¿Titular? Este artículo editorial no tiene titular

Lo primero que lees de un artículo es su titular. Si atrae tu atención, te detendrás y buscarás la información que te interesa y que esas primeras palabras te acaban de sugerir. Cuando esto sucede, podemos decir que el titular ha cumplido con su función.

Es importante que el titular exprese fielmente el motivo central del artículo. Si la primera información que recibes es del tipo Propiedades terapéuticas desconocidas del tomate y lo siguiente es un artículo promocional que adjunta publicidad invasiva con el objeto de añadir tu dirección de correo a un newsletter, lo único que sacarás en claro es que te quieren engañar.

Esto sucede cada vez con más frecuencia. Es fácil, de todos modos, identificar este tipo de “noticia”: suele proceder de webs cargadas de publicidad de dudosa imagen y escasa credibilidad.

Por otra parte, un titular mal construido puede destruir toda posibilidad de que un buen contenido sea distribuido a lo largo y ancho del universo informativo de Google. No siempre es fácil la elección, depende de factores en los que no me extenderé ahora, voy a centrarme en cómo el uso sensacionalista de un titular se convierte en arma de desinformación y manipulación. Algo de lo que la mayoría de los lectores somos, a priori, conscientes, no descubro nada nuevo a estas alturas. Pero por si acaso.

Un #titular sensacionalista es un arma de desinformación y manipulación. @txaro_cardenas Clic para tuitear

Manipulación y desinformación

Se ha hablado y escrito mucho sobre deporte y deportistas en las últimas semanas, hasta el punto de provocar saturación. Era de esperar, las noticias generadas por un acontecimiento como los JJOO sugieren un entramado de artículos y crónicas que contribuyen a crear un universo informativo y de opinión intenso, aunque fugaz, como lo son, en general, las noticias de actualidad.

Dentro de este maremágnum informativo, han destacado las noticias protagonizadas por las deportistas españolas.

Sobre ellas se ha leído, debatido y protestado. Más que sobre sus triunfos, por el tratamiento que se les ha otorgado en algunos medios de comunicación.

Hemos podido ver titulares con calificativos sexistas que radicalizan el estereotipo; un ejemplo claro podría ser el del artículo en el que se presenta al entrenador como artífice del triunfo de la deportista restándole todo mérito a ella  —el diario deportivo AS se vio obligado a retirarlo por la presión ejercida en las RRSS.

Tampoco la prensa internacional se libra de verdaderos patinazos —si se pueden catalogar de esta manera— en los que destaca el del periodista de la BBC que felicitó al tenista Andy Murray por ser la única persona que había ganado dos oros olímpicos consecutivos en su modalidad, a lo que Murray respondió que Venus y Serena tienen cuatro cada una. En este caso, la lectura a extraer va indefectiblemente unida a la obligación de informarse antes de realizar un trabajo periodístico. Por lo menos, eso quiero pensar.

Ejemplos de mala praxis periodística y uso de estereotipos de sexo. @txaro_cardenas Clic para tuitear

Como dice el profesor de técnicas narrativas Néstor Belda en uno de los artículos publicados en esta revista, «el problema es la repetición de los modelos de comportamientos asignados al hombre, por el hecho de ser hombre, y a la mujer, por el hecho de ser mujer».

Esto es real. La obligación del periodista o del editor es tenerlo en cuenta.

Recientemente, un estudio de Cambridge University Press ha desvelado el uso discriminatorio del idioma (en este caso el inglés) en relación a los roles masculinos y femeninos dentro del ámbito deportivo. Un análisis interesante en el que se apunta, entre otros detalles, la desproporcionada tendencia del lenguaje a remarcar la apariencia, el vestuario y la vida personal de la mujer, primando la estética sobre el deporte.

Language around women in sport focuses disproportionately on the appearance, clothes and personal lives of women, highlighting a greater emphasis on aesthetics over athletics.

Aesthetics, athletics and the olympics (05 AUGUST 2016)

El uso de términos como “edad”, “casada”, “embarazada” o “soltera” contrasta con los usados para ellos, siendo los más frecuentes aquellos que hacen referencia a cualidades como “fuerte”, “veloz”, “grande” o “real”, según este estudio.

Asimismo, el uso de los verbos también denota diferencias de género, por ejemplo, mientras que el hombre “lucha”, “se bate”, “domina” o, sencillamente, “gana”, la mujer “participa” o “compite”.

Todo esto no es casual, lo estamos viendo a diario y no reparamos en ello hasta que aparece un titular que destapa la caja de los truenos. Estamos hablando de una manipulación, a veces sutil, otras más burda, que no viene tan dada por los datos, como por el discurso, el uso del lenguaje: esa convención social basada en los signos que usamos para comunicar. ¿Para comunicar qué?

La misma pregunta me planteo cuando, vagando por Internet, me encuentro con este titular de Terra: Las once mujeres más destacadas en deportes masculinos.

¿Alguien podría decirme qué significa esto?

 

Artículo editorial de septiembre

Txaro Cárdenas

Fotografía: Mat Lee

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