De mi visita al Colegio Santo Domingo de Guzmán de Oviedo y de cómo fui otra vez alumna

El pasado mes de mayo de este año, me desplacé a Asturias para participar en varios encuentros literarios. Entre ellos, había concertado un encuentro con los alumnos de Escritura Creativa de primero de bachillerato del curso escolar 2024-2025, del Colegio Santo Domingo de Guzmán de Oviedo, al que acudí invitada por su directora, Sara Bárcena de Cuendias. Esta asignatura es una materia optativa que forma parte del itinerario formativo del centro escolar.

Como siempre que tengo algún compromiso, aquel día llegué a la zona con antelación, para poder tomarme un café mientras ordenaba mis ideas y me preparaba con entereza y sosiego para un nuevo reto en mi periplo vital y literario. En esta asignatura, entre varios libros que habían leído los estudiantes, se encontraba mi poemario Esclavos de nuestros silencios, un texto que divaga y deambula entre la prosa y el verso, y quizá también —¿por qué no decirlo?— entre el teatro y la vida. Mentiría si dijera que no estaba nerviosa, siempre lo estoy cuando debo enfrentarme a un espacio desconocido, a un nuevo reto. En esta ocasión, no dejaba de dar vueltas en mi cabeza la idea de qué podía ofrecer la temática de mi libro a unos adolescentes: el reencuentro de un hombre y una mujer que, pasada ya su juventud, vuelven a coincidir de forma fortuita y rememoran su vida mientras caminan por Madrid agarrados de la mano, como dos soldados que marchasen hacia un destino incierto. Un hombre y una mujer que piensan, pero no hablan; que se besan, pero no pronuncian palabras; que prefieren vivir ocultos en sus silencios.

Sin embargo, una vez que entré en el colegio, fui, como ya me había ocurrido en anteriores visitas, muy bien acogida por su directora, así como por el resto de profesionales que allí trabajan. Así, fui poco a poco desprendiéndome de mis miedos, para dar paso a la sorpresa. Durante mi participación en la charla que mantuve con los dos grupos de bachillerato (1º A y 1º B) que cursaban la asignatura, reconozco que me emocioné. Entré en el centro escolar con incertidumbre y salí con la certeza de que se pueden vivir muchas vidas si somos capaces de continuar aprendiendo, que fue lo que hice durante todo el tiempo que duró mi estancia en el colegio. A pesar de la diferencia de edad, entre mi mundo y el de los chicos y chicas que me acogieron, me sentí en el aula como una más, y me convertí así a ratos en educadora, compañera, confidente, amiga y alumna. Tuve la fortuna de vislumbrar de nuevo la vida desde el prisma de una adolescencia que tiene mucho que aportar y decir a esta sociedad; porque no quieren, ni piensan, quedarse callados. Porque la palabra es hermosa si se maneja con el arte de la belleza, el cuidado del respeto, y la razón de la sabiduría, porque es una herramienta poderosa para posicionarnos en el mundo y hacer de este un lugar mejor.

Para mí, fue un encuentro casi mágico, del que guardo un hermoso recuerdo. Por ello, busqué un espacio para que las creaciones de esos alumnos encontraran una pequeña ventana por la que asomarse al mundo, para que no solo fueran sus amigos, conocidos, familiares, profesores o yo quienes pudiéramos disfrutarlas.

En este devenir, encontré la complicidad de la revista digital MoonMagazine para poder desarrollar la idea. Por ello, no puedo sino dar las gracias a esta revista y, en especial, a su directora, Txaro Cárdenas, por hacerse eco de este proyecto, por hacerlo posible. Tampoco puedo dejar de agradecer a Sara Bárcena de Cuendias, directora del Colegio Santo Domingo de Oviedo, su invitación a ese encuentro y por la maravillosa iniciativa de incluir la escritura como materia optativa. Sin duda, también, a todo el centro escolar por su cálida acogida, al norte y a Asturias por su autenticidad, no perderse y acogernos a los de más abajo de vez en cuando. A la editorial Impronta, por publicar mi libro, gracias al cual he vivido momentos maravillosos, pero, sobre todo, a los alumnos y alumnas que participaron, por regalarnos la poderosa belleza de sus silencios.

Hablan los alumnos de Bachillerato del Colegio Santo Domingo de Guzmán de Oviedo

Alumnos de 1º A

Todo empezó en el Taller de Escritura Creativa en el Colegio Santo Domingo de Guzmán FESD de Oviedo. No sabíamos muy bien a dónde nos iba a llevar esta asignatura, pero sí sabíamos que teníamos ganas de escribir de verdad. No para un examen, no para que nos corrigieran. Escribir para decir. Para escucharnos entre nosotros y también a nosotros mismos. Nuestra profe, Sara, no nos pidió que escribiéramos bien. Nos pidió que escribiéramos con verdad. Que nos atreviéramos a mirar hacia dentro. Y eso hicimos.

