Hoy, Teresa Suárez nos habla sobre El poder del perro, de Don Winslow. Quizás se anime y nos traiga El Cártel y La frontera, un poco más adelante, para cerrar trilogía (guiño).

Reseña: El poder del perro

Diecinueve cuerpos. Diecinueve bajas más en la Guerra contra las Drogas, piensa Art. Diez hombres, tres mujeres, seis niños. Alineados contra la pared del patio y fusilados […] Arthur Keller oye cómo se parte su corazón. Desvía la mirada hacía las víctimas adultas.

Un cuerpo yace paralelo al muro opuesto. Un anciano, el jefe de la familia. Debió de ser el último en morir, piensa Art. Obligado a contemplar el asesinato de su familia, y después ejecutado. ¿Misericordiosamente?, se pregunta Art […] Pero, entonces, repara en las manos del viejo. Le han arrancado las uñas, y cortado los dedos después. La boca todavía está abierta en un chillido petrificado, y Art ve los dedos embutidos contra su lengua […].

El poder del perro —oye murmurar a un policía mexicano.

 

¿Les parece duro?

Pues esto apenas es el comienzo de la árida, estomagante y violenta crónica sobre el narcotráfico que Don Winslow narra a lo largo de más de setecientas páginas.

Si deciden adentrarse en esta novela será bajo la misma premisa que, según Winslow, gobierna la relación entre agencias norteamericanas y que se deletrea así: PTCYR.

Por tu cuenta y riesgo.

Si deciden adentrarse en esta novela será bajo la misma premisa que, según @donwinslow, gobierna la relación entre agencias norteamericanas y que se deletrea así: PTCYR. Por tu cuenta y riesgo. #ElPoderDelPerro #Reseña: @pitosporum. Clic para tuitear

La gran noche del estreno de la Federación desfilan sobra la red carpet las más rutilantes estrellas del mundo de la droga. García Abrego, «de pelo plateado y bigotillo», el de mayor edad, jefe del cártel del Golfo, viste un discreto traje gris. El Güero (palabra que en México se emplea para referirse a una persona de tez clara con pelo rubio, castaño claro o rojo) Méndez, del cártel de Baja California que, contrario a la máxima de Coco Chanel menos es más, luce para la ocasión sus mejores galas: «camisa de seda negra, abierta hasta la cintura, pantalones de seda negra y botas negras de vaquero puntiagudas con remate plateado». Chalino Guzmán, alías el Verde, del cártel de Sonora, que «parece el campesino que es», gasta «una chaqueta vieja que no le sienta bien, pantalones que no casan en absoluto y botas verdes». En la cúspide de ese triangulo, con base en Guadalajara, M-1 el patrón. Miguel Ángel Barrera, Tío Ángel, el Tío, «pelo negro, algo veteado de gris (…) rostro moreno y delgado» viste «traje negro clásico, camisa blanca con el cuello abotonado, sin corbata».

Pese a no haber sido anunciada en la sección de ecos de sociedad de la prensa local, a la puesta de largo de la Federación (el origen del mal) asisten agentes mexicanos con localidades de primera fila y, desde el gallinero (escuchas vía satélite, prismáticos de visión nocturna o videovigilancia), varias de las omnipresentes Agencias norteamericanas más importantes (FBI, DEA, CIA).

México, Colombia, Nicaragua, El Salvador y Estados Unidos.

Cuernos de chivo (AK-47), dinero, drogas, tráfico de armas, prostitución, secuestros, torturas, asesinatos.

La condenada y anónima Fuente Mamada, la matanza en El Sauzal, la Operación Cerbero, la Operación Niebla Roja.

Narcotraficantes mexicanos y colombianos, mafiosos italianos e irlandeses, las FARC, la Contra nicaragüense, el ejercito, espías, policías corruptos a ambos lados de cualquier frontera. En medio de esa guerra por el poder, algunos hombres buenos y miles de inocentes que bajo la piel de campesinos, religiosos, mujeres (esposas, amantes, hijas, hermanas, nietas o sobrinas de la persona equivocada) y niños (hijos, hermanos, nietos o sobrinos de la persona equivocada) mueren cada día víctimas de un salvajismo sin parangón.

