En 1917, su última película sobre la Primera Guerra Mundial, Sam Mendes ha regresado al atractivo del formato one-shot (plano secuencia), como ya hiciera en la primera escena de Spectra (2015), esta vez extendiéndose durante todo el film. La complejidad de la filmación consigue proyectar un ritmo trepidante, llevando la cámara en Jeep, motocicleta, o a pie, utilizando drones para las tomas aéreas y con un diseño de producción, a cargo de Dennis Gassner y Lee Sandales, milimétrico. 

El director Sam Mendes decidió que la película fuese filmada en tiempo real y en un día de narración, para eliminar al máximo el artificio del cine y al mismo tiempo que fuera más inmersiva para el espectador. Para ello contó con el archipremiado director de fotografía Roger Deakins (Skyfall, Blade Runner 2049 y casi toda la filmografía de los Hermanos Coen). Para conseguir una adecuada imagen tuvieron que excavar un kilómetro y medio de trincheras, y conectar las cámaras, grúas y los citados drones. No podían rodar con sol, ni cuando llovía tenazmente, necesitaban una capa de nubes para conseguir la oscura ambientación que pretendía el director y ello dificultó aún más el rodaje.

1917, de Sam Mendes: Un prodigio técnico para mostrar el infierno de la guerra

Pero para mí 1917 adquiere mayor relevancia por el hecho de que el director ha utilizado el gran despliegue técnico para acercar al público más joven a un hecho histórico que cambió el mundo y el mapa geopolítico de Europa. Fue la primera guerra de la era moderna que comenzó con caballos y carretas y terminó con tanques, ametralladoras y ataques aéreos, donde la lucha no se limitó a campos de batalla sino que pueblos enteros de población civil fueron arrasados y todo ello corre el riesgo de ser olvidado al haber transcurrido más de 100 años,  

#1917LaPelicula adquiere mayor relevancia por el hecho de que el director utiliza el gran despliegue técnico para acercar al público más joven a un hecho histórico que cambió el mundo y el mapa geopolítico de #Europa. @OrdunaMaite. Clic para tuitear

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George MacKay y Dean-Charles Chapman encarnan a los personajes protagonistas Schofield y Blake, dos cabos del cuerpo de lanceros del ejército británico con la misión de adentrarse en territorio enemigo con un mensaje para las tropas de su país, preparadas para lanzar un asalto potencialmente catastrófico. Los alemanes realizan una «retirada estratégica», lo que sugiere a los británicos que están huyendo. La realidad es que están al acecho, armados y listos para repeler el ataque británico planificado previamente. Juntos, estos jóvenes soldados deben alcanzar a sus camaradas y detener el ataque, una carrera contra el tiempo y de escasas probabilidades de éxito.

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Inspirada en las historias que contaba el cabo Alfred H. Mendes, abuelo del director, que con 17 años de edad sirvió en la Primera Guerra Mundial del 2016 al 2018, la responsable del guion Krysty Wilson-Cairns trató de plasmar un drama humano, que no requiriese del espectador conocer los detalles de la contienda bélica. Pero para comprender la experiencia y sentimientos de sus protagonistas, la guionista afirma que investigó mucho, viajó a Francia y visitó todos los Museos dedicados a la Gran Guerra y eso se nota en cada detalle, imagen y frase de esta película.  

Inspirada en las historias que contaba el cabo Alfred H. Mendes, abuelo del director, que con 17 años sirvió en la Primera GuerraMundial, la guionista Krysty Wilson-Cairns trató de plasmar el drama humano. #críticacine @OrdunaMaite. Clic para tuitear

A pesar de que tanto el director como la guionista afirman que no es necesario conocer detalles del conflicto para apreciar la película, creo que ampliar nuestros conocimientos sobre la Primer Guerra Mundial nos permitirá comprender el porqué de cada plano. 

Las referencias a la Gran Guerra son más de carácter literario que cinematográfico, ya que éste conflicto no tuvo la atención de la gran pantalla, del mismo modo que la Segunda Guerra Mundial, que generó un gran número de películas. Tal vez porque Estados Unidos fue reacia a participar en la primera contienda, hasta que no se conoció públicamente el llamado telegrama Zimmermann. En dicho mensaje los alemanes, a través de su secretario de asuntos exteriores, instaban a México a atacar al país vecino, a cambio de recuperar sus antiguos territorios del Sur y con ello distraer el interés de los norteamericanos por enviar a sus ejércitos a Europa. Pero al ser interceptado consiguieron el efecto contrario y el 6 de abril de 1917 se aprobó en el Congreso de los EEUU la declaración de guerra contra Alemania.

No creo que sea una casualidad que precisamente el director Mendes sitúe la acción de 1917 el mismo día 6 de Abril. La entrada de los americanos en la Primera Guerra Mundial desestabilizó el conflicto a favor del bando aliado, que después de la ofensiva del llamado «milagro de Marne» donde franceses e ingleses lograron hacer retroceder al ejército alemán en septiembre de 1914, la guerra se estancó durante más de tres años, en el llamado frente occidental, en casi 800 km de trincheras, con un elevado coste de vidas humanas.

