De la mano del aire es el título de un célebre disco de Amancio Prada con el que puso música a parte del poema «Trilogía del niño amor», de la extremeña Isabel Escudero, compañera del poeta Agustín García Calvo. El artista leonés ha convertido en canciones muchos de sus textos. Como por azar los hados se conjugaron para que tanto Gregorio Dávila de Tena como Escudero fueran paisanos: ambos del pueblo extremeño de Quintana de la Serena (Badajoz). Y los tres artistas quedan hermanados en esta exquisita edición de Averso poesía.
En el currículum poético de Gregorio Dávila de Tena se acumulan los premios literarios. Con Alma de renacuajo (2017) consiguió el Premio de Poesía García de la Huerta 2017; con Hebra de luz. Ejercicios sobre el Cántico, el Pepa Cantarero del Ayuntamiento de Baños de la Encina y la Diputación de Jaén; con Madre del agua. Por las huellas del Tao, el Eladio Cabañero 2019; y en el otoño de 2021 obtuvo el VIII Premio de Poesía Juana Castro que concede el Ayuntamiento de Villanueva de Córdoba por su poemario Un hombre que no conoce Nueva York (2022), que vio la luz en una elegante edición de Renacimiento. En 2022 fue finalista en el Premio Andalucía de la Crítica por ese mismo título. De su pluma nacieron también Heredar la lluvia, XXIX Premio de Poesía Mario López (Ayuntamiento de Bujalance, 2023); La limosna de los días, XXXI Premio de Poesía Ricardo Molina 2023 (Cántico, 2024). En 2016 obtuvo el Premio Internacional de haiku Museo Histórico de Masamune Date.
Como suele pasar en la lírica de Dávila de Tena, poesía y palabra se nutren de las sensaciones que el mundo natural le propicia, de sus vivencias personales y de sus vastas lecturas. Estamos ante un volumen de un erudito en la lírica, de un vate riguroso que cincela sus versos con la elegancia de su espíritu y la paciencia de un monje tibetano.
Este poemario consta de cuatro secciones equilibradas: la primera, de siete poemas titulada «Un respirar en paz»; la segunda, «La música del aire», que comprende seis textos; «Como caña al viento», la tercera, con otros seis; y el colofón lo pone la cuarta sección, «Cuando callan las cerezas», de cinco textos.
Las citas, que el autor atesora como una joya, constituyen certeras pistas que nos adentran en cada una de las secciones. Así sucede con la de Jorge Teillier: «La poesía es un respirar en paz / para que los demás respiren». Como Mágico poder de Vázquez Medel, estamos ante una lírica terapéutica, que invita a mejorar el mundo, sanar las heridas del alma y crear una atmósfera pacificadora. Así, según revela el extremeño, el propósito de la poesía es ser abrigo que guarezca al ser humano: «Busco […] un suave aliento entre las ramas. / Quizás nos enmadre la Poesía / como un olmo lleno de pájaros / cobija en los días de lluvia / a los potros recién nacidos».
El aire —símbolo de espiritualización, vinculado a la creación y a la luz— y la respiración vertebran el libro.
Su lírica es una llamada a la esperanza que cristaliza en originales imágenes de asombrosa riqueza sensorial: «Con el latido de la noche / la ventisca precipita la nieve / El aire canta, el agua canta / las manzanas de oro en nuestras manos. Si en la primera parte la respiración es una fusión con la naturaleza, en la segunda, la descripción de la ciudad y sus indigentes así como la invocación a Alejandra Pizarnik rozan cimas de extraordinaria hermosura. Respirar se convierte aquí en un acto de comunicación con el mundo. En la tercera sección, la palabra deviene paraíso que complementa el universo, evocación de la infancia, espacio en el que habita la luz, y la respiración se torna en acto de rebeldía frente a las injusticias del mundo, al tiempo que es un bello cántico a la plenitud de lo natural. El poeta clama su solidaridad con el dolor: «Todos los gritos son mi grito / todos los naufragios son el mío». Hay una exuberancia en la plasmación de símbolos visuales, para la que Dávila de Tena está especialmente dotado:
Tal vez seas / cítara que anhela unos dedos / diamante en la ceniza / o tal vez / pastizal a la espera del rebaño / con un águila en la mirada / y el cierzo en tu sonrisa.
