Sé exactamente dónde quiero que me pongáis, pero no lo puede saber nadie porque no quiero que me desentierren. Solo quiero descansar en paz.

Una cita de Freddie Mercury servía de introducción, hace ya bastantes años, al primer artículo de Revista  MoonMagazine —Diecinueve años sin Freddie Mercury, lo puedes leer aquí—. No fue una decisión tomada al azar, hicimos coincidir la publicación del primer número con el aniversario del fallecimiento de la estrella de rock más fascinante del siglo XX. A este artículo le siguieron un monográfico y varias revisiones de la historia de Queen y de su líder, así como una gran variedad de artículos culturales.

A lo largo de todos estos años MoonMagazine ha dejado de ser un proyecto de revista, pero no olvidamos nuestros inicios, como tampoco  lo olvidamos a él. Freddie Mercury sigue vivo, no solo en la memoria de sus fans, sigue vivo en cada escenario, en cada nota de su prodigiosa garganta, en el corazón de quien ha escuchado su música.

Freddie sigue vigente en las redes, en el cine, en nuestra vida.

La historia de la música no sería la misma sin Freddie Mercury.

Sin Freddie Mercury pero manteniendo viva su historia

Cumpliendo con nuestra tradición anual, destacaremos algunas claves sobre su origen, sus amores y el misterio que rodeó su muerte. Estamos seguros de que habrá datos en este especial que os sorprenderán y os animamos a que nos hagáis llegar vuestras opiniones. Gracias por la atención con la que nos habéis seguido durante todos estos años.

Farrokh y su gran amor

I want to break free, diseño de Nuria Velasco Vegas

Freddie Mercury, cuyo verdadero nombre era Farrokh Bulsara, nació el cinco de septiembre de 1946 en Stone Town, isla de Zanzibar, Tanzania. Su padre era un funcionario indio de la Administración colonial británica, desplazado junto con su familia a la isla por motivos laborales. De ascendencia persa, los Bulsara eran parsis, seguidores del profeta Zoroastro.

Tras una infancia tranquila en la isla y su estancia en un internado público de Bombay, Farrokh se trasladó con su familia a Londres, huyendo de la revolución que acababa de estallar en Zanzibar. Si bien el carácter independiente que comenzaba a despuntar en aquel joven de inquietudes artísticas no encajaba con el conservadurismo del culto parsi, su posterior actitud epicúrea y hedonista no parece muy alejada de los predicamentos de la religión zoroastra. Si por otra parte, analizamos algunas de sus letras, descubrimos a un Freddie creyente, dotado de una especial espiritualidad y sensibilidad que lo alejan aparentemente de esa imagen frívola de bon vivant y amante de los excesos que ha dominado su imagen pública. Había muchos Freddies dentro del gran Mercury, un great pretender cuyo objetivo en la vida era vivirla al máximo, divertirse, ser feliz y compartir esa felicidad con los demás. El precio que tuvo que pagar fue demasiado alto: Freddie no temía a la muerte, sino a la imposibilidad de seguir creando. Tenía mucha música dentro, abocada a perderse, y él era consciente de ello.

Él dijo: «Creo que soy bisexual». Yo le contesté que creía que era gay. Y no se dijo más. Solo nos abrazamos. Pensé que había sido muy valiente.
Mary Austin.

 

Veintitrés años sin Freddie Mercury. Cuarto aniversario de MoonMagazine. Freddie y Mary diseño de Moon Naciente

El amor de su vida fue, sin duda, ella, Mary Austin. Y la heredera de la mitad de su fortuna —valorada en ocho millones seiscientas mil libras—, los derechos de autor de sus canciones y Garden Lodge, su mansión de Kensington. Mary Austin es, también,  administradora de la fundación Mercury Phoenix Trust de lucha contra el SIDA.

Mary Austin era una chica tímida que provenía de una familia obrera muy humilde. Sus padres eran sordomudos, por lo que tuvo que cargar con responsabilidades importantes desde muy niña. Cuando conoció a Freddie, trabajaba en Bimba, una tienda de modas de Kesington, barrio famoso entre los estudiantes de Ealing, según Brian May, «porque siempre había chicas lindas». Fue precisamente este el primero en fijarse en Mary. Salieron juntos en dos ocasiones, pero la timidez de ambos hizo que aquello no prosperara. Según parece, la joven, menuda y de ojos azules, gustó a Freddie, quien pidió a May que los presentara. A las pocas semanas ya estaban conviviendo. La ruptura llegó seis años más tarde, cuando Freddie le confesó que estaba saliendo con el ejecutivo discográfico David Minns.