En ese camino de búsqueda, llegó a nuestras manos Esclavos de nuestros silencios, de María Jesús Mena. Un libro que nos interpeló de una manera diferente. No como una lectura más del curso, sino como un espejo. Nos vimos en sus páginas. Y entendimos que todos, de un modo u otro, hemos vivido con silencios que duelen, que pesan, que nos hacen sentir esclavos. Silencios que guardamos por miedo, por inseguridad, por no saber cómo ponerles palabras.

Así nació este proyecto: como un espacio, un cuaderno, donde pudimos romper esos silencios. A partir de lo leído y con la visita de la autora, María Jesús Mena, fuimos capaces de identificar los nudos que llevábamos dentro y ponerles nombre. María Jesús no solo vino a hablarnos: vino a escucharnos. Nos miró con atención y nos hizo sentir que lo que llevábamos dentro también merecía ser contado. Nos animó a soltar, a escribir sin filtro, a confiar en el valor de nuestras propias voces.

Este cuaderno de silencios rotos —que en un principio nos hacían esclavos— es un resultado y también un proceso. Cada página es la muestra de un pequeño acto de valentía. Algunos escribimos sobre lo que nos duele, otros sobre lo que nos construye. Algunos encontramos en la música, en el deporte, en el arte o en los animales una forma de respirar más hondo. Lo que nos une no es lo que contamos, sino la necesidad de contarlo, el sanar conjuntamente a través de la palabra.

Aquí estamos: Diego, porque ha hecho del arte una forma de vida, de mirar el mundo; Pablo, que encontró en el fútbol del barrio una identidad propia; Isabel, que olvida los problemas cuando encesta con su equipo; Ana, que siente que todo cobra más sentido con música; Guillermo, que prefiere las cosas simples y sinceras; Gema, que siempre tiene una canción en la cabeza mientras gira entre la gimnasia y la danza; Nuria, que sonríe más cuando está con sus amigos y sus animales; María, que sueña con nuevos
lugares y melodías; Carla, que baila para conectar con los demás y con ella misma; Adrián, que disfruta de la fiesta y de la familia; Jorge y Carlos, que aman el fútbol, y Olaya, que corre como si con cada zancada dejara algo atrás.

Todos ellos —todos nosotros— hemos escrito desnudos. Nos hemos mostrado. No como alumnos, sino como personas. Este cuaderno no quiere enseñar nada. Solo quiere mostrar. Mostrar que, cuando un adolescente encuentra las palabras adecuadas, algo dentro de él cambia para siempre.

Y por eso, este cuaderno no es solo nuestro. Es también un obsequio para María Jesús Mena, como agradecimiento, y para Sara Bárcena, nuestra profe, por habernos abierto la puerta al valor de la palabra. Porque, a veces, cuando alguien te da permiso para hablar, también te está enseñando a escucharte.

Aquí va, entonces, este cuaderno. Un puñado de voces que estaban esperando ser escuchadas. Un acto de entrega, de catarsis. Una apuesta por la sinceridad. Una forma de decir: estamos aquí. Y tenemos algo que contar.

Cuaderno de Silencios rotos

Alumnos de 1º B

Carta a la autora

Para: María Jesús
De: Clase de Proyecto de 1ºB

Te queremos dar las gracias por estar hoy aquí con nosotros.

Tu libro nos ha encantado. Al leerlo, hemos descubierto un nuevo mundo, que nos ha inspirado a seguir escribiendo, y nos ha acercado más a la asignatura. Entre sus páginas, hemos descubierto una parte de nosotros, que no volveremos a mantener en silencio.

Tus palabras nos han motivado a crear algo para tí: «romper nuestro silencio nos hizo florecer». Hemos creado un ramo de flores, en el que hemos incluido nuestros silencios. Esta práctica habla de nuestros silencios a través de las flores rojas y rosas y de cuando entendimos que romper nuestros silencios nos hacía florecer como las flores amarillas.

Compartimos nuestros pétalos…

(Se transcriben a continuación los pensamientos que los alumnos escribieron en los pétalos de las flores que conformaban un ramo de flores creado por ellos, testigo silencioso de sus inquietudes y diversidad, pero también de su confluencia y armonía).

