Todos lo saben, del director iraní Asghar Farhadi

Como todos los cinéfilos que amamos el cine iraní en general y las películas de Asghar Farhadi en particular, hemos ido a ver su última película fielmente. Ha sido rodada en España con un equipo técnico enteramente nacional y con los actores más prestigiosos de nuestro país. Inevitablemente para aquellos que seguimos su carrera, no dejamos de ver el gran parecido argumental y narrativo, de Todos lo saben (2018) con su película anterior A propósito de Elly (2009). Ambas cintas parecen tratar historias pequeñas, incluso de ámbito local, pero contienen una crónica de sorprendente profundidad. Son películas centradas en grandes preguntas sobre lo correcto y lo incorrecto, la coacción social y las mentiras que las personas se dicen entre sí.

El #cine de Asghar Farhadi se centra en historias pequeñas con sorprendente profundidad y se convierten en grandes preguntas sobre lo correcto e incorrecto. Crítica de #TodosLoSaben. @OrdunaMaite. Clic para tuitear

En A propósito de Elly, el director nos mostraba una visión moderna de Irán en un entorno de clase media, donde un grupo de jóvenes amigos de Teherán se toman un descanso de tres días en un balneario del Caspio. En su primera mitad parece ser una comedia social optimista, salpicada brevemente con estados de ánimo más oscuros que prefiguran la tragedia por venir. La segunda parte comienza después de una escena tensa unida con la desaparición de la hija de uno de los matrimonios allí presentes. Está contado como un intenso thriller, en la que nuevas informaciones sobre los protagonistas provee de giros sorprendentes a la narración, convirtiendo la modernidad de sus protagonistas en una fina capa superficial que se resquebraja ante el miedo y muestra la faz más reaccionaria y culturalmente atávica de estos jóvenes universitarios.

Fotograma de la película About Elly de 2009

En Todos lo saben también tenemos una primera parte donde se van conociendo todos sus personajes, gracias a los preparativos para una boda maravillosa ambientada en un pequeño pueblo castellano, y nos va presentando a los personajes y las relaciones entre ellos, que se verán afectadas por las cosa que importan en un reducido entorno: las diferencias de clases, la propiedad de las tierras, antiguos amores y desamores y las importancia de las apariencias. La segunda parte de la película transcurre también como un thriller con la desaparición de la hija adolescente de la protagonista, en una interpretación magnífica de Penélope Cruz como la angustiada madre. Al final nos muestra, de nuevo, una sociedad que bajo una aparente modernización de sus vecinos, en el fondo todo sigue igual que en el pasado.

Todos lo saben: la película iraní más universal 2
Fotograma de Todos lo saben, los personajes no son tan diferentes de los de About Elly

En cierto sentido, ambas películas tratan sobre el peligro de enviar señales equivocadas en una sociedad basada, sobre todo, en la importancia de las apariencias.

Con una interpretación fantástica de Penélope Cruz, #TodosLoSaben de Asghar Farhadi refleja una sociedad basada en la importancia de las apariencias. #Cine con @OrdunaMaite. Clic para tuitear

La censura creativa en el cine iraní

Desde que Persia se convirtió en 1979 en la República islámica teocrática de Irán, gracias a la revolución islámica que derrocó la monarquía totalitaria, los cambios culturales que se han producido en la sociedad iraní son profundos. Aunque con apariencia aperturista y ficticia modernidad, que esconde lo más retrógrado, año tras año las autoridades políticas, de carácter oligárquico y religioso, conscientes del poder del cine como instrumento de difusión cultural y control de las ideas, ejercen un control férreo sobre la libertad creadora y artística de sus ciudadanos. Sobre todo, cuando nos enfrentamos a un país con un alto porcentaje de analfabetismo, del orden de un 11% en hombres y un 22% en mujeres, que ven cine y televisión como única fuente de aprendizaje.

