Lady Day, Supernova negra

NY, 1927, mientras Concha Piquer deja la isla de las luces para debutar en el país de la pandereta y Paulino Uzcudun aterriza sus puños de plomo, una niña de doce años recorre las calles de Brooklyn con el inseguro paso de una protoestrella, sin saber que un día será una supernova, tan blanca como los racistas que la torturaron.

Puedes ir vestida de raso, con gardenias en los cabellos, no ver una caña de azúcar en kilómetros a la redonda, y aun así seguir trabajando en una plantación.

Extracto de Lady Sings the Blues, memorias de Eleanora (Billie) Holiday, escritas en colaboración con el pianista William Dufty.

Billie empezó a exhibir su luz poderosa, atrayendo a todo tipo de moscones, inofensivos y venenosos.
Gaviota sin puerto fijo, escupe negros perfumes hechizando las madrugadas de los antros de luces de colores, mazmorras del penar, dejando sin aire los crepúsculos.
Rebosa juventud, maltrato, violación, reformatorios, marines, amor, golpes, besos, cow-boys, ilusiones y errores, tiñendo de azul ácido sus venas.
Pronto, su voz, como una herida abierta, sangra blues de su pulmón de acero, aliviando al corazón, de la tristeza, y nadie puede hacerse el sordo o el distraído, les corta la respiración.

En el iluminado paisaje de la gran manzana, la manzana más hermosa, negra de luna, maldice a los rateros de la libertad y hechiza las noches con perfumes que humillan a los proxenetas que vejan su laido mundo.
La calle 52 un día fue la calle de Lady Day, sacerdotisa de lo invisible.

Rebosa tristezas con alcohol y drogas, racismo, cargos por tráfico de estupefacientes, cárcel y oscuridad.

Más que casi cualquier otra cantante, Holiday es una solista instrumental de jazz, y en consecuencia tiene que ser entendida como un músico de jazz completo y no simplemente como una cantante.
Aunque Billie declaró haber tomado a Bessie Smith como su modelo, cantaba poco blues, y nunca de la poderosa manera que lo hacia la Emperatriz.
Ella, para cantar blues descendía a los infiernos creando canciones con una tensión interminable que vestía de tristeza, un mágico ejemplo de sus composiciones es Fine and Mellow (1939).

Y llegó aquel julio del 59, NY hervía, y su piel, abstemia de esperanza y empapada de opio, dejó de respirar y el mundo conocido empezó a limpiarse las orejas.

Condevolney

 

Lady Day. Billie Holiday, Lester Young, Ben Webster and Gerry Mulligan.

Lady Day. Billie Holiday, Lester Young, Ben Webster and Gerry Mulligan.

 

 

 

 

 

Todos tienen que ser diferentes. No puedes copiar a alguien con la esperanza de que funcione mejor. Si copias, trabajarás sin verdaderos sentimientos. Y sin sentimientos, todo lo que hagas equivaldrá a nada.
(De Lady Sings the Blues).

 

 

 

 

 

Lady Day. Billie Holiday y Lester Young, "Prez"

Lady Day y Lester Young, «Prez»

 

 

En Long Cabin las chicas solían mofarse de mí llamándome Lady porque pensaban que yo me creía demasiado distinguida para recoger de las mesas las propinas de los clientes. Pero el nombre de Lady perduró, incluso después de que todos olvidaran cuál era su origen, Lester lo emparejó con las tres últimas letras de Holyday y empezó a llamarme Lady Day.

(De Lady Sings the Blues).

 

 

 

 

En cuanto al nombre de Lester, yo siempre pensé que él era un tipo fenomenal, de modo que su nombre también tenía que serlo. En este país, los reyes, los condes y los duques no son nada y en esos momentos el hombre más grandioso era el presidente Franklin D. Roosevelt. De alguna manera lo fueron abreviando y quedó en Prez, pero sigue significando lo que estaba destinado a significar: el hombre más importante de este país. 

(De Lady Sings the Blues).

