¿Recuerdas a Lesley Gore?

Hoy, En El Tocadiscos, La flor de la canela, en homenaje a la gran dama de la canción, María Dolores PraderaHoy, en El Tocadiscos, mi adolescencia en fiestas con It’s my party, de Lesley Gore

Por José Jesús Conde

Las fiestas a las que uno acudía en aquella época, cuando la adolescencia brillaba en el corazón, estaban rodeadas de un especial misterio.

Como si de un viaje fantástico se tratara, preparábamos las mochilas de nuestra ilusión y nos encaminábamos hacia la calle de San Sebastián. Todos con el mayor esmero: los zapatos del gorila, los calcetines blancos, los pantalones grises de pana, los chalecos de cuello alto, el gabán, los peinados con agua y sus artísticas rayas. Y en la calle de San Sebastián los puestos, las escopetas de plomillo, chucherías, los barquillos y los palmitos. Sobre todo, los palmitos, con las «abuelas» asomando para el deleite de los ojos de cuatro, cinco o seis chiquillos…

Claro que, aquellas fiestas mías de seguro que nada tienen que ver con esta fiesta tuya, Lesley Gore.

 

 

Te invitamos a una fiesta sesentera con #LesleyGore en El Tocadiscos de @jotajotaconde y @txaro_cardenas. Clic para tuitear

 

Lesley Gore: No te pertenezco

Por Moon

 

Hoy, en El Tocadiscos, mi adolescencia en fiestas con It’s my party, de Lesley Gore 1

 

Es mi fiesta y lloraré si quiero.

Quincy Jones siempre tuvo un gran instinto para descubrir nuevos talentos y Lesley Gore fue uno de ellos. Tenía dieciséis años cuando It’s my party, su primer tema, obtuvo el puesto número 1 de la Revista Billboard, convirtiéndose en el himno juvenil que representaba a un colectivo que iba gradualmente ganando protagonismo tanto en la música como en el cine norteamericanos: los estudiantes, que cada vez gozaban de mayor independencia económica en una sociedad que rendía culto a lo banal.

Fiestas de graduación, música pop, billares y una Lesley Gore que destacaba por su aspecto de niña buena, su melena repeinada y un mensaje que contrastaba con aquella imagen: «No me tomen por tonta. Que no os tomen por tontas».

Y es que en realidad, ni la imagen ni el tipo de música que hacía Lesley Gore, quien esperó muchos años para hacer pública su homosexualidad, se identificaban con el feminismo, pero sus letras poseían un trasfondo que caló hondo en las jóvenes de su generación, cuyo pensamiento empezaba a evolucionar hacia patrones más libres. You don’t own me, una canción de apenas dos minutos grabada en 1964, se convirtió en un himno feminista y contribuyó a transformar mentalidades en una época en la que a la mujer todavía se le presuponía un papel doméstico y decorativo.

No eres mi dueño, no soy uno de tus muchos juguetes
No eres mi dueño, no digas que no puedo salir con otros chicos

Y no me digas qué hacer
Y no me digas qué decir
Y por favor, cuando salga contigo
No me exhibas, porque

No eres mi dueño […]

 

 

#LesleyGore, una voz dulce que contribuyó a la lucha #feminista con mensajes dirigidos a las estudiantes de su edad. #YouDontOwnMe. @jotajotaconde y @txaro_cardenas. Clic para tuitear

 

José Jesús Conde

Txaro Cárdenas