mi vida personal. Mikel es Pieles. Mikel ha pasado por lo que supone ser una persona físicamente diferente, o por lo que la gente entiende por diferente, en Bilbao. Pero ha sido muy fácil contactar con todos. Y todos han dicho que sí a la primera. Porque es un trabajo interesante a nivel actoral porque los actores quieren ser algo diferente no sólo interiormente sino también exteriormente. Y luego también porque me quieren mucho porque se los he puesto complicado con tanto protésico y con tanta cosa…

O.M: ¿Has tenido problema en encontrar un productor?

E.C.: Todo lo contrario. Yo hice el cortometraje Eat my shit, que se hizo viral dentro y fuera de España, me empezaron a contratar para hacer publicidad, me contactaron representates de fuera, funcionó muy bien y yo ya tenía la idea de la película y lo dije. Me envió un mensaje Álex de la Iglesia (que, anteriormente, sí había leído otros guiones míos y no le habían encajado en lo que él buscaba) y me dijo que íbamos a hacer la película. O sea, que, realmente, ha sido muy fácil. Mira, todo el mundo que me conoce, me dice: «¡Hostia, tu vida! Trabajar desde tan joven, no tener vida social, ser diferente en un entorno como en el colegio y en el mundo interpretativo…». Yo les digo a todos que no estoy de acuerdo: yo tengo una vida envidiable. Está mal decirlo pero es así. Yo he hecho lo que he querido siempre, todos los momentos malos me han enseñado muchísimo y sólo he recibido “síes” y todos los “noes” que he recibido han sido maravillosos.

José Manuel Cruz, responsable de la sección de cine de MoonMagazine, con Eduardo Casanova. Fotografía de Lorenzo Hernandez 

Ana Polvorosa y Macarena Gómez han tenido que enfrentarse a dos de los personajes más extremos de su carrera pero, al mismo tiempo, salen bien paradas del reto llevando a cabo dos de las mejores interpretaciones de su carrera.

O.M.: Vuestros dos personajes están marcados por deformidades importantes. Ello ha hecho que tengáis que trabajar con prótesis. ¿Qué tal ha sido trabajar con ellas? En tu caso, Macarena, no ves nada. Y alguien te dice: «Hay cosas que es mejor no ver». Vosotras, ¿qué preferís?¿Ver la realidad o no verla?

Ambas actrices sonríen con la pregunta.

Ana Polvorosa (A.P.): No, en mi caso, yo prefiero ver la realidad. En cuanto a las prótesis, yo sí tuve momentos duros porque, además, eran prótesis de silicona que pesan, que la piel te suda… Es muy molesto. Tampoco podía expresarme con normalidad porque me impedía hablar. Pero para mi personaje es muy interesante porque el trabajo que al final hicimos era mucho de ojo y de expresión corporal porque el que no pudiese expresarse como ella quería le vino muy bien al personaje para que se viese ese rasgo de introversión que ella tiene. Después, teniendo la prótesis puesta no podía comer con normalidad, no podía masticar, tan sólo podía con alimentos sólidos, sólo líquidos, pero fue una experiencia única y volvería a repetir, una y mil veces porque me lo pasé superbién, porque creo que tener oportunidades como esta nunca hay que desaprovecharlas porque lo que me gusta de mi profesión es hacer personajes extremos y si me disfrazo, me caracterizo, me visto, me pongo, me quito, lo que sea, sin limitaciones, es, al fin y al cabo, lo que me gusta. Así que, por ese lado, feliz.

Macarena Gómez (M.G.): Es muy interesante la pregunta de ver o no querer ver la realidad. En el fondo, cuanto utilizas expresiones como «estaba ciega de amor» o «estaba ciega y no quería ver lo que estaba sucediendo», en verdad, sería el estado ideal del ser humano. Te quiero decir, no ver el dolor o lo que sucede a tu alrededor provoca un estado de ignorancia en el que uno se acomoda. Pero, claro, te estás engañando a ti mismo. No querer enfrentarse a la realidad es un acto de cobardía. Se está muy cómodo ciego, no viendo la realidad, pero es un acto cobarde.

