Hotel Lutecia. Empar Fernández en «Lo más interesante»

Cuando empecé a leer Hotel Lutecia esperaba un absoluto cambio de registro de la autora y no ha sido del todo así. Efectivamente, Empar Fernández ha dejado el género policíaco —al menos de momento—y se ha embarcado en una novela con tintes de novela histórica, una saga familiar, una novela de análisis psicológico o todas ellas a la vez. En su trayectoria siempre ha destacado el análisis que hace de los personajes, que va más allá de la simple investigación de un crimen.

Hotel Lutecia relata la historia de Andreu Ribera que, tras ser liberado del campo de concentración de Dachau, viaja a Paris para intentar descubrir qué ha sido de su mujer. En el hotel, convertido en un centro de peregrinación para los supervivientes de la guerra, es donde Andreu se rompe del todo. Convertido en la fría sombra del hombre que fue, deja su destino en manos de personas a las que no conoce pero que le empujarán a vivir el futuro que la vida le ha regalado. Tras un periodo sombrío en París, Andreu viaja a la Provenza para empezar una nueva vida.

Por una parte quería mostrar cómo la vida de algunas personas se ve atropellada por la Historia. Es el caso de Andreu Ribera, pero también de Andrés y de André. Familias enteras resultan marcadas por las guerras, separadas, aniquiladas, destrozadas. Por otra parte pretendía tratar el tema de las «familias de adopción», hombres y mujeres que sin estar unidos por lazos de sangre se «adoptan», se apoyan y se ayudan como lo harían si pertenecieran a un mismo núcleo familiar.

Empar Fernández. Sobre Hotel Lutecia

@EmparFdez: «Quería mostrar cómo la vida de algunas personas se ve atropellada por la Historia». #HotelLutecia. #Reseña de @almudenatalias. @megustaleer @sumadeletras @Brunocazalibros Clic para tuitear

Andreu no deja de ser una sombra al salir del campo. La vida para él se convierte en una dura sucesión de días que no tienen sentido. Tanto en París como en la Provenza conoce a gente a la que la guerra también ha destrozado, pero que se aferran a la vida de manera casi violenta. Con ellas Andreu se da cuenta de que «…a una guerra siempre le suceden primaveras extraordinarias».

La prosa es directa, sin artificios, musical. La novela está dividida en dos partes aunque ambas sirven «El olor a lavanda del agua de colonia estuvo presente en sus peores días; también junto a Claudine en los más dichosos».para reconstruir el presente y el pasado del exiliado republicano que sobrevivió a un campo de exterminio nazi y las consecuencias que esto produjo en él. Su estancia en París, ciudad de la luz, es oscura. La lluvia y el frío cobran un importante protagonismo, quizás por su relación con Dachau y con el hotel, que pasa de ser un lugar de esperanza a ser un cementerio de ilusiones. El periodo en la Provenza es un periodo luminoso. El olor de la colonia con que en París le frotaban intentando despertarle, se convierte en el motor que le devuelve al amor y a la vida.

Hotel Lutecia es una novela de sentimientos y emociones, en ningún momento se describen escenas dentro del campo o durante la guerra. La autora, con un ritmo sosegado que contrasta con el ritmo que esperaríamos en una historia ambientada en dos guerras, pone música a la evolución de un hombre roto. Los personajes, destrozados por las circunstancias que les ha tocado vivir, necesitan apoyarse los unos en los otros para encontrar una sola razón por la que seguir adelante. Y el tiempo corre a su favor.

Es el resultado de una época gris, de una moral arcaica y sin fisuras y de unas circunstancias históricas terribles. Andreu es un hombre anímicamente destruido que tiene la fortuna de conocer a personas dispuestas a ayudarle. De hecho todos los personajes de la novela se necesitan entre sí, dependen unos de otros para sobrevivir y conseguir una parcela de felicidad y de bienestar.

