No puedes exigirle a un artista que cree obras maestras, pero puedes pedirle que lo intente.

El idioma de la noche, de Ursula K. Le Guin

Nadie debería dudarlo: Ursula K. Le Guin es una de las escritoras de fantasía y ciencia ficción más importantes del siglo XX. No solo innovaba a la hora de crear, sino que siempre mostró una gran humanidad a la hora de explorar la maravilla de la oscuridad, el idioma de la noche. Si bien se consagró con Terramar, saga a la que volvió varias veces a lo largo de su vida, también creó interesantes obras como Los desposeídos o La mano izquierda de la oscuridad, clásicos que se están recuperando en nuestro país gracias a diversas iniciativas, como la biblioteca creada por Ediciones Minotauro. Otra faceta que me agrada de la escritora es la que poseía como pensadora. No podemos obviar que Ursula K. Le Guin también fue una hábil ensayista; en nuestro país, la editorial Círculo de Tiza publicó Contar es escuchar, un interesantísimo compendio del modo de ver el mundo de la autora, y ahora es la editorial (y librería) Gigamesh la que publica El idioma de la noche. Ambas obras se complementan y nos permiten atisbar por qué es tan valiosa la forma de pensar de la escritora estadounidense, y por qué deberíamos explorar la noche junto a ella.

El idioma de la noche, de Ursula K. Le Guin

Ursula K. Le Guin: una autora revolucionaria

Muchos podríamos catalogar a Ursula K. Le Guin de pionera (ahí tenemos a sus personajes sin género, a sus jóvenes magos que estudian en academias antes que otros…), aunque ¿se puede escribir ciencia ficción sin serlo? Por desgracia, sí; como ya vimos en el estupendo documental Los mundos de Ursula K. Le Guin, la autora siempre fue una anarquista que nunca se conformaba con la sociedad ni consigo, sino que siempre estaba aprendiendo y desarrollándose. Por eso, no se quedó en la ciencia ficción banal o en la fantasía bárbara de baratillo, sino que directamente profundizó en los personajes que creía ver en la lejanía y cuya historia intentaba desentrañar. Cuando se percató de que la mayoría de sus personajes eran masculinos, decidió explorar a los femeninos, como vimos en las continuaciones de Terramar. Leer su obra es ver una clara revolución, una clara competición consigo misma. Y es que Le Guin siempre defendió la creación artística y el derecho de la ciencia ficción de no ser un género que tuviese que ocultarse, como lo era cuando se escribieron la mayoría de estos ensayos e introducciones (antes de los años ochenta), y eso significaba con no conformarse con ser basura.

El idioma de la noche, de Ursula K. Le Guin

El idioma de la noche: ensayos sobre fantasía y ciencia ficción expone muchas de las ideas y teorías de Ursula K. Le Guin sobre la ciencia ficción, el arte, la creación, la mujer, la libertad, la censura… A través de sus certeros ensayos, Le Guin explora su idea de la verdad y la búsqueda del subconsciente en el arte, muy marcada por el pensamiento de Carl Jung o el taoísmo. Y como cualquier lector puede ver en la sección de ensayos de su web, Le Guin no aburre, sino que nos permite viajar con ella en busca de la razón de ser de cada uno de sus ensayos, que sirven de base para futuros estudios gracias a la completa bibliografía que aparece al final del volumen.

'El idioma de la noche: ensayos sobre fantasía y ciencia ficción' expone muchas de las ideas y teorías de Ursula K. Le Guin sobre la #cienciaficción, el arte, la creación, la mujer, la libertad, la censura… #Crítica: @Carlos_Eguren. Clic para tuitear

Aparte del puro ensayo, también hay cierto crítica a autores anteriores o contemporáneos: vemos cómo Le Guin defendía el legado de dispares escritores como J. R. R. Tolkien, creador de El Señor de los Anillos, o Philip K. Dick, padre de la paranoia de El hombre en el castillo, a la vez que toma con delicadeza sus primeras lecturas (lord Dunsany) y aprovecha para meter cizaña con el devenir comercial de Roger Zelazny, por ejemplo. 

