El cantor de jazz

El Cantor de Jazz, una película casi sonora.

Como todo lo que rodea a los grandes avances de finales del siglo XIX y principios del  XX, existen distintos nombres y distintas etapas en los dos continentes pioneros: Europa y América. Los primeros pasos fueron europeos, Nicéphore en 1826 inventó la fotografía, el americano Edison, inventor del gramóphono, fabrica junto con su ayudante Dickson el Kinetoscopio (1891). Al año siguiente el francés Reynaud presenta su praxinoscope y los hermanos Lumiére Auguste y Louis, en 1895 tras patentar un invento que acumulaba en un solo aparato cámara, procesador y proyector, hacen en los sótanos del Grand Café de París las primeras sesiones de cine.

El cantor de jazz. Thomas Alva Edison. A él le debemos la impresión de de las primeras películas.

El cantor de jazz. Thomas Alva Edison.
A él le debemos la impresión de
de las primeras películas

Si bien la compañía francesa Pathè fue pionera en ver el cine como industria, la Primera Guerra Mundial ocasiona un traslado del capital al otro lado del Atlántico y con él también se traslada la incipiente industria del cine. En ese momento se forjan claves que aún hoy permanecen intactas. Mientras en Europa, los directores Feuillade, Gance, Murnau, Fritz Lang, Eisenstein, o Buñuel manifiestan libremente su arte a través del cine, al otro lado del océano Atlántico se asienta el poder del dinero. Personajes como Zukor, emigrante húngaro, (Paramount), William Fox, (Fox Pictures); productoras como la Warner o la Metro-Goldwyn-Mayer, amargaban la existencia y descorazonaban a hombres de la talla de D.W. Griffith, Erich Von Stroheim o Cecil B. de Mille.

El cantor de jazz

El cantor de jazz. Cinematógrafo Lumière

La industria imponía sus criterios y anulaba su libertad de creación. Las primeras productoras de cine ya copaban, al igual que hoy, las áreas de distribución y exhibición, imponiendo a los espectadores caprichos e ideología. A partir de ese momento y hasta la definitiva implantación del sonoro, podríamos señalar tres periodos cronológicos en la manera de entender el cine por espectadores y críticos americanos, no siempre coincidentes con la opinión de quienes trabajaban o ganaban dinero con él. Los argumentos a favor o en contra de su evolución varían según el momento, incluso dentro del propio periodo existen cambios que se acentúan por intereses, cómo no, económicos.

El Salon Indien del Grand Café de París fue el lugar elegido por los hermanos Lumière para dar a conocer su Cinematographe. Los escasos espectadores que acudieron al primer pase se quedaron tan favorablemente impresionados que, sesión a sesión, el aforo fue aumentando hasta correrse la voz en toda la ciudad … y en el mundo entero. Había nacido el cine. (T.C.)

 

El cantor de jazz. Eric Von Stroheim

El cantor de jazz. Eric Von Stroheim

El realizador de origen vienés Eric von Stroheim fue un genio incomprendido y maltratado por los estudios de Hollywood que, movidos por los intereses comerciales, mutilaron salvajemente sus obras. Con películas como Avaricia, el cine de Stroheim rompió con la estética del cine mudo y aportó nuevos valores al lenguaje cinematográfico. (T.C.)

En un principio, que algunos autores señalan hacia el año 1921, el debate gira en torno a la fascinación por la tecnología, mezclando cine y otras maquinarias; la radio es el tema estrella de esta época y su relación directa con el sonido del cine. La aceptación de que la llegada del sonoro al cine es inevitable es ley general para críticos y entendidos.

En una segunda etapa, tras el estreno en 1926 de Don Juan, dirigida por Alan Crosland, el tema central pasa a ser la relación entre cine y teatro. ¿Cuál era la voz apropiada para el trabajo cinematográfico? Sin embargo esta película protagonizada por John Barrymore es todavía una película de cine mudo a la que se le añaden a posteriori música y efectos especiales.
Finalmente, viendo que la llegada del cine sonoro era inminente, un tercer tema entró en discordia: la estética del sonoro. Si no era necesario leer, la película podía tener otro ritmo, la sucesión de imágenes podía ser más rápida. Si bien se reconoce el silencio como una limitación, se admite que al ser mudos, los filmes habían tenido que perfeccionar la expresión visual.
Aunque la mayoría de los testimonios de la época que se manifestaban en prensa y que se han recogido en los libros hacen hincapié en la esperanzada llegada del cine sonoro, un personaje de gran importancia en este arte como D.W. Griffith se mostraba en 1924 pesimista sobre la sincronización de imagen y sonido en el futuro. Sus opiniones se vieron reflejadas a posteriori en los medios tras las primeras proyecciones de cine hablado.

El cantor de jazz. David W. Griffith.

El cantor de jazz. David W. Griffith

David Wark Griffith, realizador intuitivo, un pionero del cine que descubrió un nuevo lenguaje cinematográfico basado en las acciones paralelas, el desplazamiento del punto de vista de la cámara, la división en secuencias, los planos americanos y los insertos de primeros planos y su uso dramático. En definitiva, Griffith instauró los saltos en el espacio y en el tiempo por medio del montaje. (T.C.)

Tuvo enorme influencia en este desarrollo el negocio como tal; los exhibidores, sobre todo en las ciudades grandes, se plantearon que ese era el futuro y se lanzaron a la adaptación técnica de las salas. Por supuesto, repercutiendo en los espectadores el costo a través del precio de las entradas, pero su apuesta era clara e iba ganando terreno de manera evidente. De ese incremento un porcentaje lo recibía Western Electric, aliada de la Warner, empresa pionera en la búsqueda del sistema de sonido más adecuado junto con Vitaphone. Todavía en 1929 los medios dan cuenta de una violenta oposición a las películas habladas y en esa pelea cada quién “utiliza sus ejemplos de una manera retórica”. Sin embargo en el año 1930 se estrena en Europa el 1 de abril la primera película sonora aceptada universalmente como tal. Se trata de El ángel azul de Josef von Sternberg; en el mismo mes se estrena Sin novedad en el frente de Lewis Milestone; en octubre del mismo año La edad de oro de Luis Buñuel.

