Siempre el mismo día, novela escrita por David Nicholls, nos invita a descubrir a lo largo de veinte años los diferentes caminos, experiencias, alegrías y sinsabores de sus dos protagonistas principales. Cada capítulo se convierte en una carrera sin fondo persiguiendo todo aquello que desean y que tienen al alcance de la mano, pero que, curiosamente, consiguen alejar cada vez más y más.

#SiempreElMismoDía de @DavidNWriter nos invita a descubrir a lo largo de 20 años los diferentes caminos, experiencias, alegrías y sinsabores de sus dos protagonistas principales. @umbrieleditores @Ediciones_Urano @Sil_Monterrubio. Clic para tuitear

Siempre el mismo día —que fue llevada al cine en 2011 con Anne Hathaway y Jim Sturgess en los papeles protagonistas y ahora nos llega a los lectores de habla hispana de la mano de Umbriel Editores toma como punto de partida el momento en el que se conocen ambos personajes, Dexter Mayhew (Dex) y Emma Morley (Em), un quince de julio de 1988, durante la fiesta de graduación de la universidad, situándonos a partir de ese momento y en cada capítulo en el mismo día, es decir, todos los quince de julio durante los años consecutivos, así hasta que pasan veinte. Consiguiendo con ello engancharnos, atrapar nuestro interés, provocando esa curiosidad innata que poseemos los lectores, esa necesidad de saber más, de descubrir,  pero a la vez de imaginar, de intuir, de desgranar un final.

One day, Siempre el mismo día
One day, Anne Hathaway y Jim Sturgess

La novela ha sido definida como:

  • «Una maravillosa, conmovedora y auténtica historia de amor».
  • «La historia de una relación que podría ser perfecta pero que toma un rumbo inesperado».

¿Pero quiénes determinan las verdaderas historias de amor, y bajo qué circunstancias? ¿Debemos especular con el significado y las posibilidades de la palabra amor? ¿Deja de ser una historia maravillosa cuando no es perfecta?

Desde mi humilde punto de vista sobre esas asignaturas que son el amor y las relaciones de pareja, he de decir que considero totalmente posible que el amor sea capaz de sobrevivir sin que exista un cierto equilibrio, pero es totalmente imposible que, en las mismas circunstancias y del mismo modo, sobreviva  una relación.

Siempre el mismo día puede parecer querer reflejar hasta dónde se llega por amor, cuánto podemos mantener la esperanza. Puede parecernos que nos relata una historia que comienza a echar raíces desde un primer momento, pero que alarga en el tiempo la posibilidad de que esas raíces alimenten y sujeten dicha relación con la fuerza necesaria. Puede dar la impresión de querer mantener durante toda su lectura la convicción de que el amor finalmente triunfa, por encima de todo. Derribando obstáculos, saltando barreras. Puede que así sea, pero no todo vale en esa carrera y en ocasiones los caminos que elegimos para llegar a la meta tienen sus propias consecuencias.

Si bien es cierto que en algunos capítulos la novela nos arranca más de una sonrisa, el trasfondo que yo le he encontrado a Siempre el mismo día me hace destacarla como un relato que nos muestra mucho más que los sentimientos de universitarios que nos hacen retroceder y recordar nuestros propios años de juventud, aquella lucha por descubrirnos a nosotros mismos y a los demás, aquel defender los ideales o ponerse a salvo en la trinchera, años de emociones y sentimientos a flor de piel, excesos, revolución de hormonas y de neuronas, a camino entre la cordura y la locura, ese pensamiento que atormentaba de tener que alcanzarlo todo sin querer renunciar a nada. Pero al mismo tiempo, años de tocar la sensatez con la punta de los dedos, de aprender lo que es la entrega, y de determinación. Su autor va más allá del simple hecho de crear una historia de amor adolescente llena de frescura y por momentos divertida.

En #SiempreElMismoDía @DavidNWriter va más allá del simple hecho de crear una historia de amor adolescente llena de frescura y por momentos divertida. @umbrieleditores @Ediciones_Urano @Sil_Monterrubio. Clic para tuitear

Siempre el mismo día nos ofrece esas dos caras diferentes e incluso opuestas del amor, dos elecciones de cómo vivirlo, o tal vez, de cómo no vivirlo. En el caso de Dexter Mayhew, encontramos el amor como algo prácticamente incompatible con la persecución de esos sueños y anhelos que queremos alcanzar en la vida. Es un veinteañero apuesto, de familia acomodada, sin demasiados problemas ni preocupaciones materiales, al que le encantan las mujeres y hace del sexo el pan de cada día. Incapaz de plantearse la posibilidad de abandonar ninguno de sus tempranos vicios (mujeres, alcohol, drogas…) que se convertirán con los años en auténticas adicciones,  recurriendo  siempre a ellas para no detenerse demasiado tiempo frente a sí mismo y a su realidad.

