Una nueva novela de la Semana Negra de Gijón en su añada 2018. La asamblea de los muertos de Tomás Bárbulo obtuvo el premio Silverio Cañadas a la mejor primera novela negra. Una novela completa, tiene de todo. Casi demasiado de todo.

Un grupo de chonis y canis, una pandilla de poco cerebro y demasiadas ambiciones, dada a la buena vida y al poco trabajo. De barrio bajo, mal hablados y bien violentos, treintañeros, o milenials como se dice ahora, de pocas expectativas. Y con experiencia delictiva limitada a trapicheos domésticos. Cruzados con tipos de alto standing, con amplia visión de las propiedades ajenas. Se ve desde el horizonte que utilizan a los chavales para realizar sus propios negocios. Demasiada diferencia entre unos y otros. Está claro, lo único que queda por descubrir es la razón última de tanto alboroto y tanta maniobra. La gente curtida en esto lo ve venir, desde allá lejos. Poca capacidad de maniobra. Poco margen de conjeturas. Islam y delincuencia. Blanco y en botella.

#Reseña de #LaAsambleaDeLosMuertos de Tomás Bárbulo @Salamandra_Ed. Premio Silverio Cañadas a la mejor primera novela negra en @snegra 2018. @joseviblender. Clic para tuitear

Y un país lejano, para esto de la novela negra: Marruecos. Exótico y poco apropiado, ajeno. Y algo de sexo, y algo de droga, con tensión dramática llevada hasta extremos exasperantes, hablar por hablar, capítulo tras capítulo, a base de mostrarnos la convivencia entre este grupo con poco futuro. Y algo de alusión a trágicas situaciones familiares que la crisis hace tiempo que puso en el candelero, y algo de legítimas aspiraciones a la familia perfecta. Y algo de bajos instintos. Lo dicho, un poco de todo. Demasiado de todo.

Islam, joyeros, oportunos personajes necesarios para desarrollar la trama y de poca credibilidad. La asamblea de los muertos presenta una historia rocambolesca de extraña factura e imposible desarrollo. Muy bien para James Bond, pero mal para una historia que nos mantiene alejados y espectadores de una realidad que reconocemos extraña y que se interpone entre el lector, y sus más que demasiadas casi cuatrocientas páginas, una barrera insalvable.

Llegados a este punto, surge nuevamente la pregunta. ¿Se muere la novela negra?

No, la matan. Viendo los premios que se otorgan a primeras novelas más propias de géneros como el thriller, utilizando el género negro para poner en circulación historias más propias de guiones cinematográficos basados en criterios comerciales, que de verdaderas historias que profundicen en los verdaderos temas y planteamientos propios del género que echamos de menos aquellos que amamos su esencia, condenadas por lo visto a la extinción.

De las nominadas solamente he leído dos: Vienen mal dadas de Laura Gomara y Ya no quedan junglas adonde regresar de Carlos Augusto Casas, criticadas ambas en algunos ámbitos, pero con la boca pequeña, y que para mi corto entender superan ambas con creces a la premiada en cuanto a temática y trama.

Pero claro, esto no es más que una opinión, que como los culos, cada uno tiene el suyo. A veces, equivocada. A veces impertinente.

 

La asamblea de los muertos. Tomás Bárbulo. 1

 

 

La asamblea de los muertos

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Reseña de Josevi Blender