La sinfonía del fin del mundo, de Ana Pola (Ana García de Polavieja), es mucho más que una colección de relatos: es un viaje a través de las ansias y los miedos, donde lo bello y lo terrible se funden sin concesiones. Publicado por Editorial Cazador, con la delicadeza visual de Carmen Moreno, la atractiva portada y las ilustraciones inquietantes de su marido Juan Richard Feliz, el volumen se presenta como un objeto cuidado que anticipa lo que contiene: relatos intensos, donde cada historia resuena en nuestra mente como una sinfonía de emociones.
La escritura de Ana Pola es intensa, directa y visceral. Sus relatos son fragmentos de realidad trastocada, visiones que revelan lo que solemos mantener oculto.
Pilar Pedraza cuenta muy bien en la contraportada qué tipo de relatos nos vamos a encontrar en La sinfonía del fin del mundo: «es una complicación de mágicas fábulas vanguardistas interiores o subjetivas, donde los protagonistas se ven mordidos o succionados por vampiros, o abrazados hasta el ahogo o bien abandonados por amantes sádicos que disfrutan con su humillación, su dolor, su vestimenta de tiritaña en el andén de la estación».
De entre todos los relatos, «Ella» es para mí es uno de los más escalofriantes. Se trata de una narración desgarradora en la que la violencia no anula la ternura, sino que ambas conviven en una contradicción insoportable. Ese «quiero mamá» me parte el alma.
En medio de las subjetivas interpretaciones posibles, cabe leerlo como metáfora del ansia: esa pulsión que, como señala David Jaso en el prólogo, identifica como «verdadero conductor de este libro, anida tras todas sus historias. Experimentamos esa necesidad de gritar y escapar; de romper con el mundo [… ] y los acogemos con agrado».
En conjunto, es una escritura penetrante y casi íntima que atrapa por su intensidad emocional y su precisión descriptiva. Ana atrapa al lector en una atmósfera inquietante, donde la música y la escritura se entrelazan como parte fundamental del viaje.
No es extraño sentir en estas páginas reminiscencias de Poe o de Lovecraft, pero más que un homenaje, lo que ofrece Ana Pola es una voz propia, profundamente contemporánea, que sabe unir nuestros temores más profundos con la fantasía más vibrante.
Leer nos provoca sentimientos tan opuestos como inquietud y fascinación. Lo que es innegable es que la literatura puede todavía estremecer, y nos recuerda que lo oscuro forma también parte del ser humano. La sinfonía del fin del mundo es, en ese sentido, una experiencia lectora sensorial, musical, hipnótica y necesaria.
Muchos conocemos la trayectoria y el talento a raudales de Ana como artista polifacética, desde correctora de clásicos y contemporáneos de género, a su faceta como fotógrafa y compositora musical. Este libro no podía ser menos. Recomiendo La sinfonía del fin del mundo y le doy las gracias a Ana por hacernos partícipes de este luminoso viaje, porque no hay mayor artista que el que convierte las palabras en ecos que resuenan en el alma; y en eso, mi querida Ana es una maestra.
Recomiendo La sinfonía del fin del mundo, de @ana_polavieja, porque no hay mayor artista que quien convierte las palabras en ecos que resuenan en el alma; y en eso, mi querida Ana es una maestra. @soniayanezcalvo. Compartir en X
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