Plata o plomo.

Los sicarios más implacables: Fabián, el Tiburón, Martínez, de Tijuana («guapo como una estrella de cine»), Billy El Niño Callan, irlandés y Sal Scachi, «un pinche coronel de los boinas Verdes», miembro de la Mafia, el Opus Dei y la CIA.

Sobre la Guerra contra las Drogas «Art es incapaz de decidir si es una idiotez obscena o una obscenidad idiota. En cualquier caso, es una farsa trágica y sangrienta».

Plata o plomo.

Adán cree en los números, en la ciencia, en la física. Es en ese preciso momento cuando comprende la naturaleza del mal, que el mal posee un impulso propio, el cual, una vez puesto en marcha, no puede detenerse […] Hasta que algo lo detiene […] En eso reside el genio del Tío: sabe que un hombre incapaz de poner un gran mal en movimiento carece de energía para detenerlo una vez puesto en marcha. Que lo más difícil del mundo no es reprimirse de cometer maldades, sino hacerlas frente y frenarlas.

Cuatro son las principales propuestas teóricas que tratan de explicar la agresividad humana:

Según el determinismo biológico la causa de la agresión es el instinto, entendido como una facultad necesaria para la supervivencia de la especie («Si Parada hubiera estado presente lo hubiera expresado de otra manera. Habría dicho que en ausencia de Dios solo existe la naturaleza, y las leyes de la naturaleza son crueles. Que lo primero que hacen los nuevos líderes es matar a la prole de los antiguos. Sin Dios solo existe una cosa: la supervivencia»).

En las teorías ambientalistas la causa de la agresividad es un factor externo que actúa como desencadenante. Cualquier cosa que nos impide lograr algo que queremos (frustración) conduce a la agresión («Te odiaba [el Güero Méndez] —añade Art— porque le robaste a la putita y la mancillaste. Sabía que la única forma de conseguirla era deshaciéndose de ti»).

Las teorías del aprendizaje social defienden que ante un estímulo hay una respuesta que, a su vez, tiene una consecuencia. El tipo de consecuencia determinará la repetición de la conducta o su extinción («Esto ha sido un error —dice Adán. Una metedura de pata  […] Los norteamericanos han reaccionado con mayor radicalidad de la que temían, han ejercido su enorme presión política y económica sobre la ciudad de México»).

La teoría psicosocial explica la agresividad teniendo cuenta la psicología individual y los fenómenos sociales. Para determinar si un comportamiento es agresivo, antes tienen que existir una serie de normas que establezcan qué se entiende como agresión y qué no («Lanzar un ataque ilegal en territorio de un país amigo. Viola todas la leyes internacionales que conozco, además de cientos de leyes nacionales, y podría provocar, y perdona la franqueza, una grave crisis diplomática con un país vecino»).

En El poder del perro de Don Winslow, hay tantos instintos primitivos, tantos deseos frustrados, tantas acciones de consecuencias previstas e imprevistas, tantos tipos de delitos, en tantas situaciones distintas, con tal variedad de justificaciones y tantos tipos de víctimas, que no resulta difícil encontrar líneas, párrafos, hojas, e incluso capítulos enteros, para ilustrar los argumentos de las citadas teorías. Es más, la expresión la «ley de las consecuencias» es recurrente a lo largo del texto.

Voy por la página 500 y pienso, sé, que si no hubiera sido por la situación de confinamiento en la que nos encontramos habría sido incapaz de continuar con este libro. Es tal el malestar que me produce su lectura que no dejo de preguntarme si merece la pena seguir.

Pero lo hago.

Cada día, con el primer café de la mañana, continúo recorriendo el particular Vía Crucis que está suponiendo la novela de Don Winslow y, hasta ahora, he tenido que detenerme para cobrar aliento en tres de las estaciones que representan los episodios más horripilantes que van a encontrar en El Poder del perro y que tienen los rostros de una mujer y dos hombres: el del agente norteamericano Ernie Hidalgo, el de Pilar Talavera, quince años cuando entra en escena, «una Liz Taylor en joven, pero con la piel olivácea y los ojos negros» y el del Cardenal Juan Ocampo Parada.

