Ángel Padilla, conocido como «el poeta de los animales», es un artista cuya obra es un referente en diferentes estudios y ensayos realizados por varias Universidades de habla hispana y en muchas de nuestras aulas universitarias. Lo avalan más de veinte años de carrera literaria y una larga trayectoria de obras publicadas: poesía, narrativa, piezas de teatro, antologías, tratados de poesía contemporánea y canciones.

Pero lo que diferencia a este poeta del resto es su conciencia del mundo, su modo de ver la vida. Esta visión está íntimamente ligada a su obra y a su modo de vivir en sus ya 25 años de activismo para exigir la abolición de la propiedad de todos los seres vivos. Un poeta comprometido con la naturaleza, los animales no humanos y el medio ambiente. Y con el deseo de que ningún ser vivo sea usado, porque no son objetos.

La obra de Ángel Padilla, #ElPoetaDeLosAnimales, es un #referente en diferentes estudios y #ensayos realizados por varias #Universidades de #hablahispana y en muchas de nuestras #aulasuniversitarias. @AnimalPadilla @pilar_garcia__. Clic para tuitear

Pasemos ya a conocer un poco más a Ángel Padilla.

Entrevista a Ángel Padilla, el poeta de los animales

Pilar García: —Qué le impulsó a tomar el camino del arte como medio de expresión.

Ángel Padilla: —Me siento como un ave al que se le pregunta por qué vuela cuando salta de la rama y por qué canta cuando canta, cuando se me pregunta sobre el arte (aunque confieso que celebro siempre la pregunta porque va al centro de la cuestión, de mí y de todos).

En forma natural desde pequeño comencé a desarrollar actividades creativas, dibujaba cosas sin cesar, y escribía poemas. El dibujo y la palabra siempre han ido de la mano hasta que se me separaron, ambas expresiones entendieron en mí tácitamente que con la palabra podía hacer más, por mi carácter, que con la pintura. Mi carácter no es estático, como lo es un cuadro. Siempre he sentido este mundo humano como algo ajeno a mí, siempre me he sentido un extranjero. La palabra me servía mejor para interpelar a los que dibujaban este mundo tan feo y tan insoportable. Un profesor de instituto gallego que hizo una antología en la que, en mis inicios aparecí, dijo de mí que mi expresión era muy pictórica. Al tiempo he ido reflexionando y es cierto, sale en forma natural. En mis poemarios se pueden ver, en la composición de los versos de los poemas esculturas, en la forma en que fluye el verbo en mi narrativa y poesía, siempre sigo un ritmo musical interno. Siento que todas las artes confluyen en la palabra, si uno está dispuesto a ser generoso y humilde y prestarles atención. Aquí se vierten. Y de lo que decimos parte todo, o muere todo.

También puede ser importante nombrar una infancia infernal que sufrí junto a mis hermanas y hermanos y madre contra un padre ogro maltratador. Creo que todo escritor, los más duros de roer y con más vocación, venimos de una larga guerra o no soportamos para nada el mundo en que vivimos.

PG: —¿Cuándo toma Ángel Padilla conciencia del animalismo?

Ángel Padilla:—Viví en un mundo falseado como todos los demás, en que comer animales era muy normal, tan normal como atarse las zapatillas o ducharse. Sobre los veinte años vi una revista de una asociación protectora donde se decían cosas sobre los animales, cosas que no sabía. Poco a poco fui buscando información —siempre he sido un ávido lector, en todas las casas en que he estado las paredes han estado atestadas de libros— y al descubrir realmente, y digo realmente, lo que ocurre con los animales en el mundo humano, sobre todo a los destinados a la comida, decidí firmemente que me haría vegano. En ese tiempo no era como ahora, que hay respaldos científicos, médicos, etc.; en aquel tiempo hacerse vegano era como caer en una secta, la familia se alarmaba y te decían que enfermarías, se te caería el pelo y morirías. Era un acto de resistencia con todas sus consecuencias. Pensaba que podría enfermar, pero me daba igual. Con el tiempo fui viendo, y con la llegada de Internet, que tomé el camino correcto. No sólo no se enferma, sino que es lo adecuado para estar más sano. Quien come animales come esclavitud y penas cósmicas, toxinas y medicamentos; el carnista es muchísimo más propenso a todo tipo de enfermedades, y graves, que el vegano.

