En más de una ocasión, se ha definido al género de la fantasía como «el gran observador» del espíritu humano. Una y otra vez, las historias fantásticas encuentran en los paisajes imposibles y la vida de criaturas extraordinarias, una mirada profunda de nuestra cultura, los elementos que la enriquecen y las ideas que la sostienen. Y es que quizás, la fantasía no solo analiza a la sociedad como una mezcla originaria de ideas y creaciones, sino, también, como un reflejo de quienes somos. Una percepción esencial de lo creemos, asumimos como real y lo que no lo es. Una imagen en constante reconstrucción sobre nuestra identidad individual.

Tal vez por ese motivo, en la actualidad la pantalla chica encuentre en la fantasía un vehículo para reflejar todo tipo de pulsiones sociales y culturales. No sólo se trata de un juego de argumentos o la creación de mundos alternativos, sino la forma como logra enfatizar la identidad de lo verídico y lo engañoso a través de líneas argumentales pausadas y perfectamente construidas para delinear una realidad nueva. Porque según el discurso fantástico, la realidad  — lo evidente, lo aparente —  es algo más de lo que percibimos a través de los sentidos. Es una conjunción de hechos y dimensiones tan originales como desconocidas, de nuevas reinterpretaciones de lo que consideramos común. Para el género, la verdad y lo engañoso se confunden para construir una frontera nueva con respecto a lo que percibimos. E incluso, lo que creemos forma parte de nuestra mente.

¿Y cuáles son las propuestas que no sólo utilizan lo fantástico como una mirada al espíritu humano? Quizás las siguientes:

La nueva generación de la fantasía televisiva, el renacer de un género: @CarnivalRow y @darkcrystal, dos series que reinterpretan la realidad a través de su premisa fantástica. Por @Aglaia_Berlutti. #fantasía #series. Clic para tuitear

Carnival Row: la puerta abierta a los misterios

La nueva generación de la fantasía televisiva: Carnival Row y The Dark Crystal: Age of Resistance 1

La serie Carnival Row tiene todo para convertirse en un fenómeno de culto, aunque no lo es y es probable le lleve unos cuantos años llegar a la profundidad que anuncia su primera temporada. Con su estética entre lo gótico y lo steampunk, su elegante simbología mitológica y su subtexto crítico, es una rara combinación de alegoría, fantasía y crítica cultural. A pesar de sus evidentes fallas de guion, ritmo desigual y el hecho que el argumento no decide todavía cómo expresar las profundas ideas que maneja, la serie elabora un sustrato sobre la belleza, el amor, la diferencia y el prejuicio que sorprende por su buen hacer y sutileza.

Claro está, Carnival Row tiene un contexto sofisticado que elabora una versión de la realidad extraordinaria: en un mundo en el que criaturas fantásticas y el hombre conviven con dificultad, las presiones políticas y sociales se convierten en batallas metafóricas que el guión aborda desde el asombro, aunque cierta torpeza. Desde el prólogo que brinda la información suficiente para analizar el escenario complicado del argumento, hasta su incompleta reflexión sobre el prejuicio basado en elementos fantásticos, Carnival Row es una combinación de fábula y una narración oscura con elementos propios del suspense. ¿Puede funcionar semejante mezcla? Lo hace en la medida que la serie encuentra un equilibrio entre su intrigante premisa y las líneas argumentales que intentan contar una historia mucho más terrenal. Pero el equilibrio es precario y no siempre bien planteado, lo que provoca que Carnival Row tenga más momentos bajos que altos y que deba luchar con frecuencia contra la percepción que la cuidadosa ambientación sea algo más que un escenario espléndido y vacío.

Por supuesto, el guion hace enormes esfuerzos por dejar muy claro desde los primeros capítulos que la serie es mucho más que una delicia visual. Con su atmósfera dickensiana de arcos de cristal emplomado y calles de piedra, las tensiones raciales y sociales en la ciudad de Burgue son una versión extravagante de las mucho más mundanas que refleja a través de un aire metafórico tan directo que resulta rudimentario. Y mientras las hadas, faunos y otras tantas criaturas intentan sobrevivir al asedio de la discriminación, el racismo y otros males muy reconocibles para cualquier espectador de nuestra época, Carnival Row elabora una percepción sobre lo increíble a medio camino entre lo fastuoso y una necesidad muy poco disimulada por la controversia.

