Capri c’est fini
Et dire que c’était la ville
De mon premier amour,
Capri c’est fini,
Je ne crois pas
Que j’y retournerai un jour.

Nueva sección "El tocadiscos". Hoy, Neil Sedaka con su inolvidable "Oh! Carol". Por J. J. Conde.

 

Hoy, en El tocadiscos, Radio Sevilla y Capri c’est fini, de Hervé Vilard

Por J. J. Conde

¡Cuántos sueños en aquella época, José Luis, amigo! Cuando con los corazones henchidos de ilusión adolescente nos encaminamos hacia Radio Sevilla, para participar en un concurso de cantantes noveles, ¿te acuerdas?

Valientemente, bien apretados los pantalones de campana y sin apenas equipaje, subimos al tren plateado de la mañana dispuestos a ejercer de alumnos privilegiados de Hervé Vilard. Tú, llevando bajo los brazos el borrador de las escalas y la letra de Capri c’est fini. Y yo, entre las cuerdas de mi guitarra, los acordes insistentes en re y en la de Mourir ou vivre.

Saboreamos los espacios inmensos y desgarrados de la Giralda. Nos adentramos, como gnomos, por entre las callejuelas adoquinadas, estrechas y enigmáticas del barrio de Santa Cruz. Adquirimos en «Casa Damas», ubicada entonces en la calle Sierpes, las partituras a piano de tu canción de oro. Y, por último, tomamos posada en un Hostal de poca monta de la hoy denominada Avenida de la Constitución. Que estuvimos repasando nuestras canciones durante el resto de la tarde, pues a la mañana siguiente nos esperaba el debut.

Y vino el debut. Y vinieron los sueños, ¿lo recuerdas…? En directo. En la sala recoleta de Radio Sevilla, repleta de chavalas y chavales y de familias enteras que no se perdían ni uno de aquellos domingos de las estrellas.

El escenario de tablas rancias, la menguada orquesta, el pianista de la pajarita blanca en un rincón haciéndote ademán porque viajabas hacia Capri… La palmadita del presentador sobre mi hombro, mi guitarra de cuerdas metalizadas… Los aplausos, los aplausos…

¡Cómo nos temblaba todo en aquel estudio! ¡Y qué huérfanos nos sentíamos..! Pero ¡cuántos sueños en aquella época, José Luis, amigo!

La ilusión puesta en aquel concurso en Radio Sevilla y #Capri c'est fini. #Años60 @jotajotaconde Clic para tuitear

Capri, la violetera y el padre abad

Por Moon

Diecinueve años tenía Hervé Vilard cuando saltó a la fama con Capri c’est fini, su primera canción. Cierto que contó con el apoyo de la cantante Dalida, pero hasta entonces su vida no fue, lo que se dice, un camino de rosas.

Hijo de una florista y vendedora de partituras —la pobre mujer era violetera, que aunque parezca evocativo era una «profesión» bastante precaria—, el pequeño René Villard (más tarde cambiaría su nombre por el de Hervé Vilard) vino al mundo un 24 de junio de 1946 en el asiento trasero del taxi que conducía a su madre al Hospital Saint Antoine de Paris. Seis años más tarde, madre e hijo fueron separados por orden judicial y el niño ingresó en el orfanato de Saint Vincent de Paul, de donde intentó fugarse en numerosas ocasiones.

Contrariamente a lo que pueda parecer dados los antecedentes, el joven René no fue un niño desdichado, tuvo la fortuna de ser acogido por varias familias que le brindaron hogar y apoyo. Apenas cumplidos los once años, apareció en su vida la que sería figura clave en su formación: el abad Angrand. Bajo su protección, René recibió una esmerada educación y obtuvo su certificado de estudios.

A los catorce años descubrió que la música era su futuro y tras desempeñar varios empleos, uno de los cuales fue el de vendedor de discos, conoció al crítico Daniel Cordier y a la que poco después sería su madrina artística, la famosa cantante Dalida.

¿Y qué pasó con su madre, Moon?

Gracias a la iniciativa de un periodista, consiguió encontrarla cuando ya era un cantante famoso. Intentó vivir con ella, pero parece ser que no consiguieron establecer un vínculo lo suficientemente firme, a pesar de lo cual, Hervé se hizo cargo de ella hasta su muerte.

¿Sabías que Hervé Vilard escribió Capri c’est fini tras ver una foto publicitaria de esta bellísima isla en el metro?

Quizás fuera esta… aunque seguro que esa es otra historia.

#Capri, la violetera y el padre abad. La historia alucinante de Hervé Vilard. @txaro_cardenas Clic para tuitear

capri

 

J. J. Conde

Txaro Cárdenas