A mediados del siglo XIX y principios del siglo XX, el terror gótico perdía fuerza, por lo que muchas de sus historias comenzaron a mezclar elementos de la novela policíaca con toques siniestros, en un intento de revitalizar los clásicos más conocidos. Para la época, la novela policíaca continuaba siendo un Cinco series de época: suspense por entregasgénero menor, pero con la suficiente popularidad como para llenar los folletines y las tradicionales penny dreadful. El subgénero nacido entre lo gótico y la mirada del detective condiciona sin duda lo que fue un tipo específico de mirada sobre lo criminal: de pronto, los grandes seriales detectivescos tenían algo de misterioso e inquietante, a la vez que los temibles monstruos, una cierta lógica fría casi episódica. El resultado fue una extraña combinación de monstruos de leyenda, visiones fantásticas y toda una pléyade de personajes extravagantes que intentaron tomar el lugar  —sin lograrlo por completo — de los grandes monstruos literarios que les precedieron.

Otro tanto ocurre en la televisión, en la que la reinvención de géneros clásicos ha dado como resultado varias de las series más interesantes de las últimas décadas: la mezcla entre el suspense, el terror y lo gótico no es la excepción. El gusto insaciable por lo macabro y lo singular creó una perspectiva sobre el crimen con una carga de belleza barata, suspense en entregas y ese ingrediente de pura maravilla de lo prohibido y lo misterioso clásico que cinco series han logrado plasmar con una interesante puesta en escena y argumentos repletos de referencias literarias y de época. Una selección corta de lo mejor de las series de época con los más variados temas.

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Cinco de las mejores series de época que puedes ver

El Alienista (Cary Fukunaga para TNT)

Series de época —1— 

Cinco series que combinan con inteligencia suspense, drama e historias policíacas

El libro El Alienista de Caleb Carr hace alusión en varias oportunidades a los crímenes de Jack el Destripador, lo que brinda a la historia un evidente contexto. Lo hace, además, en un tono de asombro y reverencia que brinda un tono inquietante a la narración. La serie The Alienist observa la realidad desde la misma perspectiva: esa comprensión de la violencia como un límite extraordinario que define no sólo a los personajes, sino al contexto que los rodea. Para la ocasión, el canal TNT logró recrear la atmósfera decadente de la Nueva York de finales del siglo XIX con una lujosa puesta en escena, que utiliza la noción sobre lo macabro y lo morboso como telón de fondo para la decadente belleza de una ciudad crepuscular. Con una temporada de diez episodios, la serie narra el primer libro de la saga El Alienista, que enmarca la historia del doctor Laszlo Kreizler, un psiquiatra  — o alienista, en lenguaje de la época —  excéntrico, brillante y por momentos irritante que, junto a un improbable equipo, intenta desentrañar los crímenes que un asesino misterioso y especialmente cruel comete en la ciudad. Con una noción muy profunda sobre las dimensiones y estratificaciones del thriller psicológico, The Alienist lleva la propuesta del libro a un nivel por completo nuevo: la reflexión sobre lo moral, el terror y la vanidad del asesinato se convierte en una percepción sobre la naturaleza humana tan dura como cruel.

Las crónicas de Frankenstein: (Benjamin Ross y Barry Langford, para ITV Encore)

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Cinco series que combinan con inteligencia suspense, drama e historias policíacas 1

Con su aire gótico y levemente retorcido, la serie protagonizada por Sean Bean  — Ned Stark en Game of Thrones—  crea una nueva mirada sobre el procedimental típico y le añade elementos de terror y algo semejante a una novela negra con referencias literarias victorianas. La mezcla podría resultar desconcertante, a no ser por su buen uso del discurso histórico, la puesta en escena y la mirada inteligente sobre el crimen como un hecho fatídico cercano a lo sobrenatural. John Marlott,  — Bean — es un detective londinense que en 1827, comienza una investigación sobre la desaparición de una niña que lo llevará a un terreno inquietante y desconocido: un conflicto y el poder terrenal de enigmáticas implicaciones. Con su tono sobrio y frío, la serie tiene un evidente parecido con The Alienist, aunque ambas recorren caminos argumentales por completo distintos: mientras la serie de TNT analiza la idea del bien y mal desde la distancia del hecho criminal, Las Crónicas de Frankenstein lo hace como parte de un extraño momento histórico difícil de definir. Además, los productores dotaron al personaje de Bean con un trasfondo que abarca desde un pasado oscuro hasta la posibilidad de la venganza, lo que convierte a la serie no sólo en el tipo «caso por capítulo» sino en una completa historia en que cada elemento tiene un peso lo suficientemente contundente como para cautivar. Hay un abundante uso de la estética victoriana, pero también, de la confrontación de ideas de la época con un análisis por completo moderno. El Londres de la serie, además, es un personaje por sí mismo, con su extraña silueta alzándose en la noche y las calles llenas de peligros y amenazas. A medio camino entre una serie policíaca y algo más ambiguo, Las Crónicas de Frankenstein es una acertada conjunción de elementos que añade interés a la tendencia actual de combinar el drama de época con temas contemporáneos. Con el mismo tono de Taboo, pero sin su ingrediente pseudo erótico, el show juega con todos los estereotipos de una visión del drama y el suspenso llena de matices: desde la misteriosa aristócrata alemana Frederick Dipple (Laurence Fox) hasta la viuda Esther Rose (Maeve Dermody), los personajes que pueblan el extraño mundo de Las Crónicas de Frankenstein crean una percepción profundamente extraña y efectiva sobre los misterios a punto de revelarse y el equilibrio con una inteligente tensión argumental. Una mirada intrigante a una época en la que aún la superstición se confundía con la tecnología. 