¿Crueldad sin sentido?

«Los seres humanos son capaces de entrar en el dolor ajeno e imaginarse lo que siente el que sufre […] Esta es precisamente la base sobre la que se apoya la capacidad del hombre para la crueldad. Su deseo de torturar y humillar a otro ser, sobre el que ya tiene poder, está claramente relacionado con su habilidad para entrar imaginariamente en la agonía de la víctima», La agresión humana, Anthony Storr.

¿Por qué sigo leyendo?

Art Keller, el Señor de la Frontera, contra Adán Barrera, el Señor de los Cielos («años después, Art habría dado cualquier cosa en el mundo por haber matado a Adán Barrera en aquel momento»).

Sigo leyendo para saber si Art Keller («flequillo de pelo negro que le caía sobre la frente, la nariz rota de boxeador que lo salvaba de ser un chico bonito y la serena inteligencia que había conducido a un chico del barrio hasta la UCLA»), el Llanero Solitario, el sheriff Will Kane de Solo ante el peligro, El Caballero Oscuro (más y más oscuro a medida que avanza la trama), vence en su cruzada contra los Barrera.

A lo largo de los más de veinte años que ha durado esa sanguinaria guerra sin cuartel, Art Keller ha dejado por el camino amigos, familia, la confianza, cualquier resto de ética que le pudiera quedar y la fe en su país, en Dios y en el ser humano.

Así que intuyo que en el fondo no importará quién gane.

La gasolina que alimenta el motor de esta sangrienta y apabullante GRAN ODA al NARCOTRÁFICO es solo una: la VENGANZA («él matará a Adán, o Adán lo matara a él, porque este asunto solo puede acabar de una de las dos formas»).

Después el vacío más absoluto.

¿O no?

La gasolina que alimenta el motor de esta sangrienta y apabullante gran oda al narcotráfico es solo una: la venganza. #ElPoderDelPerro @donwinslow #Reseña: @pitosporum. Clic para tuitear

Cuando no posees nada, lo único que te empuja a seguir hacia delante es la ESPERANZA («Aún no sabe si cree en Dios, pero confía en la existencia de un Dios. Y tal vez es lo mejor que puede hacer en este mundo, piensa, mientras se levanta para continuar regando las flores, cuidar del jardín y conservar la esperanza en la existencia de un Dios »), por algo dicen que es lo último que se pierde.

Si en algo se parece El poder del perro de Don Winslow a Gomorra («He nacido en tierras de la Camorra, en el lugar con más muertos por asesinato de Europa, en el territorio donde la crueldad se haya ligada a los negocios, donde nada tiene valor si no genera poder; donde todo tiene el sabor de una batalla final») de Roberto Saviano es en que las dos son fruto de un arduo trabajo de investigación y documentación y por tanto, aunque con una parte de ficción, la mayor parte de lo que cuentan ha sucedido. Ahí reside el verdadero horror de ambas novelas.

Las muertes siguen (no es personal son negocios), la droga circula y los beneficios aumentan.

Plata o plomo.

El poder del perro de Don Winslow es la historia más grande sobre el narcotráfico jamás contada.

El poder del perro de Don Winslow es un thriller atroz.

El poder del perro de Don Winslow te atrapa entre sus fauces y no te suelta hasta que terminas su lectura.

«Libra mi ser de la espada, mi vida de las dentelladas del perro», Salmos 22,21

Decidan ustedes si quieren sentir o no El poder del perro.

 

#ElPoderDelPerro de @donwinslow es la historia más grande sobre el narcotráfico jamás contada, un thriller atroz, una #novela que te atrapa entre sus fauces y no te suelta hasta que terminas su lectura. #Reseña: @pitosporum. Clic para tuitear

 

 

El poder del perro de Don Winslow: la historia más grande sobre el narcotráfico jamás contada

 

 

 

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Reseña de Teresa Suárez

Portada de la reseña: David de la Torre

 

 

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