Rogue One: una historia de Star Wars

Rogue One es la última ópera espacial producida por Lucasfilm, distribuida por Disney y dirigida por Gareth Edwards, quien hace una apuesta valiente con esta nueva entrega de Starwars, porque nos propone un filme sin caballeros Jedi y eso es muy, muy arriesgado, tan arriesgado y valiente como robar los planos de la Estrella de la Muerte por parte de la tripulación de la aeronave bautizada como Rogue One. Como veremos, este grupo disidente de la Alianza Rebelde decidirá unilateralmente ir en busca de esos planos en pos de la Causa, del «Sueño» de acabar con el Imperio para restaurar la República Galáctica.

La tripulación del Rogue One.

Este primer spin-off de la saga no decepciona para nada, pues, para empezar, te sitúa con exactitud cronológica entre el final de Episodio III: La Venganza de los Sith (y los inicios de la tiranía de Darth Vader y el emperador Palpatine sin haber apenas esbozo del proyecto Estrella de la Muerte) y Episodio IV, Una Nueva Esperanza, donde la recién construida Estrella de la Muerte empezará a causar grandes estragos en el seno de la Alianza Rebelde, destruyendo con su diabólico rayo láser planetas enteros como Alderaan. Pues bien, en Rogue One, la Alianza liderada secretamente por la senadora Mot Mothma (Genevieve O’Reilly) descubre las macabras intenciones del Imperio Galáctico, el cual pretende construir esta arma mortífera para imponer su particular «paz» en la galaxia. En la película se nos presenta al cerebro de la Estrella de la Muerte, Galen Erso (Mads Mikkelsen), quien es reclutado por el director de seguridad del proyecto imperial, Orson Krennic (Ben Mendelsohn), para construir el susodicho artefacto espacial.

Rogue One: A Star Wars Story Galen Erso (Mads Mikkelsen) Ph: Jonathan Olley
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Galen acepta la «propuesta» bajo coacción, pues inicialmente se niega a ser reclutado, con lo cual acaba presenciando el vil asesinato de su esposa, logrando, por fortuna, esconder en un búnquer a su pequeña hija Jyn (Felicity Jones), quien será protegida a partir de entonces por un ex veterano de las Guerras Clon y amigo de su padre, Saw Gerrera (Forest Whitaker). Este original y creíble personaje tiene especial relevancia al principio del filme. Saw Gerrera es el líder de un grupo radical armado que actúa independientemente de la Alianza Rebelde. En el momento en que los hombres de Gerrera interceptan a un piloto desertor del Imperio descubren que lleva consigo un mensaje holográfico donde precisamente el «cerebro», Galen Erso, aparece dando instrucciones precisas de cómo destruir la Estrella de la Muerte: el reactor principal es el único punto débil construido a propósito por su creador. En este punto descubrimos que Galen Erso, el diseñador, es un infiltrado radical de la Resistencia, el cual, en el fondo sacrificó su vida para liderar este proyecto imperial con la intención de construir el arma y provocar a posteriori su automática destrucción (pues, según él, sin su colaboración el Imperio hubiera logrado construir, tarde o temprano, el arma definitiva). Así pues, el esperanzador mensaje de Erso llega de una forma muy oportuna a manos de Saw Gerrera.

Saw Gerrera (Forest Whitaker).

La Alianza trata entonces de contactar con él a través de Jyn Erso, la niña que el ex combatiente protegió durante años, para obtener ese importante mensaje holográfico de su padre. Sin embargo, el jefe de Inteligencia Rebelde que viajará con ella, Cassian Andor (Diego Luna) recibirá órdenes precisas para matar a Gerrera (más tarde también a su padre) y obtener así, sin negociación previa, el valioso mensaje holográfico. Finalmente, el diskette no logra salir del planeta porque este es destruido por una Estrella de la Muerte en fase de pruebas. Afortunadamente, la delegación rebelde logrará huir en una aeronave junto a un curioso droide imperial reprogramado por la resistencia. A partir de ahí la credibilidad de las palabras del mensaje holográfico de Galen Erso dependerán de un mero ejercicio de fe. ¿Es honesto el mensaje de Erso o es una trampa para acabar con la Rebelión? ¿Es Galen Erso un enemigo o bien ha sido siempre un aliado infiltrado? Las dudas se apoderan de la Alianza Rebelde, la cual, finalmente, decide unánimemente no ir a por los planos de la Estrella de la Muerte, pues podría tratarse realmente de una trampa. Nadie confía en Galen Erso ni en su mensaje holográfico. Nadie excepto un grupo disidente de la Alianza que cree ciegamente en Jyn y en su padre, y que decidirá unilateralmente infiltrarse en la base imperial donde se encuentran los planos de la Estrella de la Muerte. Para ello, justificarán su huida ante la torre de control rebelde identificando la nave como Rogue One.

Jyn Erso.

El filme, como he dicho, conecta con el final de Episodio III y el inicio Episodio IV. Es más, las famosas letras iniciales de Episodio I: Una Nueva Esperanza hacen mención al «robo de los planos de la estrella de la Muerte» que llegan a manos de una jovencísima comandante Leia Organa (memorable escena que podemos disfrutar al final de Rogue One gracias a la exquisitez de la tecnología digital) quien dirigirá con éxito la ofensiva final contra el Arma Asesina (ya en la parte final de ese filme).

