La Jetée de Chris Marker

Cuando aún no se habían realizado Interstellar (2014) de Christopher Nolan, ni Hijos de los hombres (2006) de Alfonso Cuaron, ni Matrix (1999) de Lana y Lily Wachoski, ni Doce monos (1995) de Terry Gilliam, ni Blade Runner (1982) de Ridley Scott, ni Solaris (1972) de Andrei Tarkovski y cuando, incluso, no se habían realizado ni 2001: Una odisea del espacio (1968), ni Fahrenheit 451 (1966) de François Truffaut, ni Lemmy contra Alphaville (1965) de Jean-Luc Godard, hubo un director, poco conocido fuera de los círculos cinéfilos y cuya dedicación se centró esencialmente en el documental, que realizó un cortometraje (al que, en los títulos de crédito, no llamó ni tan siquiera cortometraje sino fotonovela debido a su sucesión de planos fijos) al que tituló La Jetée (que se puede traducir como «el muelle» o «el espigón» o «el embarcadero»).

La Jetée

Posiblemente, nunca jamás 28 minutos resultaron tan trascendentales en la historia del cine porque, de repente, la ciencia-ficción se convirtió en un género adulto, capaz de alcanzar las cotas filosóficas y reflexivas más profundas. Hasta ese momento, solo los ejemplos aislados de Metrópolis (1927) de Fritz Lang, Ultimátum a la tierra (1951) de Robert Wise, The Quartermass Xperiment (1955) y Quartermass (1956) de Val Guest y Planeta prohibido (1956) de Fred McLeod Wilcox —cuyo argumento se basa en La tempestad de William Shakespeare— constituían muestras de que la ciencia-ficción podía ir mucho más allá de simples historias de invasiones alienígenas. Pero, a partir de La Jetée, todo fue distinto.

#LaJetée: 28 minutos que resultaron trascendentales en la historia del #cine: la ciencia-ficción se convirtió en un género adulto, capaz de alcanzar las cotas filosóficas y reflexivas más profundas. @jmcruzbar Clic para tuitear

La Jetée

Porque La Jetée significaba ir varios pasos por delante a todo lo realizado hasta la fecha. En primer lugar, porque tuvo el atrevimiento de combinar tres hilos argumentales que, hasta ese momento, a nadie se le hubiera ocurrido aunar y, aún hoy, resultarían relativamente audaces: una distopía futurista, un viaje en el tiempo —algo que, cinematográficamente, tenía su antecedente más directo en El tiempo en sus manos (1960) de George Pal, adaptación de La máquina del tiempo de H. G. Wells— y una historia de amor imposible. En segundo lugar, porque, lejos de utilizar un enfoque estético y un tono discursivo que simplificaran o aligeraran la trama, La Jetée obligaba al espectador a hacer un esfuerzo intelectual para comprender qué estaba sucediendo (hoy, a base de ver películas que no tienen reparos en incurrir en la hondura filosófica, probablemente al espectador no le resulte demasiado complicado seguir la historia, pero hace 56 años, todo era diferente). Por todo ello, La Jetée resultó (y sigue resultando) una obra fascinante digna de ser revisitada y valorada en la medida en que se lo merece.

Para quien no la haya visto, recomendamos el #corto #LaJetée, que en 28 minutos presenta una distopía futurista, un viaje en el tiempo y una historia de amor imposible. @jmcruzbar Clic para tuitear

Para quien no la haya visto, el conocerla ahora será un gran descubrimiento. Para quien sí la conozca, podrá hacer memoria y recordar cuántos títulos han bebido de estos 28 minutos extraños e inclasificables.

 

 

 

Para terminar, si quieren dar un repaso a los principales títulos del género de ciencia-ficción en el cine, enlazo este vídeo que preparé hace unos cinco años:

 

José Manuel Cruz para Revista MoonMagazine

 

Todo el contenido de este sitio web está sujeto a derechos de propiedad intelectual.
Está prohibida su utilización en cualquier medio sin el consentimiento expreso de los autores.
Copyright MoonMagazine.info © Todos los derechos reservados.
Las opiniones vertidas en los artículos, son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de MoonMagazine.