Cruz, de Nicolas Ferraro. El apellido es una enfermedad hereditaria

No hace referencia a ningún objeto, ni a ninguna frase hecha, Cruz es simplemente un apellido. No uno cualquiera, sino uno predestinado a la caída y el hundimiento. Compartido por Samuel, Seba y Tomás, padre y dos hijos. El apellido es una enfermedad hereditaria. Primera frase de la novela. No se puede esperar ninguna comedia con este inicio, pero si continúa con «las herencias más jodidas no están guardadas en cajas» la declaración de principios está hecha.

Samuel siempre se ha movido entre la basura, entre quienes dejan para los demás remordimientos, conciencia o un poquito de corazón. Y eso se pega. La cárcel ha sido un continuo en su vida. Sus dos hijos mamaron esta vida desde pequeños con una madre que los abandonó y saben perfectamente que es muy difícil desprenderse del aroma a basura cuando te has criado en su regazo.

La familia, como tantas otras veces, une, pero no por amor sino por obligación, por no se sabe qué regla no escrita que obliga si se es de la misma sangre, aunque en la relación domine el rencor e incluso el aborrecimiento. Y tremenda es la obligación si se trata de compensar los errores de los tuyos ante quienes se dedican al tráfico de drogas y de blancas. Las mujeres son mera mercancía, un producto más, desde casi niñas.La historia transcurre entre Argentina y Paraguay, en plena selva con el río Paraná como lugar donde se comercia, se mata y se muere.

Lo mejor de Cruz, la novela de Nicolás Ferraro, porteño de nacimiento, son dos puntales. Primero, conseguir a través de una prosa ágil, con un lenguaje apropiado a los protagonistas, ir elevando paulatinamente el tono de la novela desde actitudes tranquilas como la decepción vital o la tristeza hasta situarnos entre feroces conductas como la violencia más extrema o sentimientos viscerales como el odio ante circunstancias ineludibles y personas que se interponen en nuestro camino.

Nicolás Ferraro

La segunda es la poesía. La que consigue mantener a pesar de ir navegando entre tanta podredumbre del espíritu humano que considera a sus semejantes únicamente como un producto que se compra y se vende sin derecho a nada más, la diferencia es estar en uno u otro lado. Pues a pesar de ello Nicolás Ferraro siempre encuentra un rayo de belleza que no de esperanza.

Prepárense para una experiencia dura con este finalista del Premio Dashiell Hammett 2017. Cruz, como suena, de Nicolás Ferraro. Y reeditada por Delito, que continua con su excelente labor editorial.

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Reseña y diseño de portada: Josevi Blender

(que lo ve todonegro)

CRUZ

Nicolás Ferraro

Delito

Novela Negra