O.M. ¿Y cómo es tener un ano en la boca, Ana?

A.P.: La verdad es que es raro. En cuanto me ponían la prótesis, el equipo ya empezaba a mirarme diferente. Pero también eso dice mucho del personaje y de la película. Era fuerte porque me la ponía y no me miraban igual. Pero Pieles ha sido una experiencia única. Volvería a repetirla sin duda alguna. Y de la mano de Eduardo, que le quiero, le adoro, le amo y es mi amigo del alma, pues imagínate.

M.M.: ¿Y cómo fue el reto de preparar estos personajes?¿Habéis tenido antes alguna experiencia similar con personajes extremos como los que habéis interpretado?

M.G.: Yo, la experiencia que tuve realmente, como nunca antes había hecho de ciega o de un personaje que no veía, fue hablar con un amigo mío, ciego, que me enseñó a cómo andar cuando no tienes conciencia del espacio… Fue muy curioso: me enseñó a tocar. Nos poníamos los dos y me tocaba la cara y me decía: «Así tocan los ciegos». Fue muy interesante, un proceso muy interesante de creación. Me ayudo en ese aspecto. Luego, para entender el alma del personaje, lo hice gracias a Eduardo. Al principio, me cuesta mucho entenderlo. Al leerlo, siempre tendemos a ver el personaje de una manera. Y Eduardo me hizo dar un giro de 180 grados. Yo no fui capaz, al principio, de ver que mi personaje, a pesar de su deformidad física, era un personaje feliz. Y entender eso, entender la ternura de ese personaje me costó mucho. Ahí estuvo Eduardo para ayudarme a conseguirlo.

A.P.: A mí me ayudó mucho cuando hicimos el cortometraje (Eat my shit, en el que ya aparecía su personaje), que fue un previo que sirvió para hacerme una idea de lo que iba a hacer en la película.

M.G.: Es que Ana lo explica muy bien. Eduardo es muy buen director. Eduardo conoce muy bien a Ana. Me conoce muy bien a mí. Sabe qué tiene que decirle a Ana para sacarle a Ana lo mejor…

A.P.: Sí, porque aparte de ese talento que tiene para poner todo de color de rosa, a la hora de colocar prótesis a los actores, pero, al final, te quedas más con la historia que con el hecho de que esa persona lleva un culo en la cara. Y eso pasa en la película. A los cinco minutos, te olvidas del culo y lo que ves es una mujer sufriendo y que le pasan una serie de cosas, ya está.

O.M.: ¿Qué pensáis de que se pudiera hacer una segunda parte de la película?

A.P.: Yo ya le he dicho a Eduardo que mi personaje tendría que salir en futuras películas suyas. En su segunda película, pues que, de repente, aparezca pasando por una calle o algo así. Ese personaje no puede quedarse sólo en Pieles porque es muy fuerte que un personaje que lleve un culo en la cara desaparezca así como así…

O.M.: ¿Y no tienes miedo de que te conozcan por este personaje y no por otros?

A.P.: Pues que me conozcan por el personaje del culo en la cara. Es que me da igual. Es un honor.

M.G.: A lo mejor, mucha gente entra a ver en la película con prejuicios, pensando: «A ver qué va a hacer Eduardo, el chico de Aida, el loco de Aida…». Y, después, no se van a esperar lo que han visto. Es que Eduardo es muy inteligente para la edad que tiene, con una enorme cultura cinematográfica, con un gran conocimiento de la vida… Él sabe absorber muy bien lo que sucede a su alrededor, lo hace suyo y luego lo sabe transmitir muy bien. Un chico que no pasará por la vida de puntillas.

 

De izqda. a dcha., Ana Polvorosa, Carmen Machi y Macarena Gómez

Como ya hemos dicho antes, Candela Peña y Secun de la Rosa interpretan la que, probablemente, sea la mejor y más importante escena de la película. Y era inevitable que alguien le preguntara por ello. Y fue Moon Magazine quien lo hizo. Les acompañó en la entrevista el (casi) debutante Mikel Godoy.

