La epidemia de la primavera de Empar Fernández me ha parecido una novela excelente. Y he de decir, en conciencia, que ha despertado en mí los sentimientos más nobles. Porque a veces cuando hablamos acerca de un libro se nos olvida destacar algo muy importante. Algo que, desde mi punto de vista, es intrínseco a la finalidad de la literatura: el hecho de que su relato nos ayude a comprender la naturaleza humana.

La epidemia de la primavera cumple con creces este fin.

La novela de Empar Fernandéz está ambientada en hechos históricos y transcurre en dos atmósferas paralelas en el tiempo.

Por un lado, la historia se desarrolla en la Barcelona de 1918, en plena revuelta de mujeres. Mujeres que protagonizan huelgas y movilizaciones como protesta por la subida de precios de productos de primera necesidad, ante la pasividad del Gobierno Civil. Nos situamos al final de la I Guerra Mundial, durante una epidemia de gripe que mató a millones de personas.

A menudo olvidamos la importancia de que un relato nos ayude a comprender la naturaleza humana. La epidemia de la primavera, de @EmparFdez cumple con creces este fin. @sumadeletras @megustaleer. #Reseña: @pilarmariagr. Clic para tuitear

Por otro lado, asistimos al final de la Primera Guerra Mundial. Muchos soldados americanos se unen al frente de manera voluntaria para luchar junto a los franceses contra el ejército alemán. Mientras tanto, la pandemia de gripe asola Europa y las trincheras.

Sinopsis: Fina abandona su pueblo cuando su marido muere de forma repentina. Junto con sus hijos Gracia y Simón llega a Barcelona donde su hermana Leonor y su cuñado Agustín los acogen en su casa. Fina consigue su jornal en el taller de costura de su cuñado y Gracia sueña con dejar de coser y trabajar en un despacho. Un suceso inesperado hará que los hermanos tengan que huir a Burdeos. Allí Gracia se enamorará de Carter, un joven de Iowa que se ha alistado voluntario al ejército para luchar contra los alemanes. El destino querrá que en pocos días el joven tenga que incorporarse al frente de batalla.

La narrativa de la escritora es impecable, algo a lo que, por otra parte, tiene acostumbrados a los lectores de sus novelas. Y que en su caso, además de fruto de su talento, es el resultado de un intenso y minucioso trabajo que se refleja en sus textos —al que hay que sumar un portentoso trabajo de documentación en el caso de esta novela.

En el arte de escribir cobra gran importancia la capacidad de transmitir emociones a través de las palabras. Y «el cómo se cuenta» una historia adquiere tanta importancia o más que «lo que se cuenta».  En La epidemia de la primavera es fascinante «cómo lo cuenta» la autora.

Empar Fernandez hilvana las palabras con gran delicadeza. Con la puntada precisa que requeriría la tela mas sofisticada del taller del sastre Agustín.

Dulcifica con el lenguaje lo doloroso de los acontecimientos.

Su pluma describe cada ambiente con tal precisión que pareciera que estuvieses visualizándolo en un fotograma.

Si tuviese que utilizar una sola palabra para describir la prosa de La epidemia de la primavera esta sería sensibilidad.

Incluso en la descripción de las escenas de guerra en las trincheras encontramos un lenguaje elegante y sutil.

Uno de aquellos soldados […] que había dado por muerto, se abalanzó sobre él titubeante y apenas consciente de sus actos. No contralaba sus pasos. Carter, paralizado, continuaba con la bayoneta calada, apenas la movió. Le atravesó el pecho con la afilada hoja cuando el joven alemán se arrojó sobre ella. Retiró el arma de un tirón como si pudiera volver atrás en el tiempo hasta el instante en el que aún no había herido de muerte a un hombre.

Diría incluso que, en muchas ocasiones, la prosa de Empar Fernández se torna prosa poética:

Hacía frío y el aliento de la tropa se elevaba hacia el cielo desde los labios entreabiertos al caminar.

Una carta significaba el derecho a mirar hacia delante, a soñar. Una carta del frente era su cielo abierto.

El llanto arrasó sus ojos y bajó por algún desconocido conducto hasta su garganta. La voz se le llenó de lágrimas.

La sensibilidad atraviesa la cronología propia de cada personaje.

He de destacar en este punto otra virtud de esta novela: que sean los protagonistas los que nos cuenten la historia con su manera de actuar.

Los personajes adquieren especial relieve, desde el secundario hasta el protagonista, porque cada uno nos enriquece con su calidad humana y hacen que esta novela sea excepcional.

Quizá sólo pondría un pero como sustantivo a esta novela, y este, estaría situado  exactamente en la página 439. ¡Esta página me ha sabido a poco, Empar! ¿No habrá más?

Pero dejo a un lado este deseo personal y aprovecho para dar las gracias a Empar Fernández por este libro, a ustedes que me leen. Y quiero  decirles algo antes de despedirme hasta la próxima lectura:

Si aún no lo han hecho, lean La epidemia de la primavera, es un canto a la vida y a los valores humanos, tan olvidados en los tiempos que corren.

Si aún no lo han hecho lean La epidemia de la primavera de @EmparFdez, es un canto a la vida y a los valores humanos, tan olvidados en los tiempos que corren. @sumadeletras @megustaleer. #Reseña: @pilarmariagr. Clic para tuitear

Ah, y recuerden: leer es ver más allá de la realidad aparente; escribir, un intento desesperado por abrir los ojos. Hasta el próximo libro.

La epidemia de la primavera. Empar Fernández.

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Empar Fernández

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Reseña de Pilar García