La autora barcelonesa de Sin embargo, sus balas, Amor Pérez Egea, es diplomada en Dietética y Nutrición por la Universidad de Navarra. Ejerce como terapeuta en su consulta de la ciudad condal, colaborando en programas radiofónicos sobre asuntos de su especialidad. Tras realizar estudios en la Escuela de Escritura de Barcelona debuta en el terreno de la literatura con la novela Todas somos Bella´s (Caligrama, 2015), donde se ocupa del lado oscuro del amor. A ella sigue ¿Qué estás pensando? (La vocal de lis, 2016), nueva narración centrada en el amor, esta vez sobre las tensiones generadas en redes sociales. Su primer poemario es ¡A qué te amo!, (Círculo rojo, 2019), al que toma relevo este Sin embargo, sus balas que reseñamos hoy en MoonMagazine.

Aclaramos a nuestros lectores que Amor Pérez Egea se llama realmente Amor, cómo Amor no es un seudónimo. Con tal nombre parecería que la poeta catalana nació predispuesta a imantar primero y cantar después este noble sentimiento que, más que el dinero —dicen— mueve al mundo… Ya en su faceta narrativa Pérez Egea se ha ocupado de la pasión amorosa desde ángulos diferentes. Tras los versos existencialistas con que hemos echado a andar esta V edición de Poemarios para un verano sin crímenes, «el amor según Amor» ocupa el infaltable puesto que en cada estío demanda este género de poesía.

El poeta gaditano Jenaro Talens ha escrito: «Toda poesía es poesía de amor. Pero no como planteamiento romántico convencional, sino como un impulso de deseo hacia la alteridad». Y es que, en una obra de temática amorosa tan principal como Sin embargo, sus balas, de un perceptible romanticismo trasladado a cada verso (y dirigido no solamente hacia el elogio amoroso, también a la hora de expresar la ira por el desamor), encontramos esa condición de ser otro, el amado, con el que fundirse feliz o al que increpar desde la acritud.

«Todo hombre es poeta cuando está enamorado», dijo Platón, y Amor Pérez Egea muestra con eficaz talento sus múltiples caras bajo el influjo de ese poderoso estado tan vulnerable, no obstante, al paso del tiempo. La poesía nace cantando al amor, usando el lenguaje, —por vez primera—, para expresar algo hasta entonces reservado a la fuerza bruta. Desde su origen, el sentido del amor y el sentido de la poesía dan una calidad (y calidez) suprema a la vida.

Alejada de cualquier conformista y complaciente visión del amor (lánguida, muchas veces cursi, no pocas en exceso complaciente) que hoy tanto abunda, sobre todo en redes sociales, los versos de Sin embargo, sus balas llevan al amor a su más alto paroxismo. En estas composiciones hay mucho de locura, creada y dosificada por esas manos, sensibles y firmes a la vez, que muestra tener nuestra autora. Por eso, tanto cuando eterniza las ruinas del tiempo desgastado que el desamor depone como al optar por ser poeta de la luz y de la afirmación contra la muerte —en un amor que sí osa decir su nombre—, en ambos casos extremos, Amor sale victoriosa.

Los versos de Sin embargo, sus balas llevan al amor a su más alto paroxismo. En estas composiciones hay mucho de locura, creada y dosificada por esas manos, sensibles y firmes a la vez, que muestra tener @amorescriu @OndinaEdiciones. Clic para tuitear

Una particularidad de este poemario es que a sus 50 composiciones las preceden igual número de frases (de una o dos líneas) con las que Amor Pérez Egea introduce, da el aire mejor, a cada una. Pensé que ello podría obstaculizar mi labor, pero son tan radicalmente personales que, lejos de solapar mi opinión, han resultado ser fecundo complemento para esta reseña.

21 de los poemas de Sin embargo, sus balas envuelven favorables sensaciones del sentimiento amoroso: estar en buenas condiciones tras un fracaso sentimental (1); armar un clarividente collage de la vida sexual (4), aconsejar para encontrar el amor satisfactorio (9), buscar amantes que se peguen a la piel (10), poetizar al amor (11), la intensidad de esos amores que no se atreven a decir su nombre (12), las positivas emociones del amor (13), la violencia de los encuentros furtivos y clandestinos (14 y 28), una forma de descifrar al amor (15), la furia amorosa que desconoce barreras (20), la fogosidad que incendia la pasión (21 y 27), la complementariedad en el amor (23), la necesidad de transformarse en beso (26), el buen amante convertido en poema por la benéfica acción de la poesía (31 y 36), el acierto en la búsqueda de la complicidad (33), celebrar al amado (34), y el amor como ese libro favorito al que se vuelve (37) dan cuenta de lo maravilloso que puede ser amar.

