Mustang, el amor sin límites por la libertad de las cinco hermanas protagonistas de esta película turca se ha introducido en mi pensamiento de una manera insistente desde hace un par de semanas. Cuando la vi, supe que tenía que hablar sobre ella. Esto no es, obviamente, una critica de cine, ni pretende serlo. Es un artículo de alguien que habla con las películas, igual que lo hace con los animales. Lale, hazlo, hazlo. Escapa, Lale. Esa niña me embaucó y lo hizo con la fuerza de su mirada y sus actos, la rebeldía que exhibe desde los primeros metros de película (¿todavía se dice así?) y que va in crescendo hasta el desenlace de la misma. Mustang es como la versión original de un cuento del medievo, cruel, muy cruel, en las antípodas de las versiones de los Grimm, pero con un final abierto a la esperanza.

#Mustang es como la versión original de un cuento del medievo, cruel, muy cruel. Clic para tuitear

Supongo que conocéis la historia de estas cinco hermanas huérfanas que el día de fin de curso llegan tarde a casa porque han estado jugando inocentemente con los chicos de su clase. La recepción de la que son objeto por parte de su abuela y tío es el punto de partida de una situación insostenible para cualquier ser humano, pero sobre todo si eres chica y vives en Turquía. Con su «virtud» (sustantivo de connotaciones terribles y arcaicas) en entredicho, el indigno aislamiento y posterior «preparación» como esposas y amas de casa —¿no estarían mejor en el colegio, preparándose para la vida profesional?—, los abusos, el sufrimiento, la pérdida, la rabia y la lucha por la libertad son situaciones y estados por los que fui pasando no ya como espectadora, sino como pieza integrante de la historia. Ahí deseaba llegar. Leyendo a los grandes teóricos del cine, aprendí que una película debe cumplir la vocación de verosimilitud con la que se ha construido, usar un lenguaje cuya finalidad es que «te la creas» y vivas dentro de ella, sufras o goces con sus personajes. Lale, sal de ahí, hazlo ya. Y Lale me clava su mirada marrón con destellos verdes, seria, pensativa, decidida e inteligente.

Una película debe cumplir la vocación de verosimilitud con la que se ha construido. #Mustang Clic para tuitear
Lale

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Y Lale me clava su mirada marrón con destellos verdes, seria, pensativa, decidida e inteligente. Clic para tuitear

Mustang se me ha clavado, igual que la mirada de Lale. Será difícil que las olvide.

A la salida del cine, casi tropezamos con cinco chicas. Estaban haciendo su botellón de Kas Naranja y Coca Cola, sentadas en la acera.

En este mes de abril, en el que MoonMagazine cumple un año con su nueva imagen y su fantástico equipo de redacción, formulo dos deseos.

Que todos y todas seamos un poco Lale, —un poco Mustang— y que esta revista siga su ejemplo.

Felicidades, habitantes de la luna.

Que todos y todas seamos un poco Lale —un poco Mustang—, y que esta revista siga su ejemplo. Clic para tuitear

Txaro Cárdenas

Fotografías promocionales de la película Mustang con derechos reservados