MoonMagazine ha decidido dar a conocer durante este verano tan especial la actual poesía madrileña. Hay muchísimos poemarios más, pero pensamos que con ocho la revista ha seleccionado una muestra significativa de lo que sobre esta materia ofrece la ciudad más golpeada por una pandemia sin final. Sin duda sabe crear, pero Madrid demuestra otra vez cómo sobre todo —y en cualquier circunstancia— sabe sufrir.

Tercera edición de ‘Poemarios para un verano sin crímenes’ dedicada a la actual #poesíamadrileña. Homenaje poético a #Madrid, por cortesía de #ManuLópezMarañón. Hoy, #ZonasComunes, de la #poeta #AlmudenaGuzmán. @VisorLibros. Clic para tuitear

Zonas comunes, de Almudena Guzmán

Iniciamos este estimulante recorrido con Almudena Guzmán (Navacerrada, 1964). Vate precoz a quien las musas visitan desde los quince años, encontramos en su currículo un buen número de poemarios, entre los que destacan: Usted (1986, finalista del I Premio Hiperión de Poesía), El libro de Tamar (1989, Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla) y El príncipe rojo (2005, Premio Claudio Rodríguez). En 2011 aparece el último hasta la fecha: Zonas comunes, y con él Almudena Guzmán gana el XXIV Premio Tiflos de Poesía. Está publicado por Visor Libros, la misma editorial que en 2012 recoge la totalidad de sus versos en El jazmín y la noche: poesía reunida (1981-2011). Además de poeta esta madrileña es licenciada en Filología Hispánica y ha colaborado en ABC como crítica teatral y literaria, además de articulista.

Del libro en general hay que destacar cómo su autora afronta de manera vertical los asuntos que trata, queriendo –y logrando–, llegar al fondo de aquello que poetiza. Además en Zonas comunes muchos poemas se leen como el peculiar «periódico» de una actualidad que anticipara el futuro: no pocos de ellos, en efecto, participan de ese carácter visionario que se amplifica al ser descubiertos diez años después de haber sido impresos. Advertir por último cómo este poemario parte de una realidad que Almudena Guzmán recrea para que germine artísticamente… Aunque entender como una entidad preexistente su poesía y que sea entonces la realidad quien se la provoca es asimismo válido. Pero no recurramos al viejo debate de si fue primero el huevo o la gallina, optemos por la complementariedad.

En #ZonasComunes muchos poemas se leen como el peculiar «periódico» de una actualidad que anticipara el futuro. Este #poemario parte de una realidad que #AlmudenaGuzmán recrea para que germine artísticamente. @VisorLibros. Clic para tuitear

Zonas comunes está compuesto por 79 composiciones sin numerar y apenas sin título (solo 7 lo llevan), y simétricamente dividido en dos partes: «De lo público» y «De lo privado».

Tres grupos, casi de igual tamaño, conforman DE LO PÚBLICO.

El primero está constituido por 12 poemas ([1], [2], [3], [7], [15], [26], [31], [32], [33], [35], [37] y [38]) a los que cabe englobar en una temática de denuncia social. Oportuno es citar al poeta francés Pierre Reverdy, que dijo: «El poeta debe ver las cosas tal como son y enseñarlas luego a los demás tal como, sin él, no las verían», porque la penetrante y creativa mirada de Almudena Guzmán —en un tono que a menudo oscila entre lo irónico y lo sarcástico— busca posarse sobre aspectos urbanos en apariencia tan cotidianos como puedan ser una manifestación, un jefe de empresa, la explotación laboral, los ERE, los machos alfa, unos huelguistas, el INEM, los estudiantes recién licenciados, y, también, sobre los 5 millones de parados de 2011. Unos ojos, los suyos, afinados y de afilada percepción que se revelan no solo fotográficos con aquel desolador presente; también son precursores de lo que está sucediendo durante este malhadado 2020.

 

[38]

 

HEMOS perdido la guerra.

 

Grises como lo que somos,

hombres de cemento,

ya sólo nos queda ponernos

en fila

y esperar a que nos sellen

la cartilla de racionamiento

del paro.

 

13 composiciones ([4], [5], [6], [8], [11], [13], [19], [20], [21], [22], [24] [27] y [30]) forman este segundo grupo al que da personalidad una variopinta sucesión de estampas históricas, las cuales vuelven a arrojar claridad sobre nuestro incierto devenir. El fascismo en cualquiera de sus variedades (el nazismo —su omnipresencia, la noche de los cristales rotos—, la Francia antisemita que degradó al capitán Dreyfus, o la URSS y su Gulag) sirven a Almudena Guzmán para mostrar aspectos denigrantes de las ideologías totalitarias: la existencia de listas negras (algo, por otra parte, practicado por los poderes «democráticos» los cuales, sin excepción, disponen de agendas ocultas), el exterminio de inocentes y, el más sistemático, de razas, así como la falta de un mínimo de lógica en las guerras que provoca su delirio intransigente serían para ella los rasgos más llamativos. Fue el poeta serbio Charles Simic quien avisó: «La poesía dice más sobre la vida física de una época que cualquier otro arte. La poesía es un lugar en el que planean todas las cuestiones fundamentales sobre la condición humana».