De izqda. a dcha., Candela Peña, Mikel Godoy y Secun de la Rosa

O.M.: Secun, en este Festival, antes de Pieles, ya te hemos visto en El Bar, donde te dirigió un director tan veterano como Álex de la Iglesia. ¿Cómo te has sentido siendo dirigido por un director tan joven como Eduardo Casanova?

Secun de la Rosa (S.R.): Yo es que no veo a ambos directores ni de épocas distintas, ni los veo diferentes. Si veo a alguien que vive en el presente, es Álex de la Iglesia, porque es un director valiente, tanto él como Carolina Bang como Kiko Martínez, que han sido capaces de dirigir una película como Pieles. Si vosotros vierais las conversaciones que tienen Eduardo y Álex de la Iglesia, te olvidas de que uno tiene 25 años y otro 50 y te olvidas de todo…

Candela Peña (C.P.): Para mí, entre los directores, no existe diferencia de edad, sexo (la pregunta típica de ¿cómo te has sentido siendo dirigida por una mujer?), etc. La diferencia es que te dirija gente con talento y Eduardo tiene muchísimo. Es un director con las ideas muy claras y, antes, a otros compañeros de la prensa, Secun ha dicho algo que refleja muy bien lo que hemos vivido en este rodaje. A veces, cuando te da mucha libertad un director es como si te invitaran a una fiesta y te dijeran: «¡Entra y diviértete!”, pero no supieras donde están las copas ni nada. Edu te coloca donde está todo. Y eso es genial.

Mikel Godoy (M.G.): Pues yo me lo he pasado muy bien. Ha sido como un paseíto en barca. No te tenido ningún problema. Y era la segunda vez. La primera vez fue con el corto que hizo Edu para el Correos Film Festival, con María Barranco, Jamás me echarás de ti, que, para quien no lo haya visto, que lo vaya viendo…

S.R.: ¡Es tan fuerte…!

M.G.: Os va a gustar mucho. Todo el mundo puede llegar a esa historia porque te desgarra un poquito…

S.R.: Te desgarra, sí…

Pues, atendiendo a la recomendación, para quien quiera verla, pueden pinchar en este enlace:

 

 

M.M.: Candela y Secun, hacéis, en una película que puede marcar época, una escena clave, la escena de la ruptura, que, creo, encierra buena parte de la moraleja de la película.

C.P.: Sí, es probable.

M.M.: ¿Qué sentisteis haciendo esa escena?

S.R.: Mira, a mí me dijo Candela que hacíamos una secuencia que era muy chula, que era divina. Yo no tengo tanta capacidad para saber si era de las mejores de la peli o no. A mí me encantaba pero no sabía hasta qué punto. Y ella me puso en alerta: «Esta secuencia es buenísima» y tal… Me pasó que, cuando llegué a Berlín, que la gente estaba fascinada y en los junkets de prensa la recortaban y la ponían, de hecho yo la tengo guardada de allí del Festival de Berlín porque era casi como una especie de pequeña película dentro de la peli. Para mí, es una pasada.

C.P.: Es también donde se cuenta un poco lo que importa de esta película: que lo verdaderamente importante es el interior de las personas. Que todos nos podemos sentir estigmatizados o excluidos socialmente por un físico, por un tamaño o por un gusto, o por cosas que se salgan de lo normal, de lo obvio, me da igual cómo se diga, y en esa escena es donde se dice más claramente. Pero también te digo que, como actores, uno no siente cómo lo va a recibir los demás en base a lo que a ti te ha pasado porque fue una escena difícil de rodar, llevaba muchas horas de maquillaje, para mí era una escena importante… Luego, llegas y ves que no la has preparado lo suficiente, pero te dicen que hay que rodar ya porque la prótesis no se qué…

S.R.: Y, además, hay que tener en cuenta que el universo de Eduardo, que es muy estético. De repente, estás con tu personaje pero él te dice que lo tienes que hacer de un modo muy concreto, te tienes que comer la segunda patata cuando toque porque él quiere el blanco de los huevos con el amarillo de un determinado modo…

M.M.: En el caso de Mikel, es su primer largo con Eduardo. ¿Cómo has vivido la experiencia?