9. No renuncies al amor

Quédate con quien le ponga más arena a tu reloj.

Con aquel que robe tiempos muertos para robarlos.

Que estire de los treinta y uno hasta el sesenta y nueve.

Que entienda de prioridades.

Que atrape nubes en los días de calor.

Que sepa de sexo sabio y de amores sin infiernos.

Una serie de 19 composiciones muestran al amor desde aspectos menos atractivos: los malos presagios ante otro posible amor (2); el hábil amante ineficaz ante la necesidad (6); el desconsuelo ante un abandono (7); ir a la deriva tras abandonar lo que fue un nido de amor (8); las sensaciones negativas generadas por cualquier amor (13); los riesgos de los amantes adulterinos (16); el despecho que lleva a la promiscuidad (17); los celos devoradores (18); la infidelidad (19); las dificultades de encajar con tu pareja (22); el rechazo (23); la rutina (24); ahogar al amor buscando ser originales (25); las destructoras mentiras (29); el amor como una casa derruida de complicada reconstrucción (38); los recuerdos de un amor aplastando otro posible (42); el deterioro (44); la falta de sólidos cimientos (46), y los efectos de una gran decepción (47) retratan al amor de forma ciertamente poco amable.

38. Placer

He construido una casa con

los escombros de tus escalofríos.

No da para tres habitaciones, pero

siempre me gustó comerte en la cocina

y amarte contra algún armario.

Se ha llenado de selva la grieta de la

puerta y hay que entrar con machete

hasta la sala, después todos son

senderos que se irán abriendo con tu olor.

Entra sin llamarme.

Alejados de la temática amorosa encontramos en Sin embargo, sus balas, un variado grupo de poemas con los que Amor Pérez Egea, de una manera que yo encuentro muy autobiográfica, poetiza estados anímicos y deja sentadas opiniones sobre variopintos temas. Así, prefiere la palabra a cualquier manifestación de silencio (3); dialoga de forma poco complaciente con la muerte (5); combate sus miedos (30); avisa los riesgos de tener medidas de modelo (32); denuncia la falsedad de algunos lugares sagrados (35); propone una drástica ruptura con el pasado (39); declara su rebeldía, rareza y sensibilidad (41); amenaza con abrir su alma y contarlo todo (43); duda, tanto de que su equipaje de palabras despeje un horizonte incierto, como del destino de un poema inédito (45 y 49); y de un viaje en tren —y su estación final— construye una alegoría sobre la vida (50).

32. Fondo de armario

Voy a confeccionar un vestido de esperas

con incrustaciones de ilusiones perdidas.

De hilos de oro

y puntadas de plata

con algún descosido,

para que respire.

Mis medidas son

mis números de fracasos

noventa-sesenta-noventa.

Voy a confeccionarme un vestido

que tape la desnudez de mi alma.

Todo poeta siente, íntimamente, que cantar un objeto (un «tema») equivale a apropiárselo en esencia. Celebrando y denigrando al amor, Amor Pérez Egea lo ha explicado minuciosa y, al mismo tiempo, expresivamente. Con ello logra lo que los buenos poetas: enriquecer, mediante el acto poético, al objeto cantado cediéndole su entidad y engrandecerlo de personalísima forma. Con Sin embargo, sus balas, sin duda, Amor Pérez Egea se doctora como poeta.

Enamorados o desenamorados, no dejen escapar este poemario clarividente y lúcido como pocos.

Con Sin embargo, sus balas, sin duda, Amor Pérez Egea se doctora como poeta. Enamorados o desenamorados, no dejen escapar este poemario clarividente y lúcido como pocos. @amorescriu @OndinaEdiciones #Reseña: Manu López Marañón. Clic para tuitear
Sin embargo, sus balas

Sin embargo, sus balas

Amor Pérez Egea

Ondina Ediciones

Reseña de Manu López Marañón
Diseño de la portada de la reseña: David de la Torre

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