El cantor de jazz.

El cantor de jazz. Sin novedad en el frente de Lewis Milestone

 

El cantor de jazz. l

El cantor de jazz. La Edad de Oro, de Luis Buñuel

 

Para un espectador de hoy parece difícil imaginar que el público asistente a las películas mudas no guardara silencio durante las proyecciones, leía rótulos en voz alta e incluso comentaban las escenas. La presencia de un pianista que acompañaba con su música la proyección nos resulta hoy impensable, pero esa era la realidad. El piano vertical o la pianola acompañaban a la pantalla en las salas de cine primigenias. La llegada del cine hablado obligaba a escuchar los diálogos, haciendo de los espectadores personas más reflexivas y exigiendo una concentración que anteriormente no era necesaria. Esto suponía un cambio, puesto que ese tipo de espectador, más culto, más urbanita, lo era del teatro, mientras que el del cine se consideraba vulgar, más rural. Pero también el trabajo tenía que ser diferente, no se podía hablar en el plató durante los rodajes, las primeras cámaras eran muy ruidosas y junto con el operador permanecían encerradas en un enorme cajón insonorizado, hasta que, poco a poco, se fueron perfeccionando. Hábitos de años atrás tenían que ser variados por el nacimiento del sonido. Amén de los avances en las tomas de sonido, tipos de micrófonos, etc.
En su contra jugaban elementos tales como las diferentes condiciones de sonorización que hacían que las películas sonasen de distinta manera en función de la categoría de las salas en las que se proyectaban. El problema de la sincronización de los labios fue endémico del sistema Vitaphone hasta su desaparición en 1930 y era una gran preocupación en un principio la mala relación entre los niveles del diálogo con la música.

El 6 de octubre de 1927 se estrena El cantor de jazz

El cantor de jazz.

El cantor de jazz. Al Jolson en «El cantor de jazz»

Anteriormente comenté el estreno de Don Juan en 1926, con una partitura sincronizada, añadida a las imágenes a posteriori. El éxito que supuso para la Warner como productora esa primera experiencia, animó a la compañía Vitaphone a plantear un nuevo proyecto conjunto. Esta iniciativa se plasmaría al año siguiente con el estreno de El cantor de jazz. Canciones de Al Jolson interpretadas al piano, e incluidas en cuatro segmentos sincronizados, junto con la famosa frase premonitoria “You aint´ heard nothin´ yet” (todavía no has oído nada) han dado renombre a una película que hizo ver a muchos profesionales y al público que el sonido era ya una realidad. Pero es una película muda a todos los efectos, puesto que de sus ochenta y ocho minutos apenas doce están sonorizados, cuatro o cinco canciones. El resto es material mudo que se acompaña con música.

 

El Cantor de Jazz. El hijo de un rabino lucha por dedicarse al mundo del espectáculo, en contra de los deseos de su padre, que le insta a seguir su ejemplo. Su madre le apoyará en la decisión. Partiendo de una premisa argumental simple, el peso de la película recae en la atractiva presencia de Al Jolson, un actor muy popular y querido del “stage” norteamericano por aquella época (T.C.).

Pocos años después, por intereses comerciales, el sonido Vitaphone desapareció, pero la revolución del sonoro se había iniciado. El éxito hizo a muchas productoras lanzarse a la aventura del cine hablado.
Se dice que esta película salvó a los hermanos Warner de la quiebra, por su éxito en taquilla y porque Al Jolson había aceptado ciertas concesiones salariales y pospuesto el cobro de sus honorarios. ¿Pero fue realmente un éxito de taquilla? Sin lugar a dudas lo fue, pero no la más taquillera de aquel momento. Permaneció en la gran mayoría de las salas sonorizadas del momento durante varias semanas, con una salvedad: la honestidad de los jefes de salas de cine era más que cuestionable y por lo tanto sus datos tienen una fiabilidad relativa. Cuadraban las cifras a las necesidades de la sala; guardaban los números reales como secretos industriales; llenaban las salas, en ocasiones, con entradas regaladas que podían abonar los propios jefes de sala; cuando la sala estaba llena existía ya en aquel entonces la reventa, lo que contribuía a desvirtuar los verdaderos ingresos.
De acuerdo con los datos suministrados en el capítulo correspondiente de la Historia General del Cine de la editorial Cátedra, en sus primeras once semanas la recaudación del filme de la Warner sitúa esta película en la mitad de la totalidad de las catorce mayores salas del momento. Este dato ha de ser considerado de manera relativa y no sirve para medir la popularidad de Al Jolson ni de El cantor de jazz puesto que existían salas bastante mayores en aforo y que, previo a la proyección de la película, tenían un espectáculo en vivo que, en ocasiones, era más importante que la proyección y atraía mayor cantidad de público que el filme por sí mismo.

Finalmente y por ubicar en su contexto esta película, diremos que es coetánea de otras tan importantes y conocidas como Amanecer, The Big Parade, Rey de Reyes, Alas y que las estrellas de los años veinte, Chaplin, Valentino, Menjou, abrían paso a personajes como Gary Cooper, Greta Garbo, Laurence Olivier, y las inolvidables Marlene Dietrich y Mae West.

 

El #cantordeJazz, con sus 12 minutos sonorizados, sigue siendo una película muda @pajarracoscaciq Clic para tuitear

Artículo de Santiago Herranz Alberquilla