Un brillante thriller psicológico

Título: Que Dios nos perdone.

Título original: Que Dios nos perdone.

Año: 2016. Dirección: Rodrigo Sorogoyen.

Guion: Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen.

Música original: Olivier Arson.

Montaje: Alberto del Campo y Fernando Franco.

Dirección de fotografía: Alejandro de Pablo.

Reparto: Antonio de la Torre, Roberto Álamo, Luis Zahera, Raúl Prieto, María de Nati, María Ballesteros, José Luis García Pérez, Mónica López, Rocío Muñoz-Cobo, Javier Pereira, Fran Nortes, Andrés Gertrúdix, Alfonso Bassave, Raquel Pérez y Andrea Dueso.

País: España.

Página web oficial

Frente al género policíaco, en el que una investigación cartesiana, cuadriculada y cristalinamente ejecutada daba como resultado final el descubrimiento de quién era el criminal buscado, en el género negro todo ha sido siempre mucho más turbio. La investigación nunca va en línea recta, parece avanzar pero permanece en el mismo sitio, conduce a callejones sin salida, retrocede, hay que desechar todo aquello que se consideraba firme certeza, se sitúa permanentemente al borde del abismo, puede dar lugar al inicio de otra investigación que no se sabe si tiene que ver algo con la inicial…

A esta característica estructural, enseguida se le sacó provecho temático y condujo a novelas en las que, más que seguir los pasos de una investigación, parece que estamos asistiendo a la exploración de un cerebro progresivamente desquiciado. Fue Raymond Chandler quien intuyó las posibilidades de esta línea narrativa y ya en 1940 sumergió al detective Philip Marlowe en Adiós, muñeca en lo que parecía un auténtico descenso a los infiernos más que un conjunto de pesquisas mínimamente estructuradas.  Jim Thompson, en El asesino dentro de mí (1952) y 1.280 almas (1964) nos mostraba en cada una de ellas cómo un agente de la ley iba adentrándose en un laberinto cada vez más intrincado en el que su estabilidad mental iba, poco a poco, evaporándose. Quien haya leído la Trilogía de Nueva York (1985-1986) de Paul Auster, podrá encontrar algo parecido.

En el cine, directores como David Lynch en Terciopelo azul (1986), Carretera perdida (1997) y Mulholland Drive (2001) y Paul Thomas Anderson en Puro Vicio (2014) sacaban gran partido a ese paralelismo entre investigación y delirio que tan buenos resultados parece dar. Recuerden la primera escena de La isla mínima (2014) de Alberto Rodríguez, con esas imágenes de la marisma con la apariencia de ser surcos cerebrales y consideren si no bebe del mismo concepto. Rodrigo Sorogoyen, en Que Dios nos perdone, también se adentra en la misma idea y ha conseguido un resultado verdaderamente brillante.

 Que Dios nos perdone

Aunque, en un primer nivel, la búsqueda de un asesino en serie es el motivo de la trama principal de Que Dios nos perdone, poco a poco, sutilmente, habrá tres temas que son los que darán verdadero cuerpo a la narración. Por un lado, la película nos habla de personajes que, perdidos en sus propios demonios interiores, están en lucha con ellos mismos y que, en gran medida, ya han perdido esa batalla. Por otro, está el tema de la mirada y, más concretamente, el de la mirada que no se dirige al aspecto relevante de las cosas. La cámara, colocada en muchísimas ocasiones de forma desconcertante, parece hurtarnos el punto de vista significativo como metáfora de unos policías desorientados que son, en última instancia, personajes sin brújula ni horizonte. Finalmente, el tema de la búsqueda de seguridad y de certezas en un entorno incapaz de ofrecer ni una ni otras es otra cuestión que, casi explícitamente, va trenzando el inquietante clima de la película.

#QueDiosnosperdone: soberbias interpretaciones de @atorrem @javierpereira @alamoberto. @jmcruzbar Clic para tuitear

Que Dios nos perdone, de Rodrigo Sorogoyen: brillante thriller psicológico. Crítica de José Manuel Cruz para Revista MoonMagazine.

Que Dios nos perdone se beneficia de unas soberbias interpretaciones de todo el reparto pero entre las que hay que destacar las de Antonio de la Torre, de Roberto Álamo, de José Luis García Pérez y la del actor que interpreta al asesino (que, lógicamente, no vamos a revelar quién es, eso lo tendrán que averiguar ustedes). Rodrigo Sorogoyen, después de 8 citas (2008), codirigida con Peris Romano, y Stockholm (2013), —que fue una de las grandes triunfadoras del Festival de Málaga de ese año—, firma la que, sin duda, es su mejor película hasta la fecha y en la que consigue desarrollar una brillantísima estrategia narrativa que recuerda, en algunos momentos, a la que empleó Abraham Polonsky en El valle del fugitivo (1969) (si en Que Dios nos perdone es la visita de Benedicto XVI la que tiene un lugar preferente en la trama, en la película de Polonsky era la del presidente Williamo Howard Taft; también había una persecución y también había una relación problemática; y todo ello adquiría, al final, una extraña armonía). Con esto, estamos diciendo que Que Dios nos perdone es una gran película y que es uno de los títulos imprescindibles del cine español de este fértil y fructífero 2016.

 #QueDiosnosperdone, gran película, título imprescindible del #CineEspañol 2016. @jmcruzbar Clic para tuitear

Nota (de 0 a 10): 8.

Lo que más me gustó: Las interpretaciones de Antonio de la Torre, Roberto Álamo, José Luis García Pérez y del actor que interpreta al asesino (que, obviamente, no voy a decir quién es). Un muy logrado inquietante clima.

Lo que menos me gustó: Su ritmo pierde algo de solidez en los últimos cuarenta minutos.

 

Incluimos canción que forma parte de la BSO de la película:

 

 

Critica de José Manuel Cruz para Revista MoonMagazine