Creo que un solo verso basta para descubrir la autoría de Isabel Blanco Ollero. Al deslumbramiento que el año pasado tuve leyendo Salmo de tu cuerpo le ha seguido, para poner un broche de oro a estos Poemarios para un verano sin crímenes, el que acaba de proporcionarme la encandilada lectura de El cuaderno de Montparnasse. Y es que, si cada escritor está obligado a hacerse su lengua —como cada violinista está obligado a hacerse su sonido—, Isabel ha logrado —y desde hace tiempo— la suya: con su escritura ella tiene la mejor arma para luchar contra la decadencia, la fosilización asociada con la edad, y contra la sensación de vacío.

La escritura de Isabel Blanco Ollero, la mejor arma para luchar contra la decadencia. #poesía Clic para tuitear

Otra característica peculiar de su quehacer poético es el hálito de sueño que envuelve a muchas composiciones. Vischer dijo que «aquello que no tiene carácter de sueño, no es bello, ni acabado, ni poético, ni verdaderamente artístico». Y es que —así lo dejó sentado Hebbel— «los hombres deben imaginarse el estado de inspiración poética como un estado análogo al del que se sueña. Se prepara en el alma del poeta algo que él mismo ignora». Trenes efímeros que encuentran vacías estaciones; ciudades inhóspitas salvadas por los oasis de sus museos; carreteras desérticas sin señales; ejércitos mundiales amenazando a la poesía; espectrales vivencias parisinas desde el recuerdo de un amor no olvidado; dos amantes recorren las calles de Metz en premonición de cuando ya no estén; la mujer aquejada de Alzheimer evocando, con las intermitencias de la enfermedad, su vida; ese itinerario lisboeta tan sentido en el que parece que suena alguna canción de la película Lisbon story interpretada por Madredeus; ciudades de pánico acorraladas por símbolos de invierno; la poeta sobrevolando países invisibles y preguntándose si su amor no estará entre las nubes; la irrealidad de las salas de espera en los aeropuertos, o, en fin, la poesía flotando entre el viento y la lluvia de Madrid, serían señeros ejemplos en los que esa atmósfera de ensoñación les otorga carácter de perdurable magisterio. La conducta estética reposa en la libre actividad de la conciencia onírica: observar e interpretar nuestros propios sueños es hacer ya obra de poeta.

Nos muestra Blanco Ollero al yo poeta y su labor de creación: a veces, un mismo poema («En verdad el lobo de los versos») incluye una negativa valoración de la poesía para acabar definiéndola como «un viento de luz»; «Crisálida II» incide en la construcción de la memoria a través del lenguaje de la inocencia. También nos enseña El cuaderno de Montparnasse lo que la poeta es, lo que la poeta tiene: así, en «Somos el tiempo que nos queda» se despoja de éxtasis, lujurias y espejismos para materializarse en puro presente; «La Hégira» muestra la vitalidad de su fuego interior, que no se apaga entre fronteras y países. En El cuaderno de Montparnasse también abundan poemas donde la autora aparece en relación con el amado (destacamos, por su intensidad, «Deseo», contundente y emotiva biografía del deseo amoroso; «En la ciudad de Lutecia, Amor» y «Como si fuéramos aliento y misterio», donde dos amantes umbilicalmente unidos parten a la búsqueda eterna). La poeta también se relaciona con las cosas y con el mundo (así, en «El silencio de Lisbel» se aferra a su gata para eludir el invierno. Hay bastantes poemas dedicados a ciudades que son para ella salvaguarda de desánimos y angustias: Madrid –«En Madrid»– San Sebastián –«San Sebastian-Donosti»– La Habana –«Todo es aire sobre La Habana»– o Lisboa –«A Brasileira do chiado»–). Finalmente en no pocas piezas asoma el tema de la búsqueda de la inmortalidad como contacto con lo eterno: «Vibrando en el ámbar del tiempo», «¡Oh! Pájaro incierto» y «En alta oración» serían muestras inolvidables de este grupo.

 

Y también, te digo, amor, que a menudo / regreso a Lutecia, al mismo lugar donde el Sena / reconoce mi rostro y donde el cuerpo de la noche / aún aguarda nuestras sombras.

 

Llama la atención el hálito de sueño que envuelve la #poesía de Isabel Blanco Ollero. Clic para tuitear

 

 

El cuaderno de Montparnasse

Autor: Isabel Blanco Ollero

ISBN: 978-84-606-6208-2

EAN: 9788460662082

Editorial: SANDEMAYA POESIA

Idioma: Castellano

Año de edición: 2015

Comprar AQUÍ

 

 

 

 

 

 

Reseña de Manu López Marañón