Blanca y radiante va la novia
le sigue atrás un novio amante

Nueva sección "El tocadiscos". Hoy, Neil Sedaka con su inolvidable "Oh! Carol". Por J. J. Conde.

Hoy, en El Tocadiscos, radiante y blanca va la novia, de Antonio Prieto

Por: J. J. Conde

Inclusive despierta soñaba Manuela. A cada hora tenía a punto su sueño Manuela. No tenía espera. Manuela soñaba y soñaba sin parar. Soñaba Manuela con vestirse del color asociado a la inocencia, del color involucrado en la pureza, del color desprendido de todo lo que a sagrado oliera. Manuela quería, por encima de las cosas habidas y por haber en este maldito mundo, arañarse el alma con algunas gotas de esperanza que le devolvieran el aura que antaño esplendorosa luciera. Manuela deseaba, para sí misma y nadie más, engalanarse toda de blanco.
¡Ay de la blancura del sueño de Manuela…! Caminar despacio, con la lentitud de quien parece flotar sobre nubes blancas. Mirar nada más que a su interior blanco. El corazón latiéndole como una catarata de aguas inmaculadas. Al fondo del túnel el misterio. Luminarias blancas sobre el altar. Que en un paño de seda blanca descansa sus alas. Copas blancas y el blanco cáliz destellando una nueva vida, acaso también blanca. Arrodillarse. Los ojos hacia lo alto. La elevación. Las manos blancas. El pacto de amor. Amor en la risa. Amor en el llanto. Multiplicación…

Radiante y blanca va la novia.

#LaNovia. Música para el recuerdo y la nostálgica prosa de @jotajotaconde. Clic para tuitear

La Novia, de Antonio Prieto

Por Moon

No puede ser. Siempre consideré esta canción como un símbolo del pensamiento burgués de mediados del siglo XX y, de pronto, ese mito, sustentado en imágenes de blanca y radiante felicidad canónica, se me hizo mil pedazos, dejando al descubierto una historia de dolorosa ruptura de los moldes establecidos.

Resumiendo, que La Novia fue una canción prohibida.

Nunca la escuché con atención.

Yo, que dejé de soñar con príncipes azules muy pronto, siempre la consideré una canción ñoña e ideológicamente cercana al pensamiento tradicional de la época.

Nada más lejos de la realidad.

La culpa de su desgracia la tienen estas estrofas:

Mentirá también al decir que sí.
Y al besar la cruz, pedirá perdón.
Yo sé que olvidar, nunca podría.
Que era yo y no aquel a quien quería.

¡Con el adulterio hemos topado, Moon!

Los responsables de una cadena de radio muy «popular» de aquella España censuraron esta parte de la canción haciendo gala de una tecnología avanzadísima para la época: rayaron los surcos del single. Como sabrás, ya por aquel entonces, la modernidad imperaba en estos lares.

Así fue como La Novia, del cantante y actor chileno Antonio Prieto, se convirtió en la canción más escuchada, con rayones incluídos.

Ave María

Ave Maaría

Ave Maaaría

Ave Maaaa…

Y todos los que se enamoraban y la cantaban con devoción, ¿en qué pensaban, Moon?

Ejem… Supongo que esa es otra historia…

 

Con el adulterio hemos topado. #LaNovia, una canción prohibida. @txaro_cardenas @jotajotaconde Clic para tuitear

 

J. J. Conde

Txaro Cárdenas