El propio director de cine, guionista, poeta, fotógrafo y productor de cine Abbas Kiarostami, uno de los más grandes cineasta de la historia, fue uno de los pocos directores que permanecieron en Irán después de la revolución de 1979, cuando muchos de sus colegas huyeron del país. Él creía que fue una de las decisiones más importantes de su carrera, ya que su permanencia en Irán y la identidad nacional consolidaron su capacidad como cineasta. Sin embargo, en la última etapa de su vida era consciente de las dificultades crecientes en el entorno cinematográfico.

Me duele mucho lo que pasa en mi país, pero no me puedo marchar.

Abbas Kiarostami

Mucho saben los creadores iraníes sobre la censura en su país y en especial el cine, que es escudriñado por partida doble, tanto por lo que contiene, como por lo que no incluye. Los miembros de la Comisión de Cultura y Cine Islámico estudian minuciosamente los guiones, las imágenes y los diálogos, eliminando cualquier alabanza a las ideas occidentales, conductas delictivas y toda imagen erótica, considerada pornografía, según la rígida moral islámica.

Hay un gran historial de directores de cine iraníes castigados con prohibiciones de exhibición de sus películas a nivel nacional, importantes multas económicas e incluso penas de cárcel e inhabilitaciones durante años, para ejercer la profesión de cineasta

Mención especial para el Jafar Panahi, que comenzó su carrera como ayudante de dirección de Kiarostami, identificado comúnmente con el movimiento cinematográfico New Wave iraní y reconocido como uno de los cineastas más influyentes en Irán. Fue condenado por el régimen de Hasán Rouhaní a seis años de cárcel, previo al arresto domiciliario y 20 años de inhabilitación para hacer cine, dirigir películas, escribir guiones, dar cualquier tipo de entrevista con medios iraníes o extranjeros, o de salir del país. Se le negó la autorización a viajar, para recoger el Oso de Oro a mejor película por Taxi Teherán en 2015, así como la negativa de dichas autoridades a asistir al pasado Festival de Cannes para recoger el Premio al Mejor Guión (ex-aequo) por 3 Caras, siendo su hija Solmaz Panahi, quien leyó su declaración  y recibió el premio en su nombre.

La censura castiga a los directores de #cine iraníes con la prohibición de exhibir sus películas a nivel nacional, importantes multas económicas y penas de cárcel e inhabilitaciones para ejercer la profesión de cineasta. @OrdunaMaite. Clic para tuitear

Por otra parte, en los años noventa Mohsen Makhmalbaf era el cineasta iraní más prolífico: con 14 largometrajes, 3 cortometrajes, 28 libros y 22 créditos de edición durante 14 años de carrera, dejó de hacer películas y decidió hacer cineastas.

La Escuela de cine Makhmalbaf fue establecida en 1996 por el posrevolucionario Mohsen, como una forma de compartir su conocimiento sustancial y experiencia en el cine. Inicialmente, se buscó el apoyo del Estado y se esperaba una base de estudiantes más amplia, pero finalmente se estableció con una inscripción de ocho estudiantes provenientes de familiares y amigos. El programa de cuatro años involucró una educación amplia que se enfocó en temas individuales por períodos específicos de tiempo. La escuela se posicionó como parte de Makhmalbaf Film House, una infraestructura general que también incluía una sección de producción para ayudar a financiar y distribuir películas realizadas bajo los auspicios de la escuela. Una de las directoras más prometedoras formadas en dicha escuela, premiada en el Festival de Cannes, con dos premios del Jurado, ha sido sin duda Samira Makhmalbaf, su hija:

Puede que haya enseñado a Samira Makhmalbaf a hacer películas, pero ella le ha enseñado a su padre a liberar una nación.

A Shamira se le prohibió filmar en territorio iraní y eligió por proximidad y similitud de idioma rodar en Afganistán. Pero en el país vecino también tuvo altercados, recibiendo un terrible mensaje. Después de un día intenso de rodaje, con 200 extras en el set, un individuo se coló en el mismo y lanzó una granada hiriendo a cinco personas y al asistente personal de Samira, que murió dos días después. «Esta granada quería herir claramente, y gracias a los caballos (situados en la escena), que absorbieron la mayor parte de la explosión, los daños no fueron mayores. Sin ellos, quizá hoy no estaría aquí», reflexionó.

