Desconfía, me susurra al oído la última creación de Arretxe, pero soy incapaz, cada vez que un nuevo capítulo en la vida de Touré llega a mis manos, el deleite de los sentidos está asegurado, sin resquicio alguno por el que pueda colarse la más mínima duda.

Séptima novela de la saga, y permanece fresca y sorprendente. ¿Cómo es posible que siga dejándote con ganas de más? Pues muy sencillo (es una forma de hablar). Ambientándola en el lumpen francés, dotando a Touré de un estatus que ni se atrevió a soñar, y orbitando a su alrededor, mafiosos abominables, policías de moral distraída, taberneros de mirada torva, ludópatas irredentos, amigos de amigas, y fantasmas pasados pero no olvidados.

#Desconfía es la séptima novela de la saga de Touré, y permanece fresca y sorprendente. ¿Cómo es posible que siga dejándote con ganas de más? Eduardo S. Petite te #recomienda la última de @ArretxeJon @ereinargi. #NovelaNegra. Clic para tuitear

Dice la expresión: «para gustos los colores», y como en uno de sus subyugantes libros de viajes, siete son también los colores que conforman su arco iris, fenómeno óptico transformado en puente por el que cruzar a un mundo formado por siete capítulos, con siete tonos de experiencias reales, como real te hace sentir Arretxe todo lo que escribe, ya sea vivido o imaginado.

Por eso me atrevo a decir que, en mi humilde opinión, en Desconfía, a pesar de todo lo vivido, hay un punto de inflexión que forma una fisura en la vida de Touré, separando presente y futuro sin remedio, sin retorno: jamás podrá volver. Ha perdido definitivamente esa esperanza firme por la humanidad, sello de identidad de nuestro protagonista, y su carácter ha quedado marcado con el hierro de la difidencia hacia todo lo que le rodea, absolutamente todo.

En #Desconfía, Touré ha perdido definitivamente esa esperanza por la humanidad, su sello de identidad. Reseña de la séptima novela de la saga del burkinés, que de Bilbao se nos fue al Pirineo Navarro, para acabar en el lumpen de París. Clic para tuitear

Como todas las novelas de la saga, Desconfía se puede leer de manera independiente, sin dejar de disfrutar ni un ápice con cada página, aunque puedo asegurar que una vez que Touré te da la mano, es muy difícil soltarla. Curiosamente aprieta fuerte, y puede que hasta sude, pero el calor que trasmite esa piel, te recuerda a la de un bebé, al que te sientes obligado a proteger pase lo que pase.

Siempre es difícil reseñar una novela que forma parte de una saga, porque tienes miedo de pecar por repetitivo al presentar al protagonista, y luego además, está el problema de no meter la pata desvelando algún suceso importante de sus predecesoras. Y es por eso que voy a ser breve en ambos casos y luego remataré detallando lo que me ha hecho sentir.

Touré, burkinés, nacido en Gorom-Gorom, y afinando un poco más, remedando el parto de Edith Piaf, pero sin glamour. Superviviente incansable y trotamundos por obligación, en los últimos años se ha desplazado de Bilbao a París, haciendo escala en el Pirineo Navarro.

Desconfía, comienza de la mejor manera posible, con Touré y Yareliz, su recientemente adquirida compañera de viaje, viviendo por primera vez de manera desahogada, o mejor dicho, de lujo. Pero si acudimos al refranero popular, y juntamos; «poco dura la alegría en la casa del pobre», y «por la caridad entra la peste», el desastre está servido.

Touré podrá ser muchas cosas, pero de ningún modo un desertor de la empatía. Ha sido víctima de tanta miseria, como para que ahora, los turbios vapores que emana la opulencia, por muy espesos que sean, puedan ni siquiera velar mínimamente su sentir. Y es por eso precisamente por lo que se verá de nuevo inmerso en una trepidante aventura, plasmada con la elegancia a la que nos tiene acostumbrados el autor, en un lienzo cuyas pinceladas lo cubren por completo, no hay lugar para tela en blanco. Una vez más entran en juego los colores, en cuya paleta Arretxe los ha mezclado de manera magistral. Tenemos los claros, como son la felicidad de poder enviar dinero a la familia, saldar cuentas pendientes y por qué no, los pequeños, y a veces inadvertidos, placeres de la vida como es el comer y beber. Aparecen también, como no puede ser de otra manera, los oscuros, más predominantes en el día a día de nuestro resiliente protagonista. Estos matices, duelen a la vez que enseñan, y no son otros que el miedo, la violencia y dejo para el final uno de los peores, la decepción. Y claro está, en el medio, una surtida combinación de tonos saturados de misterio, pasión y peligro a partes iguales y que provocarán todos en conjunto, un síndrome Stendhal de manual a todo aquel que lo contemple.

Para terminar diré que Desconfía me ha hecho recordar a un viejo amigo, Malaussène. No sé si por deambular por el multicultural y marginal barrio de Belleville, por rodearse de los más variopintos personajes inimaginables, o incluso por ser el receptor inmerecido de muchos palos, pero de lo que no hay duda es que tienen vivencias en común. Para mi sorpresa, hacia el final de la novela, encontré un detalle sobre una mesilla de noche que me sacó una sonrisa.

Me siento fatal por lo que voy a decir, pero a pesar de la tortuosa vida, eufemísticamente hablando, que carga a sus espaldas el gran Touré, estoy deseando que Jon Arretxe siga empujándole hacia nuevos destinos donde continuar disfrutando de sus desventuras.

A pesar de la tortuosa vida que carga a sus espaldas el gran Touré, estamos deseando que @ArretxeJon siga empujándole hacia nuevos destinos donde continuar disfrutando de sus desventuras. #Desconfía @ereinargi. Clic para tuitear

 

 

 

Desconfía, de Jon Arretxe: Touré se adentra en el París más oscuro

 

 

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Reseña de Eduardo S. Petite

Diseño de portada de la reseña: David Verdejo

 

 

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