Hoy, en Corto Adictos, presentamos a Jonathan Franco.

Jonathan Franco combina terror y humor para sorprender y crear emociones

Si la semana pasada empezamos esta nueva sección de MoonMagazine en Valdepeñas (Ciudad Real), hoy nos trasladamos a Málaga.

Allí, nació en 1987, Jonathan Franco, quien en su currículum se identifica como director, guionista, cámara, editor y, entre comillas, actor. Los cortos que, hasta la fecha, ha realizado Jonathan tienen una doble vertiente temática: unos se centran en el género del terror; otros, en el del humor. En ambas, hemos encontrado elementos de interés que hacen que se merezca figurar en esta sección como un talento a seguir en su futura trayectoria.

Jonathan Franco

¿De dónde viene tu pasión por el cine?

Fui atrapado para siempre por la magia del cine cuando acudí por primera vez a una sala con cinco años para ver Parque Jurásico (1993) de Steven Spielberg. Mi primer contacto cinematográfico fue este blockbuster de proporciones jurásicas… Sin embargo, poco tiempo después, me encontré de nuevo ante la gran pantalla para ver algo diametralmente opuesto: una película de Woody Allen, Poderosa Afrodita (1995), película que también supe apreciar y disfrutar con tan sólo 7 años, ante la sorpresa de mis mayores.

Desde entonces, fui creciendo mientras iba llenando mi imaginario con todo tipo de películas. Desde dramas como La vida es bella (1997) de Roberto Begnini, de géneros inclasificables como Pulp Fiction (1994) de Quentin Tarantino,  grandes películas de acción como Terminator 2 (1991) o Aliens (1986) de James Cameron, comedias como Mejor… imposible (1997) de James L. Brooks y Algo pasa con Mary (1998) de Bobby y Peter Farrelly, pasando por el cine de animación con historias como las de La bella y la bestia (1991) o Toy Story (1995) y terminando con el cine de terror con films como El exorcista (1973) de William Friedkin, La noche de los muertos vivientes (1968) de George A. Romero o The Ring (2002) de Gore Verbinski.

Toda esta trayectoria de visionado de películas resultó en una mezcla de influencias difícil de acotar, a la que también hay que sumarle un sentido del humor formado por series de televisión como Los Simpson o Mr. Bean. Un sentido del humor del que no se podría desprender cuando empecé a escribir mis primeros guiones al iniciar mi carrera en «Comunicación Audiovisual» en 2010, en la Universidad de Málaga.

Me sorprendió que tus cortometrajes tuvieran dos vertientes claramente diferenciadas. Unos, se mueven en la órbita del género del terror y otros en el de la comedia. En función de las películas que te han influido, me lo empiezo a explicar. ¿Hay algún otro motivo que justifique tu inclinación por dos tendencias tan diferentes?

Jonathan Franco: son géneros que tienen en común esa capacidad de sacar al espectador una emoción tan visceral y primaria como son la risa o el miedo.

Puede parecer extraño que una misma persona cree historias de géneros tan opuestos como son el terror y la comedia. Sin embargo, creo que ambos géneros tienen algo muy importante en común, y es esa capacidad de sacar al espectador una emoción tan visceral y primaria como son la risa o el miedo. Tanto las pelis de terror como las de humor nos hacen sentir esas emociones que nos hacen conectar al cien por cien con el momento y nos hace olvidarnos de todo lo demás. Cuando estás riéndote con un gag o te mueres de miedo con una escena de terror, te sientes realmente dentro de la historia, provocan reacciones reales, y creo que por eso son mis géneros favoritos. Aunque al mismo tiempo es complicado encontrar algo bueno y que realmente merezca la pena, pero cuando se encuentra es algo flipante.

Otro aspecto que me hace inclinarme por el humor es el hecho de que cuando quieres contar algo o mandar un mensaje «serio» o crítico, la gente se lo toma mejor si dicho mensaje está disfrazado de comedia o se le cuenta con tono de humor o a través de un personaje cómico. Creo que la mejor forma de transmitir una idea o un mensaje es divirtiendo y entreteniendo al espectador. Por eso mi principal objetivo es entretener y divertir, ya sea con la comedia o el terror, si consigo que alguien termine de ver el corto por voluntad propia ya soy feliz, pero si además consigo hacerle llegar el mensaje… ¡pues mejor todavía!

Además, ¿a quién no le gusta partirse de risa o pasar miedo (siempre desde una posición de seguridad)?

