En Cluedo huele a muerto desde el primer momento. Y eso nos lleva al juego de mesa, de no hace tanto, en el que uno movía una ficha por distintas estancias de la mansión Tudor, tratando de averiguar quién ha matado a quién, en qué estancia y con qué arma.

Cluedo ha dado lugar a juegos de rol, obras de teatro, shows de televisión, videojuegos… Hay también una adaptación cinematográfica: Clue, dirigida por Jonathan Lynn y John Landis en 1985.

Vamos a ello, a las andanzas de la Srta. Mostaza, el Coronel Lilas, la Srta. Amapola, la Sra. Tizón, el Profesor Verde, la Sra. Celeste, la Sra. Señora, el ama de llaves Aldaba, Servillet, Coliflor, el policía, la automovilista que pasaba por allí, personajes todos de la adaptación de Carlos Manzanares y Trece Gatos.

Cluedo, por Trece Gatos. Foto: Alfon García

Cluedo, por Trece Gatos. Foto: Alfon García

Los seis primeros personajes, los que tienen nombres coloridos, han recibido la misteriosa invitación de un anfitrión desconocido para acudir a una singular mansión apartada y lóbrega. La trama se ubica en Nueva Inglaterra, en 1954, en pleno macartismo, lo que facilita encontrar motivos para el chantaje: todos guardan un secreto y todos son chantajeados desde hace tiempo. Cada uno recibirá un arma: el candelabro, la pistola, el tubo de plomo, la soga, el puñal y la llave inglesa. Todos tienen motivos para asesinar a su chantajista. Así pues, adelante, ¡a por el crimen perfecto!

La noche es lúgubre, tormentosa, y la tormenta provoca ocasionales cortes de luz que, bien aprovechados, facilitan el homicidio. Los personajes se desesperan y temen ser los siguientes. Se cruzan acusaciones, se desvelan anteriores relaciones, se enreda cada uno en su pasado. Estamos ante un juego de competencia, de eliminación del adversario, de cómico darwinismo social. Todos corruptos y todos chantajeados.

Pero también estamos ante la parodia de un género policiaco, el whodunit, cuyo epítome son las novelas de Ágata Christie. El género, sin duda, tiene una gran vitalidad. Diez negritos —y algún otro título de la misma autora— es una de la novelas más traducidas y vendidas de la historia; y la versión teatral de La ratonera se ha representado en Londres ininterrumpidamente desde su estreno en el West End en 1952.

Género popular, pues, que alcanzó su esplendor en las décadas de 1920-40, y que sin duda tuvo en cuenta Anthony E. Pratt cuando diseñó y puso a la venta el juego Cluedo original hace ya nada menos que setenta años, en 1948.

Cluedo, por Trece Gatos. Foto: Alfon García

Cluedo, por Trece Gatos. Foto: Alfon García

En la versión de Carlos Manzanares, el género, además, está pasado por el filtro del humor absurdo. Hay precedentes en los humoristas españoles de la denominada «otra generación del 27». Algunos de ellos cultivaron la parodia del género policiaco. Miguel Mihura en El caso de la mujer asesinadita (1946), Edgar Neville en El malvado Carabel (1935), La torre de los siete jorobados (1944), El crimen de la calle bordadores (1946); etc. El mismo humor astracanado está en todos los personajes de Cluedo, el juego de la sospecha, que ofrecen réplicas inverosímiles y desvelan pasados y relaciones inauditas.

Los estáticos personajes del juego, pues, han cobrado vida: carrera arriba, carrera abajo, se mueven entre una estancia y otra por los largos pasillos de esta mansión de paredes transparentes. Hay una puesta en escena original, escueta, al modo de Dogville, de Lars von Trier. Y hay una concepción cinematográfica que configura las escenas en cuadros mediante el movimiento de los actores, que atrae la mirada sobre determinadas composiciones y juega con el montaje. También la música contribuye a recordarnos el origen fílmico de la obra, pues la banda sonora subraya el estado de ánimo de los personajes y nos chantajea emocionalmente.

Cluedo, por Trece Gatos. Foto: Alfon García

Cluedo, por Trece Gatos. Foto: Alfon García

La compañía Trece Gatos estuvo recientemente en la Gran Vía madrileña con dos de sus platos fuertes: Sueño de una noche de verano y El maleficio de la mariposa. En sus cuarteles de invierno, la Sala del Mariano, antes de reponer Cluedo, el juego de la sospecha, montaron Lisístrata cabaret, una versión cabaretera de la comedia de Aristófanes.

Fiel a la filosofía de Trece Gatos (muchos personajes, acciones corales…) en Cluedo destaca sobre todo el conjunto, pero también el nivel de las interpretaciones es muy notable. Una obra compleja, divertida, llena de movimiento y diálogos a múltiples bandas, que presenta el teatro como un juego.

#Cluedo, el juego de la sospecha, versión de @Trece_Gatos, en la Sala del Mariano, Madrid. ¡Yo no me la perdería! Reseña @avazqvaz Clic para tuitear

Cluedo, el juego de la sospecha estará en la Sala del Mariano (Usera, Madrid) los viernes y sábados a las 20.30, en principio hasta el 24 de febrero.

Se puede reservar la entrada en Atrápalo.

Cluedo, el juego de la sospecha

Adaptación y dirección: Carlos Manzanares Moure

Reparto:

Sra. Aldaba: Raquel León

Servillette: Eva Martínez

Coliflor: Nuria Vaz

Coronel Lilas: Carlos Manzanares

Srta. Mostaza: Marina Moragrega

Profesor Verde: Juan Carlos Gómez

Sra. Celeste: Marisa Ruiz

Sra. Tizón: Laura Luna

Srta. Amapola: Carolina Pérez

Sra. Señora: Mayte García

Policía: Alberto Márquez

Chica que chocó con el coche: Rocío Martínez

Diseño Gráfico: Carlos Manzanares Moure

Luces y sonido: María Díaz

Fotografías: Alfon García

Producción: Trece Gatos