Hoy, con las redes y la información por todos lados, nadie puede estar tan en babia como yo estaba en ese tiempo, donde todo se ocultaba. Hoy con las redes siguen intentando, los de los lobbys de trata de animales, sepultar con mentiras su Holocausto —recordemos los anuncios de Pascual—. No obstante, la información a favor del veganismo, y seria, es demoledora. Entiendo que hoy quien no se hace vegano es por motivos de ignorancia, de dejadez moral, de egoísmo. No hay motivo ya para proseguir con esta farsa que le lleva la vida a miles de animales en el mundo por segundo. Vivir en un infierno no es sano, por eso el humano está loco. Para sanar hay que empezar a limpiar la casa de la mentira que la cubre como un polvo de siglos.

Creo que todo escritor, los más duros de roer y con más vocación, venimos de una larga guerra o no soportamos para nada el mundo en que vivimos. #Entrevista: @AnimalPadilla, activista de la palabra y la vida. @pilarmariagr. Clic para tuitear

PG: —¿Qué mensaje quiere gritar al mundo con su activismo?

Ángel Padilla: —Que la Tierra nos llama, que la Tierra nos implora, que está de rodillas. Que ella nos dio a la luz, porque trajo a nuestra madre. Que la Tierra está llorando mucho, que vean qué ocurre con los cielos y las catástrofes ambientales. La Tierra no se venga: está convulsionando. Que nadie más que nosotras y nosotros podemos parar esto. Y sólo puede ocurrir con la desmantelación de los Estados, del —como denominaba a este mal primordial el poeta anarquista Jesús Lizano— «dominantes y dominados». Un cambio de paradigma radical. No a la competición. No al amor a las patrias. Abajo todo lo que no sume para reparar el desastre. Aporta o aparta. Lo vamos a lograr. Nosotras somos más que ellas, nosotros somos muchos más millones que ellos.

PG: —Cómo le explicaría a quien ahora nos lee que animales somos todos, animales humanos y no humanos.

Ángel Padilla: Es mero asunto de ciencia biológica. La descripción biológica de nosotros desde la biología es que somos animales mamíferos, animales al fin. El concepto de humano se ha creado para establecer un apartheid entre nosotros y el resto de los animales. Por eso dije antes que la palabra da la vida pero también la quita. Cuando al toro se le puso el complemento «de lidia» mataron al toro. Dicen que han creado un toro nuevo, es falso. Un toro es un toro. Un gato es un gato. No existen los gatos ferales. Existen los gatos abandonados. No existen las mujeres de compañía. Con la palabra han deconstruido las cosas más sencillas, más de sentido común, para elevar una farsa mundial donde los humanos, cómodos en ella porque quedan en mejor resultado que los demás —animales— se sienten cómodos. Todos somos animales, sólo que nosotros nos vestimos. El resto de los animales, abundaría, son más inteligentes que nosotros, analizando el concepto de inteligencia en amplio; según el psiquiatra Francisco Alonso Fernández, la inteligencia consiste en resolver un problema de la forma más sencilla y formal para ti y para el resto. En esa reflexión los animales no humanos en esta tierra son la inteligencia personificada, su cadena trófica ha tenido a la tierra girando plácida y en un desorden ordenado sano y equilibrado durante edades inmensas. Sólo a la llegada del humano industrial y del humano con la cabeza destartalada, el capitalista, el animal humano ha dado más importancia a su ropa, a su coche, a su casa y a quien votaba antes que a sus propios pensamientos y a los intereses de los que más próximamente le rodeaban. Podemos decir que estamos en sociedad dentro de una enorme secta destructiva. Despertar aquí y verlo es demoledor, pero hemos de despertar a los dormidos. Y no queda tiempo. No podrá ser de forma amable. Las luchas contra la esclavitud negrera funcionaron igual, con cubos de agua muy fría para los dormidos. Se quemaron centenares de campos de algodón, en las revueltas finales de esclavos y cuando los antiesclavistas estaban más cerca de conseguir la libertad de los negros. Las sufragistas feministas también tuvieron que usar sus brazos y luchar, más allá de su palabra. Yo llamo a esta lucha nuestra La Bella Revolución porque nuestros defendidos no se nos unirán nunca, como se unieron las mujeres entre sí para pelear por sus derechos, o los negros a los blancos antiesclavistas para proclamar su emancipación. Los animales nacen en la oscuridad y desde el primer minuto de palpitarles el corazón en esta tierra —cercados por hierros y por voces de maltrato— ya sienten miedo, un miedo que no les desaparecerá hasta que el matarife los cuelgue del gancho y de la manera más atroz los descuartice conscientes (existe el método «legal» de «sacrificio» de animales, que es el aturdimiento previo: sólo hay que ver vídeos en Internet de mataderos para ver que los animales con ese sistema «legal» y «de bienestar» siempre quedan conscientes en uno u otro grado, se bambolean mientras se les amputa patas y lengua, se les raja de arriba abajo, y con prisa, que el siguiente animal ya grita (de espanto) demasiado y molesta. Al fin, no importa si realmente fuéramos algo más —que no lo somos— en concepto que el resto de los animales. Ya es tiempo de que la palabra respeto signifique de verdad respeto. E igualdad, para todos los seres, no sólo para los humanos. «Todos somos iguales. Algunos más que otros.», reza en Rebelión en la granja, y todavía sigue esa consigna torticera, traidora y abyecta.