Todos mis amantes me preguntaron por qué no podían sustituir a Mary, pero es sencillamente imposible. Mary es mi mujer por derecho consuetudinario. Para mí, fue un matrimonio.

En la pobreza y en la riqueza, en la salud y en la enfermedad, Mary siempre estuvo junto a él. Cuando dejó de ser su amante se convirtió en el amor de su vida y él en el de ella.
Temas como Love of my life, You take my breath away o I was born to love you, cobran un significado muy especial en la obra de Freddie Mercury: son la exaltación del amor que sintió por ella hasta el fin de sus días.

Yo tendría que haberme ido primero. Hubiera preferido que fuese él quien tuviera que echarme de menos, en lugar de tener que ser yo quien lo echara en falta.

Las Torres del Silencio

Respetando su última voluntad, el entorno del cantante nunca desveló dónde depositaron sus cenizas. Se han barajado varias hipótesis, pero ninguna de ellas parece acertada.

"Veintitrés

Tres días después de su fallecimiento, se celebró una breve ceremonia funeraria en el Cementerio Oeste de Londres. Dos sacerdotes hindús de religión parsi, seguidores de Zoroastro, oficiaron las exequias, que duraron tan solo veinte minutos.
Presidían sus padres, Bomi y Jer, y su hermana Kashmira. Mary Austin se encontraba de pie junto al féretro sobre el que habían depositado una única flor. Tras la ceremonia se procedió a la incineración de los restos en la pequeña capilla del crematorio del cementerio.  así lo había decidido ante la imposibilidad de llevar a cabo el ritual de las torres del silencio en tierra inglesa. Este ritual parte de la creencia parsi de que el cadáver humano es impuro y no debe permitirse que contamine la tierra. Las torres del silencio son unas estructuras edificadas en colinas o pequeñas montañas alejadas de los centros de población y normalmente en parajes desérticos, en las que se depositan los cadáveres a la espera de que los buitres los devoren. Tras el fúnebre «festín»,  se espera a que los huesos blanqueen por la acción del sol y del viento y a continuación se depositan en el osario común. La cremación es la única alternativa para los seguidores de Zoroastro afincados en países occidentales.

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¿En paradero desconocido?

Los documentos gráficos presentan a Brian May portando la urna con las cenizas de Freddie, pero fue Mary Austin la encargada de custodiar los restos. ¿Qué hizo Mary con las cenizas?
En un principio se dijo que la urna con sus cenizas reposaba bajo los cerezos del jardín de Garden Lodge, la casa donde vivió sus últimos años y que tras su fallecimiento pasó a manos de Mary. Esta teoría fue rechazada por el exmarido de esta, Nick Holford, y por Jim Hutton, última pareja de Freddie, quien lo negó en su libro Mercury and me. Por aquel entonces Jim todavía vivía en la mansión y nunca tuvo constancia de ello.
A la hipótesis por la que Mary habría esparcido sus cenizas en el lago Lemán, en la zona donde está ubicada su estatua, cerca de su mansión de Montreux, la respuesta es obvia: los zoroastras prohiben esta práctica al considerar que las cenizas humanas contaminan la naturaleza.

#FreddieMercury. Cómo vivió su religión y qué eran Las Torres del Silencio. @txaro_cardenas Clic para tuitear

En este punto surge una teoría que parece tomar fuerza a partir del descubrimiento de una misteriosa placa incrustada en un monolito del panteón de la familia Bulsara. Efectivamente, a principios del 2013, un grupo de fans descubre la siguiente inscripción:

«A la amada memoria de Farrokh Bulsara.
5 de septiembre 1946-24 de noviembre de 1991.
Para estar siempre cerca de ti, con todo mi amor, M».

A excepción de «In loving memory», el resto de la inscripción está en francés, idioma que tanto Freddie como Mary desconocían, y naturalmente, la M es de Mary. Tanta especulación para que al final sepultara su urna a escasos metros de la capilla donde se le incineró, próxima a Garden Lodge y en un cementerio cristiano… Está claro que Mary quiso despistar a los fans, como denotan la ubicación —inesperada por su cercanía—, el hecho de utilizar su nombre real y el texto en francés. Al poco tiempo de este descubrimiento, la placa fue arrancada. Se sospecha que Mary quiso cumplir hasta el final la promesa hecha al cantante de preservar su intimidad después de muerto, aunque cuesta creer que se tomara el trabajo de desenterrar la urna.
Eso seguirá siendo un misterio, por ahora.

 

Diseños para Sin Freddie Mercury de Rosa Prat Yaque y Nuria Velasco Vegas.

Artículo de Txaro Cárdenas