Al iniciar la lectura de Soterraña me encuentro con dos prólogos, bien adaptados, por cierto, al contenido del poemario, y me pregunto si queda algo por decir, si voy a ser capaz de reseñarlo. A la hora de analizar un libro prefiero solo el texto, para no contaminar mis ideas con palabras ajenas. En relecturas posteriores veo que sí, que puedo ahondar y sacarle el abundante jugo, que aún queda.
Observo que Simón Hernández Aguado lo ha trabajado con tesón, aunque se le han escapado algunos detalles de poca importancia. ¿A quién no se nos escapan? A todos, seguro. Y cuando otro nos lee se percata de lo que uno no ha visto por muchas vueltas que le haya dado. De todas formas, nunca sobra una segunda mirada para que el trabajo goce de su mayor calidad, que es lo que al cabo importa.
Toda la obra es limpia, íntima en su mayoría, con toques clásicos y a la vez vanguardistas, y como bien dicen en sus preámbulos, es un viaje. Yo veo un viaje físico y otro interior en el que el protagonista crece y va cambiando a lo largo del trayecto, para luego, en este caso, volver al punto de partida: a lo que llama Soterraña, sus raíces. En literatura es el viaje del héroe, quien estando en su confort cotidiano algo importante le obliga a salir de él y marcarse un objetivo, teniendo que salvar una serie de escollos o reveses hasta resolver ese algo, si es que no muere en el intento. Aquí se aprecia la querencia al terruño y el deseo de volver a sus raíces.
El texto está plagado de imágenes poéticas que dan visibilidad al verso desde el inicio. Véanse estas dos estrofas del primer poema, donde el protagonista, el autor, nos da a entender sin decirlo el sufrimiento y la indefensión de su persona en los primeros pasos del viaje.
«Como la hoja seca, me separé de la rama,
y fui barro, agua sucia en el suelo
que besa la luz humillada de la lluvia.
Me convertí en humo, conocí el frío,
entré en el espejo de las preguntas
y sentí miedo, lobos buscando fuego
en las líneas torcidas de la aduana».
Como se ve, emplea todo tipo de figuras literarias que le dan calidad. Igual en estos versos dedicados a Faro, ciudad portuguesa del Algarve, en los que nos produce sensaciones de un calor agobiante.
«Yo llegué una tarde llena de gatos al fresco
en las sombras pobres de los balcones,
llegué a la ciudad de los aeropuertos
con un puñado de pájaros con hambre.
Junio era una ola encima de los torreones,
la casa de los barcos rotos secándose al sol.
Un abrazo de brisa con vistas a la bahía
me esperaba en el último espejo del mundo».
Otras veces utiliza la hipérbole:
Se apoyan en un hombre cortado a la medida de un desierto.
En el siguiente poema a Belchite nos describe la desolación y así la sentimos al leerlo.
«En este día nuevo de paredes sucias
se calla el ruido de la noche en los cristales,
nacen miradas largas en el primer rayo del día.
La línea de luz amarilla entra en la cama,
pero ya no cura el espacio entre nosotros,
solo llena los mapas de calles sin nombre».
En fin, que Simón no escatima las técnicas en su obra. En Soterraña rezuman sensaciones, emociones y sentimientos que trascienden la palabra, porque la poesía está hecha para eso, para ir más allá de lo que se dice. Su ritmo sereno da paz y bienestar al lector.
He de decir que se vislumbran ciertas afinidades con poetas de alta talla. Leer a los grandes enriquece, pero aquellos fueron o serán únicos, para siempre. Nosotros, los que empezamos hace pocos años, debemos encontrar nuestra voz literaria y, ese día seremos poetas por diferenciarnos de los demás. Porque en literatura no es lo que se dice, sino cómo se dice. Esa será la voz de cada uno, la que atrapará al lector y hará buena crítica al leerse algo no visto antes. En este poemario su autor está a un paso del alcanzarla.
En conclusión, he analizado un texto rico de principio a fin, con mucho potencial por parte del poeta, al que le deseo grandes éxitos en su vida. El poemario completo nos va a dar una visión de conjunto y nos dejará ese regusto que queda de lo bien hecho.
Mucha suerte con Soterraña. A mí me ha trasportado su lectura a otras latitudes. Me ha hecho pensar y me ha enganchado sacándome por un rato de lo real y cotidiano que vivimos en estos tiempos. Aunque también es cierto que al final nos recuerda la actualidad del mundo y sus consecuencias.
Soterraña, de Simón Hernández Aguado, un poemario rico de principio a fin. #Reseña de José María García Plata. @Edicirculorojo. Compartir en X
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