 Alice Dean regentaba un burdel en la esquina más cercana de nuestra casa y yo hacía recados para ella y sus chicas(…). Cuando llegaba el momento de pagarme, le decía a Alice que podía guardarse el dinero si me dejaba subir a su sala de estar para escuchar a Louis Armstrong y a Bessie Smith en su victrola.
(De Lady Sings the Blues).

 

Lady Day. Manolo Condevolney by Rosa Prat

Lady Day. Manolo Condevolney
by Rosa Prat

Manolo Condevolney, madrileño, se define como «poeta en paro, pintor en obras y fotógrafo giróvago». Selenita refinado, generoso artista de corazón solidario, Condevolney es un bardo de tierra adentro que se ha redescubierto a sí mismo como lobo de mar irremisiblemente enamorado de la luna, pero sobre todo, es un poeta y mago de palabras que encadenan conceptos inteligentes, sentimientos y vida.

Evidentemente, se trata de una descripción muy subjetiva de Condevolney, nuestro nuevo colaborador. Podría decir muchas cosas sobre él… podría decir cómo un accidente de moto cambió su vida hasta el punto de salir del ascetismo para interpelarla desde esa mirada azul de poeta que conserva la ilusión por los nuevos retos. Podría también hablar sobre su generosidad como ser humano, de sus inquietudes sociales, de su humildad y su capacidad de dibujarle una sonrisa al mal tiempo.

En su lugar, destacaré partes de su interesante currículum, comenzando por su labor como Tesorero de ANUESCA, asociación de nuevos escritores de El Campello, coordinando desde ella recitales poéticos y otros eventos. El 1 de mayo de 2010 fue colaborador en el Homenaje Centenario a Miguel Hernández celebrado en Orihuela. Fue también coordinador para Alicante en la plataforma nacional del movimiento 15M – Democracia real ya!-  y portavoz de prensa, de textos y cartelería para las distintas reivindicaciones del movimiento en Alicante.

Tiene publicado el poemario Alma Farolera, que según su prologuista Katy Parra, Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández 2008, es irónico, satírico y coherente con el espíritu del Condevolney, un alma despeinada que no se anda con chiquitas.

Podéis visitar a Manolo Condevolney en sus blogs:

Alma Farolera.

Storyville.

 

Lady Day. Billie. Lady Day Sings The Blues

Lady Day. Billie. Lady Day Sings The Blues

La vida de Eleanora Fagan no fue un camino de rosas. Hubo culpables —por supuesto—, manos no tan invisibles que se empeñaron en destruir su energía desde la infancia. Porque Billie Holiday fue una mujer fuerte, positiva, con ideas claras… pero era negra, pobre y rebelde. Características que, reunidas en una única persona, se consideraban imperdonables en la sociedad en la que le tocó vivir.
Empezando por los malos tratos sufridos por parte de su prima Ida; la traumática muerte de su bisabuela, que le originó un fuerte shock por el cual tuvo que ser ingresada en un sanatorio mental —tuvieron que serrarle el brazo con el que la rodeaba la noche en la que murió—; un intento de violación a los diez años que le costó una condena injusta; la prostitución; innumerables muestras de desprecio por parte de cierto sector —cómplice de las posturas racistas de la época— del espectáculo; y por último, la drogadicción, que si no acabó con su vida, fue determinante en el origen de la cirrosis que le provocó la muerte. Su talento no pudo contra la política segregacionista y la fortísima persecución de la que fue víctima cada vez que intentaba, paradójicamente, liberarse de sus adicciones.
Ese indeleble tinte dramático se vio perfectamente reflejado en Strange Fruit, canción emblemática en su repertorio, basada en el poema de Lewis Allen, que llegó a ser su «tema de protesta personal». Strange Fruit hace referencia al linchamiento de un negro en el Sur: «árboles sureños cargan extraños frutos, sangre en las hojas, y sangre en la raíz…». Este poema, que la propia cantante musicó con la ayuda de Sonny White y Danny Mendelshon, expresaba «todas las cosas que habían matado» a su padre. Efectivamente, la muerte de su padre se produjo al serle negada la atención médica debida. Era negro.

Txaro Cárdenas