Yo soy un animal. Ya me despojé del sambenito de ciudadano, no voto. Votar es gritar a los cuatro vientos la insignificancia del ser, del individuo, dejar los asuntos comunales y particulares en manos de otros. Y a la vista de cómo va esto con «gobernantes», en pirámide ascendente hasta los que tienen los botones cerca del dedo para destilarse el mundo en segundos con bombas atómicas, o tomamos partido todas y todos ya, o esta vida no habrá valido la pena ser vivida.

Haberse arriesgado por lo inocente, por quien está en apuros, por la causa más relevante de toda la historia de la humanidad, vale mucho más la pena que haber muerto sano y salvo pero habiendo vivido con miedo y sin dignidad.

PG: —El veganismo es mucho más que no comer carne ni productos animales, se ha convertido en una filosofía y un modo de vida. Nos podría explicar qué es ser vegano.

Ángel Padilla:Me considero obrero y luchador en el movimiento de la liberación animal, que es aquel que abrirá camino a La Bella Revolución, momento en que decenas de miles de manos abrirán decenas de miles de jaulas y claustros, y los animales andarán por las ciudades generando la única debacle, y justa, que dará a todo un giro de 180º. Ni políticas ni manifestaciones en sociedad, liberar a los y las esclavas, son billones. Vegano es sólo no comer animales. En realidad forma parte de una militancia. No es una forma de vida, quien entienda el veganismo como tal, se siente estático. Y ser vegano es movimiento. Es una más de las formas de desobediencia al horror y de devolverle los honores a la palabra respeto, a la palabra dignidad, y por supuesto, a la palabra amor.

Uno no debería explicar por qué es no pederasta, o no violador.

Llegará un día en que nadie pueda preguntar a un vegano por qué lo es.

Es lo justo. Es lo moral y lo ético. Además, yo sabía desde el inicio de tornarme vegano que lo hacía por los animales no humanos, pero también por los humanos. Porque me había informado bien de cómo se maneja la mafia cárnica con los espacios terrestres, arrasando todo lo que encuentra a su paso, poblados indígenas, animales que habitan esos bosques, todo lo queman para generar pastos que den grano para alimentar principalmente a los animales estabulados, los que dan la leche y la carne a los que habría que preguntarles, a estos sí, ¿por qué comes crimen? ¿Por qué ahora que se sabe que comer animales, cuya esclavitud en masa en todo el planeta es la generadora de la mayor concentración de CO2 por encima de la del tráfico rodado, sigues haciéndolo? ¿Por qué si te digo que donde comen 20 veganos, en cuestiones de terreno cultivable, sólo come un carnívoro, y si el mundo se tornase vegano no existiría el hambre en ningún país llamado pobre, ya no podría llamarse pobre a ningún país? ¿Por qué quien aún no es vegano al leer que la Tierra sólo podrá salvarse si dejamos de consumir animales, no contrasta lo que estoy diciendo en las publicaciones serias que elija, en terreno científico, médico, etc., y se une a esta marcha contra la muerte de nuestra madre, que con tanto amor y esperanza nos dio la vida y ahora permitimos que entre unos cuantos, millones permitimos que muera, estamos, como una montaña enorme, viéndola caer (el Ártico se derrite, como la poca dignidad que nos queda)?

Si el mundo se tornase #vegano no existiría el hambre en ningún país llamado pobre. Mientras, el Ártico se derrite, como la poca dignidad que nos queda. #Entrevista: @AnimalPadilla. @pilarmariagr. Clic para tuitear

PG: —En su obra Ángel Padilla defiende la vida de todos los animales, pero también del medio ambiente. ¿Cómo cree que hemos llegado a esta situación critica medioambiental?

