Wanda Maximoff (Elizabeth Olsen) siempre fue un personaje secundario en el universo cinematográfico de Marvel. Pero en el mundo del cómic, su personaje es conocido por sus portentosos poderes y, en especial, por lo peligrosos que pueden ser una vez que La Bruja Escarlata pierde el control sobre ellos. Wanda/Visión es el comienzo de la cuarta fase del MCU y también un merecido homenaje al largo trayecto de una de las figuras emblemáticas de La casa de las ideas. Y te contamos el motivo. 

Sumario de los dos primeros capítulos de Wanda/Visión

La última vez que los fanáticos tuvieron alguna noticia sobre La Bruja Escarlata, fue en las escenas finales de Avengers: Endgame (hermanos Russo, 2019). Durante el funeral de Tony Stark (Robert Downey Jr), Wanda tiene una corta conversación con Hawkeye (Jeremy Renner) en las que ambos recuerdan a los caídos durante la ardua batalla contra Thanos. Él insinúa que Natasha Romanoff (Scarlett Johansson) estaría «feliz» por el triunfo obtenido por el equipo. «Me gustaría que supiera que lo hemos logrado» dice Clint apesadumbrado. «Lo saben, sin duda lo saben» responde Wanda, en referencia a Visión, asesinado por Thanos y que no volvió a la vida luego del chasquido de Bruce, debido a que fue asesinado antes que el Titán Loco cometiera su atroz genocidio. A pesar de su tristeza, Wanda parece haber aceptado la muerte del hombre que amó y, sin duda, todo indica que seguirá, quizás, una vida solitaria pero apacible en adelante.

Wanda y Visión

De modo que desde la primera escena, la serie de Marvel Wanda/Visión para Disney + resulta desconcertante. No sólo por el hecho de alejarse por completo de cualquier escenario que hasta ahora haya mostrado el MCU, sino porque es una brecha temporal que convierte a la historia que cuenta en un espacio insular. No hay referencias temporales ni tampoco físicas de lo que ocurre, por lo que la primera escena en blanco y negro y en cuidadosos frame de 4:3 tiene el brillo de un experimento brillante y valiente que sorprende por su solidez. Wanda y Visión viven en una fantasía suburbana, en lo que parece ser el escenario prefabricado de una sitcom  — con todas las convenciones y códigos del género —  y lo hacen, además, en un ambiente de regocijo inquietante. Mucho más aún, cuando es evidente que la acción ocurre poco después de los eventos de Endgame y que de una u otra forma, Wanda lo sabe. Pero saberlo, no hace menos extraña la ejecución en este universo radiante, en la que un público invisible ríe y aplaude en cada escena, mientras los personajes viven lo que es a todas luces, una vida idílica. Wanda es toda sonrisas; Visión, la amabilidad personificada. Pero en el fondo de la trama hay algo terriblemente inquietante. Tanto como para que el show de inmediato deje un regusto posmoderno sobre el miedo, las esperanzas rotas y el terror a lo desconocido. 

#WandaVision es el comienzo de la cuarta fase del #MCU y un merecido homenaje al largo trayecto de una de las figuras emblemáticas de La casa de las ideas. @Aglaia_Berlutti te lo cuenta. #DisneyPlus #Marvel. Clic para tuitear

El primero y segundo capítulo de Wanda/Visión podrían compararse de cierta manera con la clásica Twilight Zone y alguno de sus capítulos emblemáticos. Lo que ocurre en pantalla es una narración ágil y bien construida sobre un mundo alternativo, pero a la vez, va dejando pequeños indicios que lo que muestra es solo una engañosa máscara a punto de romperse por el peso de algo mayor. A medida que el argumento avanza, es notorio que la comunidad de Westview es un paraje prefabricado tan rígido en su belleza artificial como para aterrorizar. Pero la serie insiste en su idea central y la sospecha se convierte en pequeños trucos de ocasión. Wanda y Visión son parte de una comunidad próspera, amistosa y amable, que al parecer son incapaces de notar las situaciones extrañas que protagonizan de vez en cuando sus nuevos vecinos. A excepción de Agnes (una formidable Kathryn Hahn), la vecina de al otro lado de la barda, en apariencia fuera de sus cabales y obsesionada con la vida privada de nuestra querida pareja. Su aparición en el programa la suele acompañar fanfarrias burlonas y abucheos. Pero Wanda está convencida de sus buenas intenciones y el público del invisible show también.

Wanda y Visión

No obstante, lo siniestro de la situación se hace cada vez más complejo, mientras la serie toma inteligentes decisiones para apuntar a que todo lo que vemos, está a punto de derrumbarse. La tensión está ahí y, de hecho, la gran pregunta que plantea el programa es cómo la ficción de la realidad podrá mantenerse a medida que se hace más evidente la forma en que se resquebraja alrededor de sus personajes. Con una rapidez desconcertante, la pantalla en blanco y negro evoluciona a la estética menos rígida como el de The Dick Van Dyke Show, hasta alcanzar la pantalla amplia de Bewitched y luego llegar al color con una imitación cuidadosa de la estética y el ritmo de Brady Bunch o Mary Tyler Moore Show. Lo más asombroso, es que la serie tiene la capacidad de incorporar las obvias referencias de la cultura pop al universo marvelita, y el fanático podrá encontrar todo tipo de huevos de pascua, a medida que la acción se hace más singular y, en apariencia, sin sentido. La cámara sigue a todas partes a Wanda, como para recordar que el personaje es algo más que esta ama de casa feliz y sonriente. De hecho, en referencias directas al comic House of M, por momentos la acción parece relantizarse para recordar que algo está ocurriendo al fondo de lo que se narra, que el universo y la realidad están transformando su tesitura y sostén por algo más inquietante y enrevesado. 

Para el final del segundo capítulo ya es obvio que la atmósfera conduce a algo específico: algo está ocurriendo al borde de las risas, el amor y la frágil vulnerabilidad de Wanda y de Visión. Hay algo doloroso en la elegancia en que la serie utiliza símbolos para recordar que todo el entusiasmo y alegría, está rodeado de una amenaza inquietante a punto de estallar. Pero Wanda/Visión no se prodiga con facilidad y exige paciencia. Es evidente que los dos primeros capítulos  — de apenas media hora de duración —  tienen la intención de crear un espacio para preguntas e interrogantes. Lo que sea que continúe, será una grieta cada vez más profunda en la realidad y quizás, la definitiva mirada a la verdadera Wanda que habita debajo de las sonrisas y los ojos amables con que mira al inocente y en apariencia ileso, Visión.

Un artículo de Aglaia Berlutti

Montaje de portada: David de la Torre

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