La mejor forma de transmitir un mensaje es divirtiendo al espectador @jonyman87 @jmcruzbar Clic para tuitear

¿Nos podrías comentar cuál ha sido tu trayectoria profesional hasta la fecha?

Durante el primer año de carrera conocí a mi compañero y actual socio Juan Manuel Chacón, junto con el cual escribí y dirigí mi primer cortometraje Los entresijos de la mente (2010), una parodia sobre el típico documental americano guiado por un experto, en este caso el «Doctor Entresijos», papel cómico que también interpreté.

En mi segundo año, dirigí y escribí en solitario Ahorra agua o muere (2011), un mini corto de terror y humor de 3 minutos en el que un hombre sufría un fatal desenlace por dejarse el grifo del agua abierto. También debo señalar que participé como actor en varios cortometrajes realizados por mis compañeros de clase, interpretando papeles como el de un zombi o una «víctima» que huía de un asesino en serie.

El tercer año se podría decir que fue el año más prolífico de mi carrera universitaria, pues fui el guionista, director y protagonista de cuatro cortometrajes, todos ellos de humor: El tráiler falso de una supuesta película llamada Soñar puede causar impotencia (2012), una historia que relacionaba la «parálisis del sueño» con las personas que nunca llegan a ponerse en marcha para intentar cumplir sus sueños; PepePaco (2012), un microcorto en el que un personaje llamado Pepe mataba a su amigo Paco, y éste volvía para vengarse convertido en zombi; Buen Provecho (2012), la «odisea» de un joven independizado que vuelve a su antigua casa para visitar a su madre y tiene que «sobrevivir» a sus lentejas; Stop Gaming (2013), un corto rodado al completo en plano secuencia en el que se hacía un homenaje a los videojuegos.

Terminé el año dirigiendo y escribiendo dos cortometrajes junto a mi compañero y amigo Juan Manuel Chacón: El Jardinero (2013), primer corto en el que dejaba de lado la comedia. Protagonizado por Juan M. Chacón, narraba la historia de un jardinero que ocupaba su tiempo libre en «hacer justicia» entre los maleantes. Y, finalmente, Fugu (2013), un corto de humor, que protagonizamos Juan Manuel y yo, en el que tres compañeros de piso tomaban drogas y creían estar atrapados en casa debido a un apocalipsis zombi.

Concluí la carrera entregando un proyecto de fin de grado en forma de cortometraje: NPC (2014), dirigido, escrito y protagonizado por Juan Manuel y yo. Se trataba de un cortometraje de casi 20 minutos de duración en el que dos jóvenes en paro desarrollan una teoría llamada «NPC», en la que estudiaron el comportamiento de los distintos tipos de personalidades existentes para poder perpetrar el robo que les solucionaría la vida. De nuevo, una comedia en la que pude afinar junto a mi compañero todo lo que había aprendido a lo largo de la carrera.

A la izqda., Juan Manuel Chacón. A la dcha., con la cámara, Jonathan Franco

Y tras terminar la carrera, ¿qué has hecho?

En 2016, creé junto a Juan M. Chacón una productora llamada Filmando Films y un canal de Youtube con el mismo nombre para mostrar nuestros cortometrajes pasados y futuros ().

En abril de 2016, escribí, dirigí, grabé y monté mi último corto hasta la fecha, mi cortometraje más largo (24 minutos) y con el que abandonó de nuevo la comedia por el drama y el terror: Duelo, la historia de un hombre que sufre la pérdida de su única hija y tiene que superar un durísimo duelo que le llevará al límite.

En la actualidad, sigo pensando y escribiendo todo lo que se me ocurre para intentar dedicarme a aquello que me enamoró cuando era pequeño, cuando vi llenarse aquella pantalla gigante con el feroz rugido de un Tiranosaurio: el cine.

De izqda. a dcha., Jonathan Franco, Juan Manuel Chacón, Abraham Martín y Lina Chomiciute (actores y responsables de cámara y de pértiga de sonido), durante el rodaje de NPC

Creo que es hora de ver dos de los cortometrajes de los que Jonathan Franco nos ha hablado. El primero que vamos a enlazar es Duelo, del cual este joven director piensa que es su mejor título hasta la fecha (opinión que compartimos). Si reflexionamos, la historia, sigue el modelo de clásicos como Vértigo (1958) de Alfred Hitchcock, El eslabón del Niágara (1979) del recientemente fallecido Jonathan Demme, Doble cuerpo (1984) de Brian de Palma o Señales (2002) de M. Night Shyamalan: el personaje protagonista sufre un trauma y, en el desarrollo posterior de la historia, el conflicto que constituye la trama principal y la lucha contra su propio trauma se entrelazan y encuentran salida simultánea. En este caso, este corto sabe encontrar una variante muy imaginativa de este modelo (llevándolo al terreno del terror) y sabe aportar una resolución muy bien realizada.

