Audrey Hepburn encandila al espectador en su debut cinematográfico con un sencillo look ideado por Edith Head

En septiembre de 1953 se estrenaba en Estados Unidos la película Vacaciones en Roma, protagonizada por el consagrado Gregory Peck y por, la hasta entonces desconocida, Audrey Hepburn. El debut de la actriz en Hollywood fue todo un éxito, logrando un premio de la Academia por su interpretación en la cinta.

Edith Head convierte Vacaciones en Roma en la historia de una Cenicienta singular. @lolathin Clic para tuitear

«La Ciudad Eterna» es el marco de una aventura en la que se mezcla la fantasía de un cuento con la realidad y vitalidad del bullicio de las calles de la capital italiana tras la postguerra. Edith Head es la autora del vestuario que convierte Vacaciones en Roma en la historia de una «Cenicienta» singular.

Head, que ya contaba en esa época con un reconocido prestigio como diseñadora dentro de la compañía Paramount Pictures, se enfrentó a un reto inicial: diseñar la indumentaria cuando aún se desconocía quién sería la protagonista femenina de la cinta. Una vez que Hepburn fue elegida, la modista trabajó a través de las medidas de la actriz y de un test de personalidad grabado, que podéis ver a continuación, en el que se distinguen incluso las pruebas de vestuario para Vacaciones en Roma:

 

Una princesa de vacaciones en Roma

Audrey Hepburn interpreta a Anna, una princesa que se encuentra de visita oficial por Europa. Las primeras imágenes de la película muestran a una joven vestida de forma sofisticada, a la par que conservadora. En sus trajes se percibe la influencia de la década de los años 50: silueta del new look creado por Christian Dior, con cuerpo ceñido, cintura estrecha y falda amplia circular. Sombreros peculiares, guantes cortos y discretas joyas aportan elegancia y un toque chic.

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Londres, Ámsterdam y París fueron las ciudades en las que la princesa Anna mostró un atuendo formal para sus deberes reales.

En su tour, hace una parada en Roma, donde es recibida con una fiesta en la embajada de su país. Para la ocasión, Head ideó dos vestidos, eligiendo finalmente el más fotográfico, de color más claro, con tejido brocado, que resalta la belleza de la joven, destilando aplomo y afianzando la incomodidad del personaje. Es el momento en el que el espectador se percata de la resignación y aburrimiento con el que se enfrenta la joven regia. El traje propio de princesa se completa con una enagua interior de encaje, aportando un aire inocente y jovial a una de las escenas más divertidas de la película en la que Anna, cual Cenicienta, pierde su zapato bajo la falda.

Boceto de Edith Head. Vestido de noche para secuencias del baile. El diseño estaba ideado para que el personaje caminara de manera erguida. Joyas de Joan Joseff.

Boceto de Edith Head. Vestido de noche para secuencias del baile. El diseño estaba ideado para que el personaje caminara de manera erguida. Joyas de Joan Joseff.

Tras el baile, Anna se retira a dormir. En ese instante transmite a la Condesa Vereberg su repulsa hacia su ropa. La prenda íntima alargada, de corte recto y con mangas, era común en ese período, pero la botonadura, en esta ocasión, representa la ingenuidad y reclusión que siente por las tediosas tareas diplomáticas que debe asumir. En el logotipo en la parte delantera se presume un emblema de la casa real a la que pertenece.

La joven se asoma a la ventana y vislumbra la vida jovial y nocturna de Roma. Cansada de las reglas y exigencias de los actos que le esperan, sufre un ataque de ansiedad y el médico le suministra un fuerte sedante.

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Plano de Audrey Hepburn. Los volantes de encaje dan un aspecto más juvenil a su indumentaria.

Anna despierta en mitad de la noche y decide escapar de la Embajada para aventurarse sin reglas por Roma. Para la ocasión elige un sencillo traje que Edith Head creyó el más adecuado para una princesa que quiere pasar desapercibida por las calles de la ciudad y dar un aspecto de normalidad. En la época en que se rodó la película, Audrey Hepburn no cumplía el canon de belleza que se regía en Hollywood, con siluetas más voluptuosas, pero la actriz cautivó con su esbelta figura y la vestimenta principal que luce en Vacaciones en Roma.

Audrey Hepburn cautivó con su esbelta figura y la vestimenta que luce en Vacaciones en Roma. Clic para tuitear

El conjunto puede parecer sencillo pero Edith Head, teniendo en cuenta la elegancia innata que desprendía la actriz, ajustó la longitud de la falda para ocultar las piernas de bailarina de Hepburn y que pareciera desaliñada. Además, optó por una camisa de manga larga con botonadura para ocultar los delgados brazos y disimular el escaso pecho y la clavícula de la actriz. Un lazo en su cuello, además de ser un adorno típico de la época, acentuaba la angustia y el recato del personaje.