 

[6]

 

SIEMPRE se empieza por una lista.

 

Jesús estuvo en la lista de los crucificados,

y en una lista pusieron a los armenios,

a los kurdos y a los bosnios.

Del Getsemaní al Ararat,

del Gólgota a Sebrenica,

las listas se extienden como un mar de petróleo

por el pergamino del destino del hombre.

 

Al último grupo de esta primera parte lo engrosa un buen repaso a la vida cotidiana. Son 14 poemas ([9], [10], [12], [14], [16], [17], [18], [23], [25], [28], [29], [34], [36] y [39]) en los que la grandeza poética de Almudena Guzmán estriba en su capacidad a la hora de responder a los estímulos con que infinitas cosas, prosaicas muchas de ellas para quien carece de percepción, la estimulan. Un nuevo insecto para este mundo-cucaracha; el psicópata de servicial sonrisa; el lavado y planchado de la colada; la imparable expansión de la estupidez; los gorristas; las creencias; la quebradiza avecilla del preso; la suciedad de una casa; una boda real; la rapidez de los emails y el subdesarrollo español son temas por ella «desvelados».

 

[39]

 

BLAS DE OTERO

 

Cada día veo más gente que rebusca en los cubos

de la basura.

 

Yo no sé quién puede ver aún los telediarios

sin que un incendio se le suba por el pecho.

 

No es la India ni Afganistán ni Perú.

 

Que trata de España.

 

En la segunda parte de Zonas comunes, DE LO PRIVADO, Almudena Guzmán vuelve los ojos a su interior, extrayendo de ese fondo un racimo de versos que terminan por conformar un destemplado diario íntimo redactado desde la actitud de quien ha decidido tirarse a tumba abierta por la carretera de la vida. Las palabras caen como una piedra en el agua logrando que los sentidos de la poeta se expandan en un círculo cada vez más amplio. Los poemas son intimistas, pero trascienden al «yo»; un «yo» que poco acaba por importar, ya que sus versos, tan personales, pertenecen a los que en ellos nos reconocemos.

El amor: sus complicaciones [40], deseos [62] y forma de comunicarlo [64]; la extrañeza y ajenidad ante objetos cotidianos que desemboca en la otredad [41] [43] [44] [61] [67] [77], a la que acaban uniéndose las religiones [71] y la pretensión de convertirse en personajes de ficción [73]; los objetos artísticos que causan felicidad o añoranza [46] [47] [56] [58]; los deseos de superación [48] [49] [50]; las sensaciones de aburrimiento [51] y angustia [55] [76]; la exaltación [59] y maldición de la soledad [70]; la maternidad [63]; la vejez [65] [66]; la dureza del vivir [68] [69] [72], y el paso del tiempo por una vida donde unas veces predomina el miedo [75] y otras la urgencia por renacer [51] son ardientes sensaciones (el catálogo está incompleto) que la autora plasma en esta parte de su poemario, merecidamente premiado.

 

[75]

 

HACÍA muchos años

que no pasaba por mi calle.

 

El afilador es el flautista de Hamelin

y la partita que está tocando es de Bach.

 

El mismo miedo y la misma fascinación

de siempre y también la misma pregunta

que nunca me atreveré a hacerle.

 

¿Qué fue de nosotros, los niños?

 

 

El periodista Ryszard Kapuściński fue, como Almudena Guzmán, también poeta. Este famosísimo bielorruso que tenía claras las diferencias entre periodismo y poesía (no era de esos escritores que, al practicar varias disciplinas, se hacen la picha un lío), dejó escrito: «Uno escribe poemas porque hay cosas que no se pueden decir de otra manera. La poesía es el único camino». En Zonas comunes su autora se revela como una poeta integral que no tiene empacho a la hora de ensanchar los habituales territorios de este arte (bebiendo a gusto en los más prosaicos, esos donde late la desnuda realidad). En este excepcional poemario Almudena ha demostrado el dominio y la firmeza que requiere semejante endiablada disciplina.

 

En #ZonasComunes #AlmudenaGuzmán, @VisorLibros, se revela como una poeta integral que no tiene empacho a la hora de ensanchar los habituales territorios de este arte. Homenaje poético a Madrid, los miércoles con #ManuLópezMarañón. Clic para tuitear

 

 

 

Zonas comunes. Almudena Guzmán. Visor Libros (2011)

 

 

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Reseña de Manu López Marañón

Diseño de la portada de la reseña de David de la Torre

 

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