Comienza de alguna manera a utilizar su amistad y sus sentimientos hacia  Em, como esa especie de recurso que nunca le falla, cada vez que él decide estrellar de nuevo su vida haciéndola pedazos. Porque sabe que siempre está ahí. Y lo hará de manera egoísta y con esa venda en los ojos que le impide ver los verdaderos sentimientos que lo llevan una y otra vez hacia Em, y sin querer advertir el verdadero valor de los sentimientos de ella hacia él.

Por otro lado el autor nos muestra la otra cara de las relaciones, de la amistad y el amor incondicional, de la lealtad de sentimientos, y nos lo muestra en el personaje que da vida a Emma Morley. Una veinteañera de clase trabajadora, inteligente, madura y que sabe lo que quiere y a quién quiere en su vida desde muy pronto, a pesar de transitar por caminos empedrados y sujeta a múltiples situaciones no deseadas que consiguen que no olvide quién es, ni de dónde viene. Refleja una manera noble de amar al otro,  basada en el respeto y la libertad como individuo, sin tener por ello  que renunciar, ninguno de los dos, a sus propios ideales, sentimientos y principios, aunque todo ello pueda traerle a su vida justo lo contrario de lo que desea.

El trato de Dex hacia Em comienza a tornarse despectivo en ocasiones, se desquita con ella porque en su cabeza no hay lugar para creer que ella podría dejar de estar ahí o fallarle, sea cual sea su comportamiento hacia Em, y así, descarga su propia frustración una y otra vez, llegando incluso a hacerla sentir humillada, como una ocasión en que fue al restaurante donde ella trabajaba para restregarle a su nueva novia.

—De acuerdo, en ese caso ¿sabes qué? Olvida el pedido. Tráenos la cuenta, por favor […]

—[…] Oye, mira, hay alguna posibilidad de que pueda, ya sabes…

—¿Qué?

—Darte el dinero de las bebidas a ti.

 —No entiendo —respondió Emma con la mirada en blanco.

 —Lo que intento decir es si hay alguna forma en la que yo pueda, ya sabes, darte una propina.

 —¿Una propina?

 —Exacto. Una propina.

 —¿Por qué?

 —Por ningún motivo, Em —dijo Dex—. Es solo que me gustaría mucho poder darte una propina.

 Y Emma sintió que otra pequeña parte de su alma se rompía en pedazos.

Siempre el mismo día.  Oportunidades, pag 72

Una sucesión de historias que la novela nos irá intercalando a lo largo de veinte años de relación entre sus protagonistas, Dex y Em, Em y Dex, donde en ocasiones respiraremos creyendo que el amor, por fin, ha triunfado y otras contendremos alguna lágrima al volver a tocar la realidad de nuevo.

Una obra repleta de diálogos, que la hace realmente amena y entretenida. Diálogos que se intercalan con la voz de un narrador, que en tercera persona nos va adentrando y situando en los diferentes contextos que se suceden.

En cuanto lo vio en la puerta de embarque del aeropuerto —recién llegado de Tailandia, esbelto, tostado y rapado—, supo que no había ninguna posibilidad de entablar una relación entre los dos.

Siempre el mismo día. Oportunidades, pag 71.

Resulta una novela ligera de leer, aunque tenga más de cuatrocientas páginas. Al plantearnos la evolución de la relación entre Dexter y Emma a lo largo de veinte años y señalando cada año como un nuevo capítulo, en realidad nos encontramos con un sinfín de pequeñas historias cotidianas, llenas de anécdotas que a ambos les suceden año tras año, y que conformarán la trama del libro, mientras podemos seguir de un modo paralelo cómo van a su vez evolucionando los sentimientos entre ellos, a medida que la vida les va sumando y restando cosas. Siempre el mismo día nos ofrece momentos de risas, de alegría, de llanto y tristeza, de decepción, de cariño y comprensión, pero también de frustración y celos.

#SiempreElMismoDía de @DavidNWriter nos ofrece momentos de risas, de alegría, de llanto y tristeza, de decepción, de cariño y comprensión, pero también de frustración y celos. @umbrieleditores @Ediciones_Urano @Sil_Monterrubio. Clic para tuitear

Personalmente me ha gustado, es cierto que algunas cosas que se iban sucediendo eran, en ocasiones, algo predecibles, al igual que ciertos desenlaces en alguno de sus capítulos. Sin embargo, acercándonos al final,  da un giro inesperado que la convierte en una historia conmovedora, profunda y con cierto toque nostálgico.

Sobre el autor

David Nicholls, autor de Siempre el mismo día.
David Nicholls

David Nicholls nació en Hampshire, en 1966. Estudió Literatura Inglesa y Teatro en la Universidad de Bristol, pasando a convertirse en un exitoso guionista de la BBC. Escribió su primera novela en el año 2003, Starter For Ten, sobre la que él mismo realizaría una adaptación para la gran pantalla. Dos años más tarde, en 2005, publicará Understudy, su segunda novela. Sus dos últimos trabajos, publicados ambos con Editorial Umbriel, son Dulce despedida y Siempre el mismo día

Siempre el mismo día, novela de David Nicholls

Siempre el mismo día

David Nicholls

Umbriel

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Silvia Monterrubio

Portada de la reseña de David de la Torre 

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