Duelo, Jonathan Franco

 

Por otra parte, NPC es un corto de humor con una historia muy original y con la virtud de que su tono paródico está muy conseguido y acaba constituyendo el alma de la historia.

 

#Terror y carcajadas en DUELO y NPC, dos #cortos de @jonyman87 @jmcruzbar Clic para tuitear

 

NPC, Jonatahn Franco

 

¿Cuáles son tus proyectos más inmediatos?

Tengo bastantes ideas esperando a ser rescatadas. Por ejemplo, tenemos casi terminado el guion de un corto en el que se mezcla el terror con el humor. También teníamos varias ideas para hacer más cortos de terror (de hecho Duelo iba a ser el primero de una serie de 5 historias de terror, cada una de ellas basadas en un «monstruo típico del cine»: zombie, hombre lobo, posesión demoníaca, fantasmas y alienígenas). Pero la verdad es que mi proyecto más inmediato es Stop Gaming 2, una secuela o remake del primer Stop Gaming, un corto de tres minutos rodado en plano secuencia en el que hacía un repaso a través de los géneros de videojuego más conocidos como la lucha, los plataformas, los shooters o los sandbox tipo GTA. Esta vez, rodado con una buena cámara, ya que el anterior fue rodado con presupuesto cero, con una cámara de vídeo casera que no llegaba ni a calidad HD.

Después de eso, quién sabe, la verdad es que cuando voy a crear una historia siempre pienso en qué me gustaría ver a mí, además hay algo que no puedo evitar, y es que cuando empiezo a pensar en algo o a escribir algo, casi inevitablemente se me ocurren chistes o gags sobre esas situaciones, y casi todo termina convertido en comedia.

Mi proyecto más inmediato es Stop Gaming 2, #videojuegos @filmando_films @jonyman87 Clic para tuitear

Para terminar, ¿recomendarías tres películas españolas y tres películas extranjeras a nuestros lectores?

Españolas: El día de la bestia (1995) de Alex de la Iglesia, Torrente (1998) de Santiago Segura y Abre los ojos (1997) de Alejandro Amenábar. Todas con una dirección sublime, manteniendo un estilo y unos formalismos hollywoodenses pero sin renunciar a ese toque español con el que podemos identificarnos, un guion inteligentísimo y muy crítico y unos actores en estado de gracia (a destacar ese Santiago Segura que lo mismo te hace de un ex-policía que reúne todos los defectos posibles del ser humano, que te interpreta a un «entrañable» satánico de Carabanchel). Las tres me parecen obras maestras del cine español y del cine en general.

Extranjeras: Cadena perpetua (1994) de Frank Darabont, Pulp Fiction (1994) de Quentin Tarantino y Rocky (1976) de John G. Avildsen. La primera porque siempre me hace caer en la duda de si es o no la mejor peli de la historia, y eso ya es mucho decir, además de tener una dirección que roza la perfección, unos actores inspiradísimos en unos personajes ya míticos y un guion memorable. La segunda porque, aparte de contar con un guion, una dirección y unos actores y personajes impresionantes, rompió esquemas y estereotipos de una forma pocas veces vista. Y es que, ¿por qué unos asesinos a sueldo que van camino de la ejecución de sus víctimas tienen que hablar de temas serios sobre asesinatos? ¿Por qué no van a poder charlar tranquilamente sobre cómo se le llama al «cuarto de libra con queso» en París? Y la tercera y última porque no solo cuenta con un Sylvester Stallone interpretando perfectamente a uno de los personajes más legendarios del cine, o con una escena tan icónica como la del ascenso de las escaleras con el «gonna fly now» sonando de fondo, sino que además cuenta con uno de los finales más emocionantes, épicos y vibrantes de la historia del celuloide.

Foto tomada durante el rodaje de Duelo. Jonathan Franco, en el centro, entre Abraham Martín (a la izqda.) y Carlos Ruiz (a la dcha.)

 

Como pueden ver, las influencias de Jonathan Franco explican perfectamente su doble vertiente temática. Le deseamos mucha suerte en sus próximos proyectos y esperamos que nos siga sorprendiendo y sacando de toda expectativa preestablecida.

 

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José Manuel Cruz, responsable de la sección cinematográfica de MoonMagazine