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En agosto de 2014 el Reino Unido, en respuesta a la invasión por parte del ejército prusiano de Bélgica y Luxemburgo, declaró la Guerra al país germano, que mantenía una alianza bélica con el Imperio Austrohúngaro, el Imperio Otomano y el Reino de Bulgaria. Durante las primeras etapas de la guerra, muchos ingleses, con una amplia variedad de razones, decidieron alistarse voluntariamente a las fuerzas. Tal y como nos narra el poeta, historiador y novelista en un Adiós a todo eso, Robert Graves, una temprana autobiografía que escribió en 1929, antes de abandonar su Inglaterra natal para siempre. 

En ella realiza una detallada descripción de su brutal experiencia en las trincheras durante la Primera Guerra Mundial, en la que sirvió como un joven oficial de tan solo 16 años y que le dejarían una profunda huella. El barro y la persistente lluvia, la escasez de alimentos, la desmoralización, las constantes bajas, el miedo a la muerte, pésimo material para enfrentarse a los nuevos métodos de guerra, hizo que Graves lo comparara con las máquinas de hacer salchichas de la época: «por un lado metes carne y por el otro te sale desmenuzada».

En equidistante simetría  a dicha experiencia tenemos la novela de Erich Maria Remarque, Sin novedad en el frente que muestra los horrores de la guerra desde el punto de vista de un joven soldado alemán, que se publicó también en 1929. Un año después el director estadounidense de origen moldavo Lewis Milestone, llevó a la gran pantalla la novela de Remarque con el mismo título, considerada hoy un duro alegato antibelicista.

Sin novedad en el frente

En el transcurso de la guerra, el reclutamiento británico se redujo drásticamente durante los años siguientes, especialmente después de la batalla del Somme, donde se produjeron más de  500,000 bajas. Como resultado, se introdujo por primera vez en Inglaterra el servicio militar obligatorio en enero de 1916 para los hombres solteros y se amplió en mayo a todos los hombres de 18-41 años de edad. Lo que explica la baja implicación de los soldados, en algunas escenas de la película. 

Paralelismos, referencias literarias y cinematográficas de la Gran Guerra en #1917LaPelicula que nos permitirán comprender el porqué de cada plano: Robert Graves, Milestone, Kubrick, Peter Weir. #Cine con @OrdunaMaite Clic para tuitear

En la película 1917 se hace referencia a la incompetencia de algunos oficiales, la toma de malas decisiones del Alto Mando Militar o el desprecio que muestran por la vida de sus soldados encarnado por reconocidos actores como Colin Firth o Benedict Cumberbatch. Aunque tan solo se representa con una pincelada de pequeños detalles, tal vez haciendo alusión a la película también antibelicista de Stanley Kubrick, Senderos de gloria ,de 1957. 

En el desarrollo de la trama de 1917 se puede reconocer cierto paralelismo con la película Gallipoli (1981) dirigida por Peter Weir, por el retrato de una amistad entre los dos protagonistas y una memorable carrera a pie por el campo de batalla. 

En #1917LaPelicula se puede reconocer cierto paralelismo con #Gallipoli (1981), de Peter Weir, por el retrato de una amistad entre los dos protagonistas y una memorable carrera a pie por el campo de batalla. #Cine con @OrdunaMaite. Clic para tuitear

Recordando Gallipoli.

Pero, sobre todo, es de referencia el documental realizado por Peter Jackson en 2018 titulado They Shall Not Grow Old (Ellos no envejecerán), donde rinde homenaje a los soldados que participaron en la I Guerra Mundial con motivo del primer centenario del armisticio en noviembre 1918. El documental retrata a la perfección el sinsentido y carnicería de la Primera Guerra Mundial y su guerra de trincheras. Jackson empleó metraje original remasterizado y coloreado, testimonios reales y material inédito hasta el momento, reflexionando sobre las secuelas físicas y mentales ocasionadas por el conflicto, así como las graves consecuencias que que marcó una toda una generación prácticamente perdida por la exorbitante cifra de víctimas, casi un millón de ingleses y millón y medio de franceses.

Según la historiadora y novelista Bárbara Tuchman en su magnífico Los cañones de agosto, premio Pulitzer de 1962, el curso de la Primera Guerra Mundial determinó los términos de la paz posterior, la configuración del periodo de entreguerras y las condiciones para que se produjera la Segunda Guerra Mundial.  

La película de Sam Mendes se alzó hace una semana con dos Globos de Oro a Mejor Película Dramática y Mejor Director y cuenta con diez nominaciones a los Oscar incluyendo mejor película, director y guión original.

Sin duda, 1917 lo merece.

 

1917

Dirección: Sam Mendes

Guion: Sam Mendes, Krysty Wilson-Cairns

Música: Thomas Newman

Fotografía: Roger Deakins

 

 

Una crítica de Maite Orduña Miró

Cine hasta el amanecer

 

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