M.G.: Bueno, tengo que decir una cosa. Yo, la película, aún no la he visto. Porque yo no fui a Berlín.

C.P.: Tengo que confesar que yo tampoco la he visto todavía.

M.G.: Con eso, te quiero decir lo que significa para mí el día de hoy. Vamos a vivir todo el festejo y, encima, vamos a ver la película. Lo mismo, después salimos, no sé cómo decirte, “arrastrados”…

M.M.: No, no… Te aseguro que no vais a salir “arrastrados”…

M.G.: Quiero decirte, estoy muy emocionado por poder verla, aunque obviamente no me espero ver una película de indios y vaqueros, que ya sé lo que voy a ir a ver, pero me refiero a que tengo muchas ganas de verla… Y no sé qué más decirte…

S.R.: Te va a conmover mucho.

O.M: ¿Por qué creéis que este tipo de cine, tan arriesgado, es tan aceptado fuera de España y, en nuestro país, si no llega a ser por gente como Álex de la Iglesia no llega a poder hacerse?

C.P.: Pues porque la comida rápida es más accesible, es más barata… Y porque a veces en los despachos se diseñan película bajo los criterios de que esto o aquello puede funcionar y esto no… Entonces, que haya gente que se atreva a producir a un autor de tanta autoría como el que dirige esta película, gente que se juega sus dineros, pues es porque es gente valiente, productores que les guste el cine realmente, no sólo el hacer “plata”, y que, luego, les guste acompañar a gente tan creativa y tan artista como Edu en su viaje. Pero, claro, tú sabes que con hamburguesas igual vendes más.

S.R.: Sin menospreciar ningún tipo de cine, es que no se puede utilizar el mismo baremo para valorar todas las películas. Hay jugadores de waterpolo maravillosos e impresionantes e, incluso, en este país, tenemos karatekas y patinadores que ganan competiciones mundiales pero tú no puedes igualar a un señor que hace patinaje artístico, que lo van a ver dos mil personas con un partido del Madrid-Barça que lo queremos ver seis millones de personas. Entonces, los dos son campeones pero cada uno tiene su público. Es algo que los norteamericanos entienden muy bien y es lo que se refiere al target de público. Ellos no hacen series donde aparece el abuelo, el padre y el hijo para que lo vea todo el mundo. Distinguen muy bien…

C.P.: Aquí se tiende a hacer algo muy generalista para abarcar todo el público que se pueda.

S.R.: Entonces, el éxito de una película como Pieles o de otra película que aborda temáticas no tan populares, yo creo que ese éxito no se mide porque vaya a verla las mismas personas que vieron Ocho apellidos vascos, por ejemplo. Se mide de otra manera.

C.P.: En el caso de esta película, es que hay que fijarse que está apoyada por Álex y por Eduardo, que por la tele y por las redes sociales los conocen mucho. Pero tanto Secun como yo hemos estado en otra película de autor, maravillosa, de un director maravilloso que es Félix Sabroso, que se llama El tiempo de los monstruos, con un elenco de soñar, y la peli tuvo sus problemas para llegar al público. Evidentemente, público hay para todo, pero, a veces, cuesta apoyar al cine de autor, mucho. Y, vosotros, los medios tenéis mucha responsabilidad.

S.R.: El cine de autor tiene ahora la problemática, aunque nos queramos engañar, de que ya no va tanto la gente a las salas de cine a ver películas de autor. Otras generaciones anteriores, la de nuestros padres, sí que les encantaba ver una película comercial pero también les encantaba ver un Sam Peckinpah o la película que había triunfado en Berlín o en Cannes. Ahora, realmente, la gente va al cine a ver una superproducción, vivimos en el tiempo de los superhéroes. Ese cine de autor tendrá que encontrar sus nuevas vías de distribución para que tú lo puedas ver; Netflix, HBO, Filmin…

Ya no va tanto la gente a las salas de cine a ver películas de autor. @secundelarosa @jmcruzbar Clic para tuitear

C.P.: Sí, porque mucho adolescente y mucha generación actual consume el cine desde otras plataformas. Gente hasta veintipico años… Yo tengo un hijo de 5 años y lo que le gusta es el móvil. Y yo me pregunto: ¿qué verá él cuando tenga 12 años?¿Y en qué plataformas lo verá? Que también tenemos que ser un poco open mind. Tenemos que ver que las cosas se empiezan a diversificar.