Desde aquella fatídica fecha en 2008, Samira no ha vuelto a dirigir una película y uno de los clanes cinematográficos más importantes del panorama internacional formado por Moshen Makhmalbaf, su esposa la también directora Marziieh Meskhini y sus hijas también prometedoras directoras, Samira y Hanna Makhmalbaf, y el hermano de estas, el también realizador Maysan, decidieron exiliarse en París y luchar activamente por la estructuración de la industria y cultura cinematográfica en distintos países islámicos.

A pesar de las dificultades de censura creativa, el cine iraní ha obtenido un gran prestigio internacional gracias a nombres como los ya mencionados y por los dos Óscar a Mejor película extranjera obtenidos para su país por Asghar Farhadi con Nader y Simin: una separación, en 2011 y The salesman, en 2016.

En El viajante, Farhadi nos muestra a un joven matrimonio —de nuevo su pareja fetiche formada por Shahab Hosseini y Taraneh Alidoosti, presentes también en A propósito de Elly—, que deben abandonar precipitadamente su piso en el centro de Teherán por amenaza de derrumbe y se instalarán en el piso de un amigo. La joven pareja es aficionada al teatro y durante la película están representando de un modo amateur La muerte de un viajante de Arthur Miller, produciéndose un cierto paralelismo con los hechos reales.

No creo que la obra fuese escogida al azar. La muerte de un viajante representa lo peor del mundo occidental, la decadencia del sueño americano y la exaltación de que «el fin justifica los medios». Una caracterización de la sociedad de consumo, la derrota económica, el culto a la estética, la distorsión del núcleo familiar, la insignificancia de las virtudes y los principios morales.

Farhadi enfrenta al espectador a la realidad de la sociedad iraní: la profunda represión sexual, la drástica separación de géneros y la presión de las tradiciones religiosas, convierten a la mujer en un ser completamente extraño para los hombres. La mujer siempre aparece como culpable de las peores pulsiones de los hombres, son una tentación con sus actitudes provocadoras y comportamiento escandaloso. Ante los graves hechos ocurridos, Rana quería comprensión y Emad buscaba venganza.

Por ello cuando me pregunto el porqué Farhadi rueda íntegramente su última película en España y sin ninguna referencia a su país de origen, como sí sucedía en su película El pasado de 2013, que aunque rodada en Francia tenía claras referencias a Irán en la historia de los personajes, pienso que Farhadi quiere, ante todo, seguir haciendo cine, no desea ser inhabilitado o incluso encarcelado.

Creo que hoy en día no podría rodar A propósito de Elly en Irán, por problemas con la censura y que el drama narrado en Todos lo saben tiene un carácter universal aplicable a cualquier sociedad.

Asghar Farhadi ha rodado íntegramente su última película en España y sin ninguna referencia a su país de origen. Quiere seguir haciendo #cine sin ser inhabilitado o encarcelado por problemas con la censura. @OrdunaMaite. Clic para tuitear

Sin duda, hubiese sido la mejor opción para representar a España en los Óscar de 2019, pero eso ya no tiene vuelta atrás.

Todos lo saben

Año: 2018

Duración: 130 min.

País: España

Dirección y guion: Asghar Farhadi

Fotografía. José Luis Alcaine

Reparto: Penélope Cruz, Javier Bardem, Ricardo Darín, Eduard Fernández, Bárbara Lennie, Elvira Mínguez, Ramón Barea, Inma Cuesta, Sara Sálamo, Carla Campra, Sergio Castellanos, Roger Casamajor, José Ángel Egido, Tomás del Estal, Esteban Ciudad, Nella Rojas, Jaime Lorente, Jordi Bosch.

Maite Orduña Miró

Cine hasta el amanecer