La serie Carnival Row con su estética entre lo gótico y lo #steampunk, su elegante simbología mitológica y su subtexto crítico, es una rara combinación de alegoría, fantasía y crítica cultural. @Aglaia_Berlutti. Clic para tuitear

Pero a pesar de sus buenas intenciones, la serie no rebasa la promesa de todo lo que se esconde bajo la superficie de su propuesta. A pesar de su cuidadisima puesta en escena (sin duda lo mejor de la serie) y el intento de incorporar una vasta mitología para narrar un recorrido entre el romance y una alegoría política sin disimulos, la serie pierde consistencia y para los últimos capítulos, el misterio central del argumento se deshace en medio de insinuaciones poco claras y nunca resueltas sobre la historia. Quizás, en su próxima temporada, Carnival Row encuentre el hilo conductor entre sus diferentes discursos y dimensiones, para alcanzar un punto sólido de narración que se equipare a su maravillosa propuesta visual. O al menos, esa podría ser la siguiente gran ambición de este inusual recorrido por el mundo de la fantasía.

The Dark Crystal: Age of Resistance o el regreso a un mundo extraordinario

La nueva generación de la fantasía televisiva: Carnival Row y The Dark Crystal: Age of Resistance 2

Como precuela de un clásico, la serie The Dark Crystal: Age of Resistance tenía la dura misión de profundizar en un universo complejo a partir de sus orígenes. Una salvedad que, además, debía lidiar con el hecho que la película de ’82 apenas tenía una duración de noventa minutos y mostraba la superficie de lo que parecía ser una mitología más vasta. Como argumento, la propuesta de Netflix debía unir no sólo los puntos en blanco de la narración original, sino combinarlos de manera coherente con una historia base sustanciosa. ¿Podría el proyecto abarcar esa desconocida historia de trasfondo sobre el ambiente posapocalíptico del icónico film y además conservar su identidad?

Para alivio de los fanáticos, The Dark Crystal: Age of Resistance no sólo lo logra, sino que consigue construir una travesía a través del mundo imaginado por el guionista David Odell de enorme valor conceptual, lo que convierte a los diez episodios de la serie en una mirada asombrosa no sólo por la historia ya conocida, sino también a través de una especie de camino del héroe aderezado con una dosis de mitología por completo nueva. La combinación entre ambas cosas logra que el argumento de la película original sea una pieza en medio de un rompecabezas narrativo de considerable complejidad y también el punto de referencia para comprender su envergadura.

La película Dark Crystal meditaba sobre el heroísmo, el poder y el miedo de una forma muy parecida a la como lo hizo Tolkien en su clásica trilogía el Señor de los Anillos. En Age of Resistance la referencia es aún más obvia, lo que crea una percepción sobre lo ideal, lo moral y lo mágico de enorme poder emocional. El guión de Jeffrey Addiss y Will Matthews, consigue elevar la apuesta de la historia original y crea un argumento potente que funciona de forma independiente a su clásica predecesora. Para la ocasión, el mundo de Dark Crystal se llena de razas antagonistas, juegos de poder y una clara reminiscencia a la fantasía épica popularizada por George R. R. Martin. No resulta casual que la serie conserve el tono tenebroso, inquietante y por momentos dolorosísimo de la película de la cual proviene, sólo que, en esta ocasión, se reinventa en un paisaje mucho más amplio y extraño.

Age of Resistance es mucho más que un homenaje cuidadoso a un clásico cinematográfico: es una propuesta que profundiza en lo mejor del argumento original y un riesgo calculado a nivel de narrativo, que permite reinventar las ideas más espléndidas de la obra de Jim Henson. Con su toque macabro, sustrato político  — que lo hay —  y la búsqueda del espíritu mágico de un film que marcó un antes y un después en el mundo de la animación, la serie asume con respetuosa distancia la búsqueda de una identidad en medio de un universo mayor. Un recorrido respetuoso por un argumento nostálgico, que la serie logra en sorprendente combinación de buen hacer y elegancia narrativa.

 

The Dark Crystal: Age of Resistance es una reinvención respetuosa del imaginario de #JimHenson y fusiona nostalgia con buen hacer y elegancia narrativa. #Fantasía #Series #CristalOscuro @Aglaia_Berlutti. Clic para tuitear

 

Un artículo de Aglaia Berlutti

Portada: David de la Torre