Ángel Padilla: —Imagina que tenemos siete hijos. Los educamos a nuestra manera, sin que tengan contacto con otra información que la nuestra —eso es una sociedad humana—. En un pueblo alejado de todo, con siete casas. Quizá les digamos que si cuidan los huertos de determinada manera los cultivos dan más cosecha. Quizá el invento que usamos para ello no sea adecuado y algún hermano proteste. Pero la gula —los placeres, la avidez, la ambición— puede y los huertos, usando esa mezcla de sulfatos, otorga frutos más enteros y cosechas más seguras; el hermano que protesta porque puede que haya más frutos, pero lo que se usa en los campos no es bueno para el entorno y el aire, se le añada otro, pero los demás callarán y pensarán que no será para tanto, y seguirán los métodos peligrosos para tener más resultados en las cosechas. Esos siete hermanos y hermanas se enfrentarían entre sí al final, cada hermano es un Estado, los padres intervendrían casi como si no estuvieran, pero azuzarían a sus hijos para conseguir sus fines, pues los padres están a favor del más cosecha al coste que sea. Una hermana morirá, por los productos que se echan a los prados y verduras en el aire. Los padres, sabedores que es por los venenos, falsearán la cosa, diciendo que murió por tropezar con una piedra. Poco a poco la mentira y la confusión es más moneda de cambio que la verdad en esa familia, al fin y al cabo se han educado siempre con un pensamiento único que no ha tenido contacto con oxígeno de información del exterior.

El hermano rebelde intenta un buen día robar todo el veneno del establo y es disparado por otro de sus hermanos. A partir de entonces negarse a seguir lo que decida la mayoría, esto es: los padres susurrando al oído de los hijos, y los hijos más egoístas, la mayoría, haciendo lo que creen les favorece más, sin pensar en la otredad, es traición y merece la expulsión o la muerte. Al final tanto uso de esa cosa que hacía que los frutos salieran menos tocados por los bichos y en mayor número es tanta en los huertos que todos acaban enfermando, el aire huela a azufre, dos hermanos, enloquecidos por fiebres y delirios por ese producto se enfrentan a disparos desde los tejados de las casas y por los campos, uno de ellos pega fuego al complejo de casas y mueren todos.

Un pájaro sobrevuela ese conjuntito de casas y piensa: «Vaya panda de imbéciles». Y se aleja al otro lado de las montañas.

Esto: todos nosotros.

Este #mundo de #histéricos sólo cambiará cuando vea a sus #monstruos, los #animales secuestrados, entrando a sus #casas, tumbando las #paredes, #parandoeltrafico para siempre. @AnimalPadilla #entrevista @pilarmariagr . Clic para tuitear

PG: —¿Qué futuro le ve a nuestra tierra? Las previsiones no son muy esperanzadoras.

Ángel Padilla: La liberación de todos los esclavos animales. En un futuro en que ya no quede casi nada. En mitad de un desastre mucho peor que el actual, la única acción que nos podría redimir algo de todos los males cometidos, la apertura de todas las jaulas. Freud decía sobre los histéricos y sobre casi todos los males mentales, que sacando a la luz nuestros fantasmas, verbalizándolos, entendiéndolos, aquello era la única vía de curación. Este mundo de histéricos sólo cambiará de visión cuando vea a sus monstruos, los animales secuestrados, millones, entrando a sus casas, tumbando las paredes, corriendo por los jardines por donde antes jugaban los niños, entrando a las iglesias, parando el tráfico de las autopistas para siempre. Enfrentando al humano a un cambio rotundo o nada, porque todo quedará derruido y habrá que comenzar de cero.

Una experiencia así —es mi visión más acentuada en mi poética— será profundamente revolucionaria, morirá el humano «de la razón» para dar paso a un nuevo estadio mental. No sé cuál. Si diera todas las respuestas caería en el error que ha llevado a esta sociedad a ser estúpida, querer explicarlo todo.

La duda en nutricia, la aventura es la oportunidad.

PG: —Cuéntenos los proyectos que tiene en mente, novela, poesía, activismo.

Ángel Padilla: —Seguir llevando la bola de luz junto a tantas manos, junto a otras tantas manos en esta larga noche; hasta que amanezca, y queremos ser ahora entre todas/os el guion, que desde nacer nos han engañado y vamos a enunciar el mundo en forma distinta, con hechos distintos.

