Para la segunda parte —la más extensa e intensa— de su poemario Sabe la noche elige Teresa Ramos como título «Girándula», o «rueda llena de cohetes que gira despidiéndolos»: un ingenio pirotécnico destinado a alegrar fiestas. El desconcierto se impone, porque, si algo caracteriza a las composiciones de «Girándula», es precisamente el padecimiento íntimo de la autora, la cual, dueña de sí misma pasado un tiempo, se esfuerza en seguir el aserto de Wordsworth: «Para escribir buena poesía es necesario una fuerte emoción evocada en un momento de serenidad».

Solo desde esa entereza parece posible crear estas atormentadas piezas en las que la autora muestra —sin tapujos— sus estados anímicos ante el abandono amoroso. En El tiempo recobrado anota Proust: «Las obras, como en los pozos artesianos, suben tanto más alto cuanto mayor es la profundidad a que ha ahondado el sufrimiento del corazón». Y Ramos viaja al fondo del suyo, al epicentro mismo del terremoto de su pérdida. Desde allí registra desánimos por no recibir una carta, por fundirse con la tristeza del otoño e invierno en la ciudad; registra meritorios intentos por viajar al país de los sueños o por sosegarse con las rutinas de la vida… Pero todo ello no hará olvidar aquellas faltas de lealtad y egoísmo que convierten a su expareja en odiosa, en alguien «muerto en vida», pero que sigue golpeando. Precipitarse hacia abismos de luz es un primer intento para resarcirse: la creación poética sirve a la sufriente como realización simbólicamente disfrazada de sus más secretos deseos, procurándole también satisfacciones y descargas temporales (catarsis) a impulsos reprimidos. Otro intento, repetido en varios poemas, es el de fusionarse con el mar, metáfora de refugio ideal para atender la proximidad del amor venidero. Cualquiera de estas opciones resulta preferible a repetir el suicidio de Alejandra Pizarnik (arrastrada por la locura a un exceso de luz abisal) o a apuntarse al apocalipsis de los Mayas en el que todo, hasta los ataúdes, acaba por arder.

La poesía de Teresa Ramos resulta un fértil peregrinaje a través de noches y días hacia lugares desconocidos, en un mundo de figuraciones y símbolos. Como poema total «Girándula» está formalmente construido en un tono mayor, versicular, y en continuo crecimiento: un batiente y selvático impulso completa en cada pieza las premoniciones de las anteriores.

Fértil peregrinaje hacia lugares desconocidos. #SabeLaNoche de Teresa Ramos @EditorLupi Clic para tuitear

Los seis poemas que componen la tercera parte vienen englobados con el mismo título del libro: «Sabe la noche». Agotada la temática del abandono amoroso, en estos versos la autora pone en solfa al mundo diurno. Ante su uniformidad y rutinas, los elogios a la noche incluyen audaces comparaciones, como con la loba que te posee haciéndose una con tu sombra. En su variada tipología nocherniega la autora prefiere la noche de los artistas: poetas, pintores y escritores comparten con ella esa música interior tan similar a la del agua. La noche nos enseña a bailar en el abismo, afloja el dolor y derrama versos y amor.

Dejo para el final la primera parte, «La memoria de las flores», seis composiciones que tratan sobre la memoria —incluyendo la memoria histórica—, definiéndola y ejemplificándola, las cuales, no siendo desdeñables, retrasan el enorme goce que producen la segunda y tercera parte del libro. Quizá haber hecho de esta primera parte un epílogo hubiera sido más efectivo.

En resumen, las creaciones de Teresa Ramos en Sabe la noche corresponden a una poesía dinámica e interiormente conflictiva, resuelta en tono mayor y con signo de trascendencia. A ella hay que intentar acceder a través de su sonora verbalización, y no mediante un análisis lógico de cada versículo, pues de este modo tan solo se lograría «traducir» filosóficamente algo que no se originó con tal intención. La poeta, en su actitud de intimidad y entrega, lejana a cualquier panteísmo cósmico, busca la identificación con el lector —y la logra—.

 

La noche es una loba, te adora, te persigue, te ronda, / te envía flores, te posee como amante virginal, / desangra tu luna.

 

Te envía flores, te posee como amante virginal,/desangra tu luna. #SabeLaNoche, de Teresa Ramos Clic para tuitear

 

 

 

Sabe la noche

Teresa Ramos
I Concurso de Poesía Noches Poéticas Bilbao, 2015.
La Uníca Puerta a la Izquierda (LUPI)

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Reseña de Manu López Marañón