Empar Fernández. Sobre Hotel Lutecia

Hotel Lutecia es un claro ejemplo de la «Intrahistoria» de la que hablaba Unamuno. Las vidas de los personajes sirven de escenario para la historia más visible, la de las dos guerras y la del holocausto nazi, la historia con mayúsculas que, a veces es menos importante. Empar Fernández se preocupa de los actores secundarios, los que no aspiran a ser héroes ni a salir en los libros, de las anécdotas cotidianas. Actores que evitan detallar las atrocidades que vivieron mientras lucharon a su manera en ambas guerras. En la segunda parte es su hijo Andreu el que viaja a Barcelona para intentar llenas los espacios vacíos del pasado de su padre. Sale de la Provenza para volver a la oscuridad, en este caso a la Barcelona de la posguerra.

El Hotel Lutecia es un espejo de la historia de Europa durante el siglo XX. Fue inaugurado a principios de siglo y destinado a ser un establecimiento de lujo. Albergó en sus dependencias a numerosos artistas de todo el mundo (escritores, pintores, cineastas…) Durante la Segunda Guerra Mundial se convirtió en uno de los centros de la inteligencia nazi en París y, posteriormente, en lugar de acogida a deportados e información a sus familias, un edificio que asistió a las peores tragedias, tanto en su interior como a sus puertas. En 2018 volverá a abrir al público convertido en un hotel de lujo.

Empar Fernández. Sobre Hotel Lutecia

El personaje de Andreu es el que carga con el peso de la historia. Su negativa a hablar del pasado no evitará lo que en guerras posteriores se ha denominado estrés postraumático. Su cuerpo se recupera pero no puede evitar rememorar el horror en sus pesadillas, convertirse en una persona incapaz de disfrutar experiencias cotidianas, una sensación constante de frío y un sentimiento obsesivo de culpa. Entonces no había cura para ello porque tampoco tenía nombre. Las víctimas de aquellos años no tenían más ayuda que la que les podía brindar las personas que la casualidad ponía a su lado.

#HotelLutecia, una novela de sentimientos y emociones. #Reseña de @almudenatalias comentada por la autora, @EmparFdez. @megustaleer @sumadeletras @Brunocazalibros Clic para tuitear

Es este sentimiento el que es común en la obra de Empar Fernández. En sus anteriores novelas siempre hay personajes que se sienten responsables de la tragedia. En La mujer que no bajó del avión se nos relata la vida de una mujer cuyos remordimientos convierten su vida en un infierno. En La última llamada se afronta cómo se vive la perdida traumática de una joven después de una llamada de teléfono que no responde su padre, que se siente así responsable. En Maldita verdad es una madre la que no puede soportar la idea de que su hijo se haya podido suicidar sin tan siquiera sospecharlo. En Hotel Lutecia también Andreu se ve responsable de la muerte de su mujer. Parece pues que los protagonistas de sus novelas caminan a duras penas cargando con una responsabilidad que no les corresponde, pero que les marca de manera determinante.

Creo que hemos sido educados para desarrollar culpabilidad a la menor ocasión. Probablemente es una propensión del ser humano espoleada por una educación católica que tiende a fiscalizarlo absolutamente todo y a identificar el pecado en cualquier conducta. La culpabilidad es un sentimiento que desasosiega profundamente y lo enmaraña todo. De hecho es un tema universal en el que se centran muchas obras clásicas.

Empar Fernández. Sobre Hotel Lutecia

En Hotel Lutecia no hay crímenes ni investigaciones, pero en esta historia, como en sus anteriores novelas, la autora analiza de manera brillante la evolución de personajes que han de vivir aprendiendo a soportar la carga que el destino les tenía preparada, en este caso unos cálidos campos de lavanda que huelen a esperanza.

@EmparFdez: «Creo que hemos sido educados para desarrollar culpabilidad a la menor ocasión». #Reseña de @almudenatalias. @megustaleer @sumadeletras @Brunocazalibros Clic para tuitear

 

 

Hotel Lutecia

Empar Fernández

Sello: Suma

Colección: Femenino singular

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Reseña y entrevista: Almudena Natalías    

Blog: Salamandra Negra

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