Peaky Blinders (Steven Knight para BBC Two)

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Alejada de los grandes escenarios victorianos, Peaky Blinders juega con la puesta en escena de un siglo en el que apenas nacen las reglas del juego entre el crimen, la ley y el comercio. Los alegres años veinte tienen algo de diáfano e inocente en esta producción que celebra un estilo de vida frenético, levemente perverso y casi amoral. La trama recorre las peripecias de un grupo de mafiosos en Birmingham, desde un punto de vista poco usual: no sólo se trata de la típica historia sobre el poder detrás del crimen, sino un análisis concienzudo de la moral de una época en la que el delito era una forma de estatus. La ambientación es preciosista y no sólo toma lo mejor de la estética de la segunda década del siglo XX sino que además, la convierte en un punto de referencia al momento de analizar la psicología de los personajes. La puesta en escena casi cinematográfica tiene la capacidad de sorprender con sus largos planos secuencia y escenas silenciosas, que parecen puntualizar una narración cargada de giros y extraños entuertos, que se resuelven con rapidez y originalidad. Hay toda una serie de referencias que van desde los western estadounidenses hasta procedimentales comunes, pasando por un notorio juego temporal que incluye una banda sonora punk y la magnífica actuación de Cillian Murphy. A diferencia de otras series de época, la ambientación en Peaky Blinders es un juego de imágenes que no busca resaltar el momento cronológico sino utilizar sus bondades para contar una gran historia. Escrita por Steven Knight — que tomó buena parte de las anécdotas que escuchó en el seno de su familia sobre grandes batallas de la Mafia en Birmingham— Peaky Blinders tiene todo el buen tono de una historia negra, pero con la rarísima capacidad de impactar por su trasfondo moderno y simbólico. Una maravillosa pieza de arte pop sobre anécdotas históricas poco conocidas.

Penny Dreadful: (John Logan para Showtime)

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Penny Dreadful

Penny Dreadful  — la serie de Showtime que rápidamente se convirtió en icono de culto —  responde no solo a la visión del folletín literario basado en horrores de pesadilla en que basa su nombre, sino que, además, crea un ambiente de rara belleza que la hace única. Dirigida y creada por John Logan y producida por el director Sam Mendes (recordado por su magnífica e icónica American Beauty), la serie es perfecto homenaje a la percepción del horror como un secreto cultural que provoca un extraño y refinado placer. Además, director y productor no sólo amplían el universo de las antiguas penny dreadful sino que además, se atreven a crear todo un planteamiento nuevo sobre la percepción del horror victoriano y todo lo que la rodea. En Penny Dreadful existe un tipo de exquisito goce por lo inquietante y lo profano, sin caer en la solemnidad del gótico literario en que está basada a medias. Porque la serie, en un concienzudo homenaje a los antiguos folletines, parece preferir el tono y la forma de la literatura barata de terror y crear una atmósfera propia a la que sin duda, debe su triunfo. Una y otra vez, la serie se esfuerza por cubrir la distancia entre el terror elegante y sofisticado de los que beben sus referencias culturales y a la vez, elaborar un discurso propio sobre el efectismo gratuito a las que debe su origen. La acertada combinación construye una nueva forma de comprender el terror y crea una pequeña obra de arte pop.

The adventure of Sherlock Holmes (Michael Cox para Granada Television)

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The adventure of Sherlock Holmes

Impecable y quizás la más fiel de todas las adaptaciones al mundo creado por Sir Arthur Conan Doyle, la serie definió en su momento la imagen cinematográfica de Sherlock Holmes pero además, le brindó contexto y un sentido histórico con la que no contaban ninguna de sus predecesoras. Además de captar el espíritu del Londres que Conan Doyle reflejó en sus novelas, la serie resume esa visión del nuevo hombre del siglo XIX, ese que vio morir a los Dioses de la incertidumbre natural y nacer a los de la ciencia. El Sherlock Holmes imaginado por el creador Michael Cox y encarnado por el actor Jeremy Brett, tiene la capacidad de mostrar esa nueva perspectiva del mundo bajo la deducción intelectual, la frialdad de la mirada científica. La impecable lógica de Holmes, su necesidad de analizar el mundo y su circunstancia bajo el planteamiento de lo literal, hace de su visión una extraña perspectiva sobre el nacimiento de la época de la iluminación, esa donde el hombre dejó de buscar a Dios mirando la oscuridad y decidió encontrarlo en los pliegues de la realidad. Con su aire denso, un poco claustrofóbico, y su interesante puesta en escena, The Adventure of Sherlock Holmes fue la serie definitiva al momento de brindar sustancia y dimensión a las narraciones de Sherlock Holmes y sobre todo, elaborar un canon televisivo a la medida de la imaginación del gran escritor.

 

Un artículo de Aglaia Berlutti

Portada: David de la Torre