Cambio de rasante supone el regreso del detective Anastasio Rojo y su joven compañera Verónica. Después de Equinoccio, donde los caminos de ambos se cruzaran por primera vez, Jimena Tierra los presenta en su segunda novela, con una relación profesional en vías de consolidación y un interesante grado de vinculación personal.

Como ocurre con las grandes series negras y policíacas, Cambio de rasante no exige una lectura de la entrega previa, pues resiste a la perfección un acercamiento primario y casi inocente; el lector que conoce ahora por primera vez a estos personajes no los disfruta ni los comprende menos que si llegara a ellos después de Equinoccio.

Desde luego, la trama trepidante es fundamental para este disfrute, pero también lo son la caracterización y la presentación gradual de los acontecimientos que han ido marcando la vida de Verónica y Rojo. Pero, como también ocurre en las grandes sagas, quien ha leído la entrega previa y se ha encariñado con los personajes agradecerá reencontrarlos y volver a ser partícipe de los hitos de su evolución personal. Verónica y Anastasio Rojo se cuelan en lugares prohibidos, investigan a la luz de las linternas, huyen de matones despiadados y se encuentran a punto de morir en varias ocasiones a lo largo de una novela dinámica, casi vertiginosa. Pero también sufren la soledad el uno sin el otro, la nostalgia de la pérdida, la herida imborrable de traumas que es mejor no recordar y, sobre todo, la ternura de tenerse. Estamos ante una pareja de detectives muy original, que excluye por completo el factor de la tensión sexual a cambio de una relación entrañable y familiar. Al fin y al cabo, Anastasio es un padre que ha perdido a su hija de manera violenta; Verónica es una joven de pasado muy oscuro que, más allá de una venenosa secta satánica, no ha tenido nada similar a una familia. Ambos se necesitan el uno al otro de una manera reconocible, aunque exenta de tópicos.

Cambio de rasante de @jimena_tierra es una #novela dinámica, casi vertiginosa. Una complejísima historia de venganza, ambición y secretos que saca a la luz la deshumanización silente del mundo contemporáneo. @TierraTrivium. @rosaggv. Clic para tuitear

Anastasio y Verónica no son los únicos protagonistas, ni siquiera los dos más importantes, y Cambio de rasante se aleja de otras novelas policíacas también en el uso de los demás personajes.

La obra, sin llegar a ser estrictamente coral, se articula en torno a una multiplicidad de puntos de vista. A los de los detectives hemos de sumar el de Regina Ménguez y el de Daniel Careaga, personajes absolutamente centrales de los dos primeros capítulos de la trama. Ambos tienen en común, entre otros elementos, su capacidad de propiciar un replanteamiento profundo de las opiniones del lector y a arrojar a la hoguera sus prejuicios. La culpa es del impulso asesino de Regina, encarnado en extrañas visiones efímeras que la impulsan a clavar abrecartas y a disparar semiautomáticas. Y del vivo impulso sexual de Careaga, que le lleva a engañar a su mujer una y otra vez, a ejercer el control sobre sus amantes, a buscar con desesperación el sexo fuera de su matrimonio.

Ni Regina ni Daniel parecen el perfecto héroe de novela, ni existe una pretensión lejanamente comparable. A cambio, estos rasgos de carácter los hacen más humanos, más cercanos a la «sustancia gris» que distingue a un buen personaje dramático de uno corriente: no hay bondad o maldad absoluta en el mundo real, como tampoco en Cambio de rasante. En razón de la paradoja o de una justicia poética muy bien conducida, los defectos de Ménguez y Careaga —extremos, terribles— son los que, en cierto modo, terminan por salvarlos; desde el momento en que el lector comprende la justificación que la autora tiene para ellos, termina por obviarlos y, una vez que logran su objetivo, por disculparlos. Regina Ménguez se erige en una vengadora que no ceja en su empeño de castigar a quienes le han causado el peor de los daños. Daniel Careaga se redime parcialmente de su carácter dominante, que lo hace despreciable en más de una ocasión, con una nostalgia creciente por su mujer, a punto de dar a luz lejos de él. La redención total llega después.

En medio de esta lista de personajes centrales, van y vienen otros de no menor importancia. Algunos de ellos son antagonistas y pueden llegar a aparecer ante el lector como personajes de perversión sin fisuras. Pero ¿no son la ambición, el dinero, el poder, el prestigio… anhelos perfectamente humanos? Capdevila, el rector de la Universidad de Albahaca; el violento vigilante alemán, Roberts; la directora de la residencia de ancianos, Bridget Bauman; la periodista Almudena Blasco, cuya intervención resulta inesperadamente crucial en la trama; el doctor Wölke, titubeante entre un cierto escrúpulo moral y la máxima tácita del «todo por la ciencia»… Todos ellos se dan cita en una complejísima historia de venganza, ambición y secretos que saca a la luz la deshumanización silente del mundo contemporáneo, donde somos poco más que objetos al servicio de algo oscuro e invisible.

Jimena Tierra no escatima en escenas de alta carga sexual, durísimas vejaciones y asesinatos descritos con todo lujo de detalles. La sangre, el barro, la porquería de las alcantarillas salpican al lector gracias al dominio indiscutible de la metáfora que ostenta la autora. Algún que otro laísmo delata su origen madrileño, pero su prosa es ágil o densa a voluntad. Las imágenes son poderosas y carnales; el vocabulario, amplísimo. Y la documentación, impecable.

Cambio de rasante tiene, en suma, todos los ingredientes para convertirse en una lectura absorbente, que el lector devorará con ansiedad, muchas veces a costa de horas de su sueño.

Advertencia: una vez que se duerma, puede que descubra pesadillas que han sido alimentadas con alguna de las sórdidas escenas de la obra. Lo que, paradójicamente, constituye un catártico disfrute para los amantes de la novela negra, muy negra.

Cambio de rasante de @jimena_tierra posee todos los ingredientes para convertirse en una #lectura absorbente. Para amantes de la #novelanegra muy negra. @TierraTrivium. #Reseña de @rosaggv. Clic para tuitear

 

Cambio de rasante, Jimena Tierra (Grupo Tierra Trivium, 2016): una novela perturbadora que no se deja soltar

 

Cambio de rasante

Jimena Tierra

Grupo Tierra Trivium 2016

Colección: Tinta y sangre

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 Reseña de Rosa García Gasco