De la mano del aire. Gregorio Dávila de Tena
En la cuarta, la titulada «Cuando callan las cerezas», bosqueja con su voz la delicada hermosura de las flores. El vate está herido por el caos del universo y ese dolor lo proyecta en el mundo natural: «Me duele la orfandad del agua / donde se disuelven los arpegios. / Me duele la lluvia estéril / la espera dormida de las vírgenes».
En definitiva, se trata de un volumen lleno de sugerencias en las que el vate extremeño, con su estilizada pluma, recrea la naturaleza en un afán de nacer a la vida, de alumbrar el mundo, y se vale de coloridas paradojas para pintar las contradicciones de la existencia:
De la mano del aire, un poemario lleno de sugerencias en las que Gregorio Dávila de Tena, con su estilizada pluma, recrea la naturaleza en un afán de nacer a la vida, de alumbrar el mundo. Compartir en XMuchos días se tiñen con el color de la memoria: / el color pardo en la tarde de novillos / un verde de helechos en la penumbra / el azul que cabalga en las montañas / y desmorona el Ártico. […] Y hay noches en que vuelve la alegría / —no sabes cómo ni de dónde—, / pero vuelve / como un viento de dicha / a salpicar de pétalos la sangre.
De la mano del aire. Gregorio Dávila de Tena
El aire y la respiración, binomio esencial en De la mano del aire, consiguen trazar una atmósfera envolvente en la que el lector se encuentra consigo mismo y halla paz interior. El paraíso mágico que crea el escritor es un cálido abrigo colmado de hermosura frente a las inclemencias del mundo, una llave abierta a la esperanza, a la construcción de un mundo mejor gracias a la palabra, esa casa de tiempo y de silencio que va al río de la vida, como la definiera el Nobel Juan Ramón Jiménez.
A la mano maestra de sus imágenes y la cuidada disposición tipográfica sobresale el rigor creativo, pues incluye al final del poemario la autoría de los versos en cursiva, y su inmensa generosidad se plasma en los agradecimientos y las dedicatorias de los poemas a familiares y amigos. Y todo ello en una elegante y exquisita edición que ha visto la luz en la granadina Aliar en su colección Averso Poesía.
De la mano del aire
Gregorio Dávila de Tena
Averso Poesía
Reseña de Ana Recio Mir
Con esta reseña sobre el poemario De la mano del aire de Gregorio Dávila de Tena inicia Ana Recio Mir su colaboración en Revista MoonMagazine
Ana Recio Mir nació en Salamanca. Se doctoró en Filología Hispánica en la Universidad hispalense en 1997 con una tesis sobre la poesía última de Juan Ramón Jiménez. En 1992 fue premiado su libro El cine, otra literatura por la Delegación de Educación de Huelva y la Asociación de Industrias Químicas y Básicas (AIQB). Además de artículos en prensa y revistas especializadas es autora de: Juan Ramón Jiménez, el exilio y la piedra de Moguer (Fundación J.R.J, 2001) y Símbolos e imaginario último de Juan Ramón Jiménez (Diputación de Huelva, 2002). Preparó la primera edición crítica de Bonanza del Nobel andaluz (Fundación J.R.J, 2000).En 2009 tradujo y adaptó para Anaya El corsario negro de Emilio Salgari. Ha colaborado en la película de Antonio Gonzalo La luz con el tiempo dentro (2015), el biopic sobre la vida de J.R. Jiménez. Es coautora, entre otros, de los libros Miradas de mujer (1996), y Ocho calas en la Literatura de la Generación del 98 (1999). Como poeta algunos de sus versos han visto la luz en antologías con finalidad benéfica como las de Humanismo Solidario y Poesía en Acciò, en los poemarios colectivos Una flor todavía, I y Una flor todavía II (Fundación Cajasol, 2019 y 2020) y en los Cuadernos de Roldán.
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