Pétalos

Taller de Escritura Creativa en el Colegio Santo Domingo de Guzmán FESD de Oviedo

Mi silencio fue cuando…

            tuve miedo de ser yo mismo y fingí encajar 

                        me rompí por dentro y todos pensaron que estaba bien       

                                    quise gritar que no podía más, y solo dije «estoy cansado»

                                               sentí que no valía nada, pero sonreí para no preocupar a nadie

            quería abrazarte y te vi en brazos de otro     

                        vi que te alejabas y aún así no supe cómo detenerte

                                    me pediste consejo y no pude hacerlo porque estaba roto

                                               te quise en secreto y a distancia, aunque me matase                                   

            quise romper todos los espejos de casa, al ver mi reflejo

                        soñaba con irme, pero no tenía a dónde       

                                    me hicieron daño y pedí yo perdón              

            lloré en la ducha para que nadie lo notara                                        

                        el amor se volvió costumbre, y no supe cómo decirlo

                                    y quise rendirme, pero todos esperaban que siguiera

Florecí cuando

            entendí que… seguir significa mejorar

                                               todos valemos para algo

                                                           ser diferente no es malo

                                                                       no puedo ocultar mis sentimientos

                                                                                   una persona que te quiere, no te daña

            me di cuenta de que… mi lugar seguro soy yo misma

                                                           los demás sí pueden verme llorar

                                                                       vuestro «FIN» significa mi nuevo comienzo

            conseguí gritar y liberarme de todo

                        y pude, por fin, contárselo a alguien.

En las siguientes fotografías, se puede apreciar que, en la práctica realizada en clase, estos pensamientos iniciales fueron desarrollados con mayor profundidad.

Los alumnos del Taller de Escritura Creativa del Colegio Santo Domingo de Guzmán FESD de Oviedo

LA SOLEDAD DE LOS ELEGIDOS

Qué solos están los elegidos.
Nadie les dijo que el vuelo
también pesa en las alas,
que la cima es un lugar sin sombra.
Nadie les dijo
que mirar más allá es perder la calma,
que quien lleva fuego en las manos
termina ardiendo solo.
Los elegidos caminan como si conocieran el camino,
pero, en el fondo, no saben dónde llegan.
A veces, cuando la noche es blanda,
miran atrás y se preguntan
si acaso la vida no era este frío.
Pero siguen.
Porque no hay regreso para quien ha visto el otro lado.

Qué solos están los elegidos.
Nadie les advirtió que el silencio pesa,
que el camino se estrecha
cuando solo unos pocos lo cruzan.
Que mirar hacia adelante
es dejar atrás un hijo,
un padre,
un libro de versos.

Llevan el mundo en los hombros
sin que nadie lo note.
Siguen andando,
aunque la tierra bajo sus pies
hable un idioma extranjero.
A veces, cuando la noche se abre,
fuman y lloran y se preguntan
si acaso todo esto no era más que un sueño.
Pero siguen.
Porque ya no saben cómo detenerse.

Poema incluido en Esclavos de nuestros silencios de María Jesús Mena

Sara Bárcena de Cuendias, profesora del Taller de Escritura Creativa y directora del Colegio Santo Domingo de Guzmán FESD de Oviedo

Sara Bárcena de Cuendias es doctora en Filología Hispánica y Directora General del Colegio Santo Domingo FESD de Oviedo en donde imparte Lengua y Literatura Española, TALLER DE ESCRITURA CREATIVA y TALLER DE ORATORIA. Es, además, autora de la tesis doctoral La obra poética de Aurelio González Ovies, dirigida por el profesor Antonio Fernández Insuela y publicada por Trabe en 2021. Con anterioridad, había realizado su tesina sobre la narrativa de la dramaturga Carmen Resino. En 2019 publica con la editorial Bajamar Un lugar en la palabra, su primer poemario.

Su trayectoria educativa se ha desarrollado a través de distintos proyectos de innovación pedagógica y social, entre los que destacan sus talleres literarios, la revista La Caja de Pandora o Los desayunos solidarios, iniciativas todas ellas que se han convertido en señas de identidad de sus clases de las que han salido cantautores, poetas, periodistas, pero, sobre todo, personas íntegras, libres y valientes.

Taller de Escritura Creativa en el Colegio Santo Domingo de Guzmán FESD de Oviedo. Encuentro literario de la escritora María Jesús Mena con los alumnos de 1º de Bachillerato. Aquí te mostramos sus trabajos @Improntaeditora Compartir en X

Artículo de María Jesús Mena, autora de Poemas ciegos (Olé Libros, 2019), Relatos monocromáticos (Olé Libros, 2020), El frágil corazón de Marcel (Pintar-Pintar, 2021), Poemas sordos (Valparaíso, 2022) y el libro de poemas Esclavos de nuestros silencios (Impronta, 2024), galardonado con el Premio Libro del Año 2024 (poesía) que concede la Asociación de Librerías de Madrid.

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