Una sola noche, dilatada casi hasta lo imposible, y una Barcelona insomne, húmeda y caótica, son el marco temporal y local de Sin paracaídas en la Toscana, la primera novela de Alberto Sierra Agrás. Pero en Sin paracaídas en la Toscana, tiempo y espacio son mucho más que meras coordenadas: de hecho, alcanzan tal relevancia que, en ocasiones, pueden llegar a robar protagonismo a los propios personajes. Y si no ocurre tal cosa es, simplemente, porque coexisten, comparten acción y peripecias, gracias, en su mayor parte, al empleo constante y sabio del monólogo interior, el flashback y el profuso mostrar de palabras que los personajes callan o pronuncian, como en una riada, desprovista de toda interpretación o intromisión por parte del narrador. Como la presencia de ese ente que todo lo observa se redujera a la de una cámara que graba sonidos e imágenes, lejos de toda implicación humana.

Por delante de su objetivo, caminan, en varios tiempos superpuestos, dos grandes amigos de la juventud: Ricardo y Luis. Junto a ellos, aunque en diferentes grados de cercanía, sus respectivos hijos y esposas, distante y lejana la de uno y tristemente fallecida la del otro. Obligado por su amistad y sus recuerdos, pero también por el afecto y el sentido común, Ricardo se considera en la obligación de emprender una tarea sobrehumana: la de impedir que su amigo, desesperado por una pérdida innombrable, huya en círculos, hundiendo todo lo que le rodea. Para ello, después de una presentación detallada de todos los personajes y su contexto, ambos se citan para cenar el día antes de que Luis se marche de viaje.

La noche barcelonesa abre lánguidamente su horizonte para acunar la escena, como en un largo plano secuencia: un hombre frente a otro, un denodado e improductivo intento por despertar una conciencia abotargada, la crudeza de una acción egoísta y sus consecuencias sobre los seres inocentes. Sin paracaídas en la Toscana nos muestra a Ricardo frente a Luis, que busca una anestesia en la recuperación de sus sueños olvidados, pero también a Ricardo frente a sí mismo. Tal vez, el estado lamentable del viudo, el de que sabe cómo salvarse pero no quiere, surte efecto como revulsivo en su vida y le da un toque, un aviso para que modifique su forma de afrontar la existencia. ¿Logra Ricardo alguno de sus objetivos? En él, los sueños no se han frustrado, puede que sólo hayan cambiado de forma. El desaliento vital de la mediana edad, acentuado por el calor insoportable, es también una nostalgia agridulce. Mucho se perdió. O simplemente, pervive de otra manera.

La noche barcelonesa abre lánguidamente su horizonte para acunar la escena, como en un largo plano secuencia: un hombre frente a otro, en un improductivo intento por despertar una conciencia abotargada. Reseña: @rosaggv. Clic para tuitear

La novela de Alberto Sierra Agrás está llena de referencias sensoriales, a veces simplemente evocadas, como el calor pegajoso. Otras veces, en cambio, poéticamente detalladas en medio de las descripciones. Se agradece el contraste producido por la presencia del español estándar en los diálogos, y la belleza de las palabras al destilar las emociones de los personajes. El cielo es azul cobalto, los sueños tan vívidos como la propia realidad, el tiempo se expande tanto, que una ducha varias decenas de páginas. La angustia del protagonista ante la soledad de la hija de su amigo se traduce en dos caras completas sin puntos, sólo con las comas imprescindibles; el miedo del perro abandonado, cerca de la inyección letal, se hace palpable en una narración que emociona sin caer en la sensiblería. La desesperación de Ricardo, entregado a mudar la decisión de Luis, se plasma a través de insistentes preguntas retóricas que nos asaltan cada cuatro líneas, a veces menos, a lo largo de su encuentro nocturno.

#SinParacaídasEnLaToscana no tiene un ritmo frenético ni un conflicto de dimensiones épicas, ni falta que hace: su conflicto es el del hombre con la trivialidad absurda de la propia existencia. Alberto Siera Agrás, @rosaggv. Clic para tuitear

Sin paracaidas en la Toscana no tiene un ritmo frenético ni un conflicto de dimensiones épicas, ni falta que hace: su conflicto es el del hombre con la trivialidad absurda de la propia existencia. Y Alberto Sierra hace de su novela una excusa perfecta para un ensayo fluido y lánguido, a capricho, sobre el presente y el pasado, lo literal y lo metafórico, la realidad y el deseo. A través de los protagonistas, perfilados claramente en su lenguaje y en el trato de sus allegados, el autor nos propone un reto: aprender a conocernos a través de otros y a perdonarnos la amargura que, inevitablemente, nos va dejando el paso del tiempo.

Alberto Sierra Agrás nos propone un reto: aprender a conocernos a través de otros y a perdonarnos la amargura que, inevitablemente, nos va dejando el paso del tiempo. #SinParacaídasEnLaToscana, #reseña de @rosaggv. Clic para tuitear

 

Sin paracaídas en la Toscana, de Alberto Sierra Agrás

 

 

Sin paracaídas en la Toscana

Alberto Sierra Agrás

Libros Indie

En Amazon

 

 

 

Reseña Rosa García Gasco

Montaje de la portada David de la Torre

 

Todos los artículos de Revista MoonMagazine están sujetos a derechos de propiedad intelectual. Está prohibida su utilización (copias, duplicados y capturas) en cualquier medio sin el consentimiento expreso y por escrito de los autores y de la revista. Copyright MoonMagazine.info © Todos los derechos reservados.