El deber fantástico

Es gratificante ver cómo en nuestro país empieza a reconocerse el trabajo de Le Guin como se merece (Minotauro editó una preciosa edición ilustrada de Terramar a finales de 2020). Por su parte, Gigamesh hace un trabajo correcto con El idioma de la noche al crear una portada interesante y una edición en tapa dura, sin erratas y con buena letra, pero como el lector ya sabrá, al ser una editorial pequeña (y tras el palo de perder los derechos de Canción de hielo y fuego de los cuales vivió mucho tiempo -como pudo-), el precio alcanza unos veinte euros por unas doscientas sesenta páginas que se antojan pocas. Lo digo porque, si nos centramos en la selección, si bien algunos ensayos han perdido cierta vigencia (Contar es escuchar tenía un espectro temporal más amplio), el mensaje sigue siendo contundente y explora diversos temas que apasionaban a la autora: la creación de mundos, la libertad, el feminismo, los orígenes de la fantasía, el deseo de dar a empaque a la ciencia ficción…, pero gran problema es que es una muestra más que un plato completo. Cada uno de los que llegue al libro encontrará una pequeña veta: el lector de Le Guin descubrirá interesantes detalles sobre sus mundos, el aficionado a la ciencia ficción hallará un motivo para seguir luchando y escapar del gueto, el escritor oirá eco de sus experiencias al leer las de la autora que nos mostró la sabiduría de los dragones… Pero ¿alguno de ellos se colma por completo? Estamos, por tanto, ante una especie de abanico, de menú degustación de muchísimos temas, aunque muchos de estos tentempiés no terminen de saciarnos debido a que podríamos seguir comiendo mucho más de lo que nos ofrecen.

@EGigamesh hace un trabajo correcto con El idioma de la noche al crear una portada interesante y una edición en tapa dura, sin erratas y con buena letra. #Crítica: @Carlos_Eguren #cienciaficción @GigameshTienda. Clic para tuitear

En cuanto al estilo de Le Guin, es una ensayista brillante, amena y contundente, que sabe sostener sus argumentos, aunque algunos sean rebatibles. A menudo, podemos imaginarla con una sonrisa irónica en sus labios y con el genio demostrado cuando, por ejemplo, recibió el National Book Award. Le Guin siempre luchó por ser indomable y lo demostró hasta el final, como vemos en ese discurso, pero también al principio, como leemos en los ensayos de El idioma de la noche. Eso no quiere decir que no se la pueda discutir (es más, este tipo de libros deberían ser una invitación a la discusión): si bien defiende que la ciencia ficción no es absoluta basura y que tanto los escritores como los lectores deben comprenderlo, sí considera porquería a los cómics (pura mercadotecnia). Podemos llegar a entender que no conociese esta forma artística, pero ella se centra solo (parece ser) en los superhéroes (la rama más comercial y popular) y se olvida de la amplitud de miras del tebeo; porque aunque el cómic de superhéroes experimentaría una gran evolución a partir de los ochenta (después de que estos ensayos y ponencias se creasen), la visión clasista de Le Guin en este punto nos hace pensar en ella tomando su monóculo y levantando el pulgar mientras bebe su tacita de té. Lástima, porque siempre demostró unas amplias miras y una visión del mundo capaz de captar de un modo empático la visión de los demás sobre un asunto. Le Guin, al fin y al cabo, era humana y, precisamente por eso, la seguimos leyendo, discutiendo y, por fortuna, descubriendo.

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El idioma de la noche: ensayos sobre fantasía y ciencia ficción

Ursula K. Le Guin

Gigamesh

Amazon

Reseña: Carlos J. Eguren
Montaje de la portada de la reseña: David de la Torre


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