Las Afortunadas

Visión Neocapitalista

Observó aquellos hoteles que salen de las rocas como tumores, los pesqueros kilométricos y las plataformas petrolíferas. Y lloró en sueños. Al día siguiente, le dijo al César: “Señor, seres maléficos de otros mundos, con tecnologías muy avanzadas, planean convertir Las Afortunadas en grotescas colonias de producción”. “Imposible, contestó el César. “Por muy maléficos y extraños que sean esos seres, si cuentan con tecnología, son inteligentes y, siendo inteligentes, jamás tocarían a Las Afortunadas; menos aún para el propósito que mencionas, sabiendo que hay en Las Afortunadas mucha más belleza que producción”. “Señor —insistió el vidente—, por las representaciones que me ofrecen los sueños, dudo mucho que estos seres tengan el menor sentido de la belleza”. “¿Y existiendo kilómetros de tierra firme, van a ir a Las Afortunadas a hacer negocio?”, inquirió el César. “El sueño no me aporta datos sobre el estado del resto de lugares. Tal vez, el saqueo de Las Afortunadas sea un último paso antes de acabar con el planeta y regresar a sus mundos lejanos”. “Entonces, no estamos hablando de visitantes con interés en generar producción a cualquier costo sino de vikingos interplanetarios”, observó el César. “Eso me temo, señor”. “Pobres descendientes nuestros. Pobres humanos; caer en manos de vikingos interplanetarios es un destino terrible. No respetan nada porque nada les tiene que durar; aparecen, saquean y se van”. “Lo es, señor; es terrible”, asintió el vidente perdiendo la mirada en el horizonte. “Es terrible”.

Políticos Afortunados, Definiciones Generales

Se llama “Político Afortunado” a todo aquel ladrón, autóctono del archipiélago, que por la gracia otorgada por familiares y amigos, en lugar de cumplir condena, lidera una alcaldía, municipio o provincia. La definición principal, como hemos comprobado, no estipula grandes diferencias entre el político afortunado y el político de otras zonas geográficas; estas diferencias, como veremos a continuación, se palpan en los matices:

Político Afortunado: ladrón autóctono que en lugar de cumplir condena, lidera una alcaldía Clic para tuitear

  1. El político afortunado es capaz de repetir “Canarias” hasta diez veces en tres frases de cinco palabras cada una; la finalidad, como se supone, es decir lo menos posible en la mayor cantidad de tiempo, pero, con la intención de que el patriotismo de cada oyente diga el resto. Está convencido de que cada vez que cita “Canarias” el oyente recrea automáticamente al menos tres propuestas interesantes que deberían ser votadas y las coloca en la persona del político.
  1. La característica explicada en el punto anterior desaparece por completo una vez alcanzado algún cargo de poder nacional o internacional. Entonces, y para seguir cayendo en gracia a los paisanos a los que perturbará incesantemente, lo único que conservará de la tierra será el acento.
  1. La profunda aversión al entorno natural y ecosistemas es en el político afortunado más exacerbada, aún si cabe, que en el resto de especímenes políticos. Así, en cuanto tiene ocasión, cambia en el menor tiempo posible “espacio natural protegido” por “campo de golf internacional”, “zona de servidumbre del dominio marítimo-terrestre” por “hotel con spa”, “reserva de la biosfera” por “parking activo para petroleras”. Si algún colectivo se opusiera a estos precipitados y loables cambios de perspectivas, el político afortunado siempre se apoyaría en el mismo argumento: los campos de golf, los hoteles con spa y las petroleras generan puestos de trabajo.
  1. Utiliza el principio y el final de cada discurso –las cinco palabras que no son “Canarias”–, para reivindicarle más autonomía al gobierno central y sugerirles a los ciudadanos que esa falta de autonomía es la responsable de desigualdades y escasez de recursos. Sabe para sus adentros que el día en que consiga la autonomía hundirá las siete islas y huirá a las Caimán, a vivir feliz para siempre, trabajando aún menos que antes. Sin embargo, cada vez que reivindica un gobierno más independiente en beneficio del pueblo, él cree en lo que dice; cierra los ojos y se imagina valiente, en taparrabos y con pelambrera, lanzando piedras contra los castellanos y rezándole a Acorán.

Las Afortunadas

Bosch&Hierro 2015.

Judith Bosch

Rafael Hierro