De eso habla mi poemario que sale pronto Es tan culpable el que canta para no oír a los fusiladores que los fusiladores, de la mano de la editorial Amargord, en la colección «Voces del Extremo», habla de una coral de voces que sí existe, que sí quiere dar luz y que sí quiere intervenir en la oscuridad, que queremos hablar en el silencio gélido que todo lo pudre, que queremos que este silencio sea olvido y nazca un aire floral con milicianos de los montes donde cada voz sea escuchada.

No soy un escritor para entretener, soy un miliciano de la palabra bala y rifle verde que se aúna con otras y otros milicianos para la batalla creativa por Gea. @AnimalPadilla #entrevista @pilarmariagr #ElPoetaDeLosAnimales. Clic para tuitear

Quedo a la espera de que vayan saliendo las otras dos novelas de la trilogía de animales y ecologismo, cuya primera entrega es Mundo al reves: Origen y Sportula tan bien está tratando. Las siguientes, ya escritas pero inéditas son Mundo al revés: The Best y Humanzee; considero que son mundos nuevos en que se habla de la verdad, donde los que dicen en el argumento, que para mí es tan real como lo que vemos, son voces que siempre han estado aquí pero no se les ha dado altavoz. Sobre todo Humanzee puede que sea de mis novelas más hermosas en tanto a cántico coral de voces que por fin pueden hablar, lo denomino, aún siendo novela, «mi mejor poema».

"Mundo al revés: Origen. Ángel Padilla

La historia de la humanidad también es una historia de maltrato animal, de desprecio por la naturaleza, de dar la espalda a nuestros orígenes, de destrucción del medio en el que vivimos.

En activismo no cesaré nunca en tanto siga escribiendo, y lo seguiré haciendo siempre, mi palabra es viva y sale del libro inane. No soy un escritor para entretener, soy un miliciano de la palabra bala y rifle verde que se aúna con otras y otros milicianos para la batalla creativa por Gea.

A la espera de que vayan saliendo las otras dos #novelas de la #trilogía de #animales y #ecologismo, cuya primera entrega es Mundo al reves: Origen y que @SportulaEd tan bien está tratando. @pilarmariagr #entrevista @AnimalPadilla. Clic para tuitear

Veré cuando doy a editar mi poemario La Bella Revolución, que tiene un largo anexo denominado «Consideraciones sobre La Bella Revolución», porque ese momento en que suelte ese libro lo he de tener muy muy claro que está cerrado, porque es de mis Palabras medulares.

Seguiré entrando con el hecho poético en los lugares oscuros y de maltrato y esclavitud; si pude detener un paso de moros y cristianos para llamar esclavistas a los caballistas, interrumpir un coloquio de toreros en un gran auditorio atestado de gente leyendo a voz en alto mi «Tauromañana»; si puedo entrar junto a un guitarrista a un cuartel de la Guardia Civil leyendo el poema «La Liberación del Pájaro», del inédito Daniela, si puedo salir ileso después de recitar poemas antitaurinos entre emboladores en uno de los más peligrosos pueblos de Castellón, Arañuel; si podemos entre todas y todos hacer lo que se cree es imposible, seguiré alzado y alzando. Este camino de la beligerancia contra un sistema incapaz y mortal no tiene marcha atrás, y es muy ancho, cabemos todos, todas, llamo a mis iguales en alegría para un sol que alumbre solo pueblos dignos. Que se aparten a nuestro paso los que por miedo abrazan a los carceleros. Cada vez que abro los ojos en la mañana sé el valor de mi vida, de la vida, de cada vida, cuando firmas un contrato con otros ojos tristes que te suplican, y sabes que como ésos hay billones, es de por vida.., sólo soy eso, ni menos ni más que vosotros, y de este escrito salgo ahora para quedarme en sustrato:

Imaginad una paloma volando

una paloma que se posó en lo alto de la reja de una penitenciaría

y rompió a volar al mirarla los presos

y los presos en su vuelo fueron libres.

Imaginad un cielo limpio.

Ángel Padilla es un artista que rebosa sensibilidad y ternura, un activista beligerante, un miliciano de la palabra en pro de la vida. Un escritor comprometido con los seres vivos y con la naturaleza.

Gracias, poeta de los animales, por su cálida acogida y su sencillez durante la preparación de esta entrevista.

Pilar García

Fotografía de portada: Elisa Ramón

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