Alumbramiento, poemario de Marcos Gisbert. La búsqueda de la palabra

Marcos Gisbert Ferri es un poeta nacido en Valencia en 1983, autor del poemario Alumbramiento. Además de la poesía, también se dedica a las artes escénicas. De hecho fue ganador del XIII premio LAM para textos teatrales LGTBI 2019, convocado por la Fundación SGAE y la Asociación Cultural Visible, con su obra La armonía de las esferas. Es graduado en Lengua y Literatura Españolas por la UNED, y en Arte Dramático, especialidad de Dramaturgia y Traducción, por la Escuela de Actores de la Fundación Shakespeare, y ha escrito y traducido diversas piezas teatrales.

Reseña: Alumbramiento

Pero ateniéndonos a su poemario Alumbramiento, que es lo que nos ocupa en esta reseña, hay que decir que Marcos Gisbert, con originalidad y sencillez, ha conseguido una obra maestra, profunda y culta de principio a fin.

El texto se divide en cuatro capítulos: Génesis, Embrión, Alumbramiento y Adenda.

1. Véanse los siguientes versos del primer poema correspondiente a Génesis:

Quisiera encontrar esa palabra que convierte/ el sol en sol, el agua en agua y el viento en viento./ Esa palabra que sola crea el mundo./ La que sirve para nombrarlo todo.

En el segundo poema:

Estoy amueblando el infierno,/ moldeando el aliento del sátiro,/ tejiendo la manta del convicto,/ encontrando la palabra exacta/ —¡hay tantas!—/ que ordene el caos de ruido y humos.

Y en otro de los poemas de este apartado dice:

Oye el mundo extinguirse/a través del cristal que llora./ Oye a tus ancestros gritar, por sobrevivir en la memoria.

Se aprecia que estamos ante un autor inconformista, como muchos de nosotros, con el mundo que nos ha tocado vivir, al que ve desvanecerse, sin remedio, y sueña que, quizás, la palabra correcta, la no escrita en los libros sagrados sobre la creación, pudiera salvarlo. De ahí su búsqueda e incursión en latitudes desconocidas.

En este capítulo hemos localizado imágenes preciosas como:

«Calavera de alabastro blanco». «Con mar de algodón cubro un campo de zarzas» o «Se disuelve en la boca de la noche amarga», entre otras muchas que distribuye por el texto y que le dan calidad.

2. Al principio del único poema del capítulo Embrión nos dice:

Creo en un mundo de artistas/ donde el límite de las acciones/ lo marca solo el ozono./ Nadie conoce el sufrimiento,/ porque todos somos ángeles/ expulsados de un paraíso/que supimos recuperar.

Vemos los cambios que el autor ha pergeñado. Nos traslada a otras estancias, donde nadie es quien era, y se acerca a lo arcano, a lo divino, a ese estado de bienestar y a esos seres incorpóreos, donde no existe el cainismo, la envidia ni otros pecados mundanos.

3. Y llegamos al capítulo Alumbramiento

Aquí apunta ya a la dualidad cuerpo y alma, a la muerte del cuerpo. «Oigo un eco de violines» —dice:

Se lamentan por su tiempo/ frágil y hueco,/ el dulce tiempo/ en que un día fueron dios.

La belleza ha existido,/certera,/como el pisapapeles/sobre los documentos/ de la expropiación de mi alma.

En la siguiente estrofa pone los pies sobre la tierra:

Hablan de inadaptados,/ vagos, soñadores,/hablan de gárgolas/ y peligros sociales./ Sabed que hablan de vosotros.

Aquí se anuncia lo demoníaco representado en las gárgolas, al hombre con todos sus defectos, de nuevo. El bello sueño del paraíso, no ha sido más que eso: una alucinación deseada.

Y en otro poema dice:

¿Ya estáis muertos?/ Una muerte prematura/para seres prematuros./ Nadie se libra del horror,/ni siquiera el verdugo.

La muerte lo arrasa todo. El hombre muere un poco cada día de su vida hasta llegar al desenlace final.

4. Adenda

En este añadido, la palabra que anda buscando el poeta lo acerca al sol, a quien pregunta de qué materia está hecho el amor, y este contesta:

Con alma de pájaro y cuerpo de estaño.

“Yo podría incendiar todos los montes del planeta,/ secar todos los océanos,/ inundar la tierra de magma sacudiendo los volcanes./ Puedo convertirlo todo en ceniza/ y hacer de tu globo una orquídea marchita.

«No te canses, poeta, en querer cambiar las cosas ni en buscar la palabra que todo lo puede, porque el sol, el agua y el viento son las verdaderas palabras. Y todos los seres vivos dependen de estos elementos» —viene a decirle. 

Conclusión del reseñador: Los artistas, a veces nos empeñamos en imitar al Creador o creemos que hubo artistas en algún tiempo que fueron semidioses. Sin darnos cuenta de que somos mortales, y si no nos aproximamos a la creación, menos a cambiar nada de lo hecho.

Marcos Gisbert, partiendo de una ilusión, ha creado una obra redonda en la que se acerca a la perfección, y sus versos, muy elaborados, producen paz al leerlos, pues en ellos no hay sobresaltos. Y a la vez hacen pensar en su teoría. Observo un manejo preciso del pensamiento. Versos concisos, en los que nada falta ni sobra. De visión introspectiva, a través de los cuales hace un viaje iniciático que partiendo de lo real, transita por lo arcano, lo deseable y vuelve al punto de partida.

He de decir que he disfrutado mucho con su lectura, con su originalidad. A ratos me ha parecido estar leyendo a Ángel González, José Hierro, Kavafis o Brines, y he podido comprobar la talla poética de Marcos Gisbert Ferri, a quien deseo mucha suerte y éxitos con el libro, que de seguro los tendrá. Enhorabuena y gracias por haberme permitido el honor de reseñarlo.

Alumbramiento

Marcos Gisbert

Libros Indie

Reseña de  José María García Plata

Portada de la reseña: David de la Torre

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