#RogueOne conecta con el final de Episodio III y el inicio de Episodio IV @XavierAlcover Clic para tuitear

Pero, además, Rogue One nos muestra la mundología Starwars en su máxima esencia, logrando rescatar como un milagro a un digitalmente perfecto Peter Cushing (General Tarkin) y a una joven y perfectamente digital Leia Organa, pero sobre todo mostrándonos los inicios de Darth Vader, cuyas apariciones a cuentagotas acaban por otorgar un sentido completo a esta perfecta pieza de puzzle llamada Rogue One. Encontramos también guiños más o menos perceptibles en función del nivel de «freakismo jedi» que cada uno posea sobre Starwars. Por ejemplo, recuerdo a Bail Organa, senador de Alderaan y padre adoptivo de Leia Organa, comunicándose con el legendario capitán Antiliis, quien no aparece en el filme pero que encabezará en Episodio IV junto a Luke Skywalker la operación aérea que acabará con la Estrella de la Muerte (previo robo de los planos por parte del comando Rogue One, por supuesto).  Pero también, el filme nos brinda con cameos inesperados de C3-PO y R2-D2, con entrañables personajes extraterrestres aliados que son muy divertidos pero que, desafortunadamente, aparecen poco (uno de ellos encarnado por el gran Warwick Davis, alias «Willow») y que constrastan empero con el notable protagonismo que adquieren los clásicos aliados alienígenas con cabeza de calamar al pilotar las enormes naves nodrizas rebeldes. En efecto, la diversión no pasa por alto tampoco en Rogue One, aunque, en mi modesta opinión, este spin-off no logra ser tan divertido como Episodio VII. Tampoco el ritmo de la película me ha parecido  constante, va de menos a más, pero hay momentos lentos y desesperantes solo salvados por un hilo argumental coherente y bien hilvanado, aunque, finalmente, sobre todo al final del filme, se logra poner en tensión al espectador.

Emocionalmente creo que la película se tambalea porque sus personajes no llegan a calar hondo y porque la música, por primera vez, no ha sido compuesta por John Williams a pesar de los himnos de homenaje que nos brinda su nuevo compositor, Michael Giachino. Sin embargo, esto se queda en un mero detalle ante el macro-festival de Star Wars que reciben los espectadores a través de los stormtroopers, los clásicos aparatos de cuatro y dos patas, las naves nodrizas rebeldes, los destructores, los cazas imperiales, la Estrella de la Muerte, Darth Vader, el general Tarkin, Leia Organa… Es decir, todos los elementos que conectan lo «nuevo» con lo «viejo» a la perfección, sin jedis de por medio, y eso, a mi entender, convierte a Rogue One en un éxito y no solo taquillero, sino en una película digna y recomendable que tranquilamente se ha ganado estar entre las cinco mejores películas de Starwars.

#RogueOne, un macro-festival de #StarWars @StarWarsSpain #reseña @XavierAlcover Clic para tuitear

Finalmente, quisiera hacer mención de dos nuevos personajes secundarios que a mí, personalmente, me han parecido interesantes pero que no han llegado a seducirme del todo (aunque podrían haberlo hecho si se les hubiera dado un trato distinto, o incluso, si se quiere, un doblaje distinto). Se trata del monje-guerrero ciego Chirrut Imwe (Donnie Yen), creyente en la Fuerza sin ser un jedi, y de su complemento, «sus ojos», Baze Malbus, un asesino a sueldo empleado de los Rebeldes. Ambos formarán parte de la Rogue One junto a Jinn, Cassian, el droide K-2SO (reprogramado por el propio Cassian) y el piloto Bodhi Rook (no sentí demasiado feeling tampoco con este personaje y me sabe mal. Quizá un segundo visionado del largometraje me haga ver las cosas de otro modo). Los principales líderes del comando, Jyn y Cassian, me parece que hacen un buen papel y, en general, ayudan a crear un equipo de combate bastante singular y pintoresco, el cual será completado por una guarnición de soldados rebeldes voluntarios para la misión que, al final, sí será respaldada oficialmente por la Alianza. Mención especial merece el droide K-2SO, un acertado y divertido personaje que a mí me ha calado bastante hondo, por cierto.

Primera heroína no @Disney que espoleó a más de una mujer en los 70 y 80 #PrincesaLeia @XavierAlcover Clic para tuitear

Es emocionante ver cómo, al final del filme, le entregan los planos robados de la Estrella de la Muerte a una digitalmente «resucitada» Leia Organa para que lidere la ofensiva que veremos después en Episodio IV. Casualmente, al día siguiente de ver la película en el cine, Carrie Fisher fallecía. Por cierto, si escudriñáis un poco la prensa encontraréis magníficos artículos que son un verdadero tributo a esta actriz, la primera heroína no DISNEY de la historia del cine que seguramente espoleó a más de una mujer en los años setenta y ochenta. Sin embargo no todo son malas noticias, cabe decir que el rodaje de Episodio VIII terminó hace meses y que afortunadamente podremos ver a Leia Organa en la próxima entrega de la saga. El «problema» vendrá con Episodio IX, que todavía no se ha rodado, aunque, visto el extraordinario trabajo realizado por LTD con Tarkin y Leia, podemos pensar que dicho «problema» está prácticamente solventado. Rest in Peace, Carrie Fisher y muchas gracias por todo. Estoy seguro de que veremos en el futuro un spin-off sobre Leia Organa. La Fuerza me dice que lo mejor de Star Wars está aún por llegar.

Que la Fuerza os acompañe a todos.

 

Un artículo de Javier Alcover, alias Xavi Wan Kenover