M.M.: ¿Conocíais desde el principio qué canciones iban a ir en la banda sonora de la película? Porque esas canciones marcan mucho a atmósfera de la historia.

C.P.: Eduardo nos lo dijo desde el principio. Tal canción va a ir encima de tales imágenes…

La canción principal de la película es Alguien cantó de Matt Monro. En este vídeo, pueden escucharla:

 

 

O.M. ¿Qué esperáis de Pieles?

C.P.: Pues que va a reventar en taquilla, va a reventar en críticas, que le den un premio mañana, porque se lo merece, y, sobre todo, que le den la posibilidad a Eduardo para que haga una segunda peli. Eso es lo mejor para una persona creativa. Y que nos llame a nosotros también para que participemos en ella…

 

#Pieles va a reventar taquilla y críticas. @candela_penya @jmcruzbar Clic para tuitear

 

S.R.: Ojalá.

O.M.: Candela, en una ceremonia de los Goya, dijiste que no tenías trabajo…

C.P.: Pues sigo en lo mismo. Por eso quiero estar en la próxima película de Edu… Sigo igual. La cosa está jodida…

O.M.: ¿Cómo os llega a cada uno la posibilidad de participar en la película?

S.R.: A Candela porque Eduardo la admira muchísimo como actriz y le dijo: «Ven a hacer esta película y haz el papel que quieras porque me encantaría trabajar contigo». Le ofreció todo porque la admira muchísimo…

C.P.: A Secun, porque lo conoce de toda la vida desde los tiempos de Aida y él conoce su génesis como director, lo ha apoyado en todo el proceso y ha ido sabiendo de la película piedrita a piedrita a piedrita hasta hoy.

M.G.: Para mí es un regalo. Edu y yo nos conocimos de Instagram. Fíjate. Ahí nos conocimos.

S.R.: Esa es la prueba de que las cosas están cambiando. Acabo de participar en el capítulo de una serie, los actores eran jovencísimos, 18-20 años, y yo les pregunté: «¿Habéis hecho una prueba, un casting o algo?». Y ellos me dijeron que no, que les conocían de Youtube o Instagram.

O.M. ¿Tú crees que eso es positivo?

C.P.: Es que no es ni positivo ni negativo, es que los tiempos cambian. Es como cuando mi madre decía «en mi época, sí que eran los artistas buenos»… ¡Qué pesada! Los tiempos cambian y tú tienes que cambiar con ellos porque si no te quedas en la antigüedad y en un «lo que pudo haber sido y no fue». Los tiempos son estos y es lo que hay.

 

#Pieles solo se llevó el Premio del Jurado Joven. Se merecía más. @jmcruzbar Clic para tuitear

 

Como habrán podido ver, la conversación con el equipo de Pieles fue de todo menos ligera o superficial. Abordamos temas de enjundia y nos dijeron cosas muy interesantes. Pieles sólo se llevó el Premio del Jurado Joven. Creo, sinceramente, que se merecía más. Pero al ser una película que abre caminos nuevos y que se adelanta a su tiempo, posiblemente la justicia sobre su valoración aún está por llegar. De lo que no me cabe duda, es que, al final, se convertirá en un clásico indiscutible de nuestro cine. Y MoonMagazine tuvo la oportunidad de vivir el momento en que empezó a formar parte de la historia del cine español. Por ello, fue un momento inolvidable. Y así lo hemos querido transmitir a los lectores.

 Selfies de José Manuel Cruz, responsable de la sección de cine de MoonMagazine, con parte del equipo de Pieles. Arriba, con Ana María Ayala. Abajo, con Macarena Gómez y Ana Polvorosa.

 

 

Pieles

Reseña y reportaje de José Manuel Cruz