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Conjunto principal de Anna en Vacaciones en Roma.

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Detalle del cuello de la camisa de la princesa con un lazo anudado denotando la opresión que siente.

En el centro de Roma, somnolienta por el sedante, se queda dormida. Tras jugar una partida de cartas, el periodista Joe Bradley encuentra a la joven tumbada en un banco y decide llevarla a su apartamento. Bradley luce un traje de día común de la década de los 50, compuesto por camisa y chaqueta de solapas amplias y pantalón de cintura alta con pierna ancha y dobladillo en el bajo.

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Fotograma del primer encuentro entre Anna y Joe Bradley.

A la mañana siguiente, mientras Anna aún duerme, Bradley se dirige a la oficina. Tenía previsto realizar una entrevista a la princesa y es el momento en el que descubre la verdadera identidad de la chica que acogió en su casa la noche anterior. Entretanto, la Casa Real encubre la desaparición de la joven con una enfermedad repentina. El reportero regresa a su piso y finge conocer la verdad sobre ella para conseguir una gran exclusiva.

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Portada de la revista estadounidense «Time» de septiembre de 1953.

Anna decide regresar a la embajada; Bradley le presta algo de dinero y la persigue. Comienza la verdadera transformación de la protagonista: mientras pasea libremente por las calles de Roma, con los puños de la camisa desabrochados, compra unas sandalias de cuero en el mercado ambulante. La siguiente parada es una peluquería, donde cambia su larga melena por un pelo mucho más corto. Está tomando sus propias decisiones y se siente feliz.

Tras el estreno de la película, el peinado causó tanto furor que Audrey Hepburn acaparó la portada de la revista Time en el año 1953 y en Japón ganó mayor celebridad, donde muchas jóvenes japonesas copiaron el look de la actriz.

 

 

 

 

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Escena en la que Anna se calza unas sandalias que adquiere en un mercadillo de Roma.

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Primer plano de Anna con el cabello corto. El nuevo arreglo revela la liberación del personaje.

En la siguiente secuencia, Anna aparece con las mangas de la camisa enrolladas mientras compra un helado. Para cuando Bradley la alcanza, ella se ha desprendido del lazo-chorrera, luciendo el cuello de la camisa abierto. Nos hallamos ante el atuendo más emblemático de Vacaciones en Roma: un conjunto veraniego y tradicional en el que prima la sencillez.

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Una de las imágenes más representativas del filme.

La joven decide «vivir peligrosamente» en la ciudad durante unas horas y Bradley le propone pasar el día con él. Ambos emprenden unas particulares vacaciones en Roma. Si bien el vestuario no cambia, es llamativo cómo a medida que hay un acercamiento entre los personajes, sus atuendos se asemejan más; una manera de enlazarlos.

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Anna y Bradley paseando en ciclomotor por las calles de Roma.

Edith Head quiso que el personaje de Anna no perdiera completamente su condición de princesa y le colocó un pañuelo de rayas que, además de disimular la clavícula de la actriz, funcionaba a modo de corona. Detalles sutiles como abotonar la camisa para aparecer más recatada en la fiesta en una barcaza junto al río Tíber, hacen de Head una diseñadora ingeniosa y astuta.

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Primer plano de la protagonista con el pañuelo de estampado de rayas, un guiño a la ciudad italiana.

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En la imagen, Bradley se siente más cómodo junto a Anna y se despoja de la chaqueta. Se aprecia una similitud en sus trajes.

Tras pasar un largo día juntos y haber surgido el amor en la pareja, Anna comprende que su vida llena de deberes y compromisos le espera, por lo que decide volver a la embajada. A su regreso le piden explicaciones, pero la princesa ha cambiado, mostrándose firme y atrevida. Esto se refleja en la bata de terciopelo negro con el cuello alzado que le da un aire de solemnidad.

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La princesa Anna con una bata de color oscuro.

Anna recibe a la prensa en un acto protocolario en la embajada, con un vestido de encaje blanco y silueta años 50, con mangas abullonadas hasta el codo. Un collar y pendientes de perlas, junto a un sofisticado tocado que deja entrever su corte de pelo, completan el estilismo final.

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Para el cambio final, la silueta del inicio se mantiene, cambiando el color a una tonalidad más luminosa para crear una sensación de liberación.

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El tocado sustituye a la tiara real y deja entrever su cabello corto, rememorando las horas que pasó en Roma.

Vacaciones en Roma supuso un cambio en el modelo de mujer del período y Edith Head, con apenas un sutil cambio de vestuario, consigue una espectacular transformación en el personaje femenino, confirmando que es una de las mejores diseñadoras que ha dado el cine.

Vacaciones en Roma supuso un cambio estético en el modelo de mujer de la época. Clic para tuitear

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