Deudas del frío. Susana Rodríguez Lezaun

Es Deudas del frío el segundo caso por resolver del inspector David Vázquez y, en buena medida, continuación de aquel Sin retorno de 2015 que colocó a su autora —Susana Rodríguez Lezaun (Pamplona, 1967)— en el abarrotado mapa del género policíaco y que le supuso, además, un considerable éxito de ventas.

Aun siendo volúmenes independientes que pueden leerse sin orden, conviene avisar de cómo la (sub)trama protagonizada por Irene Ochoa vertebra claramente lo que vendría a ser una trilogía. En efecto, la propia escritora ha anunciado que el manuscrito del nuevo libro, en el que presumiblemente pondrá punto final a la complicada situación que vive esta desequilibrada mujer, está ya en manos de su editora.

Tras resolver una serie de crímenes de peregrinos en el camino de Santiago, toca ahora al inspector Vázquez hacerse cargo del asesinato a sangre fría de Jorge Viamonte, presidente del banco Hispano-Francés cuya sede central está en Pamplona. Un hermano de Jorge Viamonte, Lucas —arruinado y alcoholizado— que habitualmente pedía dinero al banquero, pasa a convertirse en el principal sospechoso al haber quedado con él la tarde en que apareció tiroteado.

Citaba en otra reseña aquel pensamiento de Karl Marx que dice: «el dinero convierte en destino la vida de los hombres». Y comentaba que aplicado al género negro se comprueba cómo el dinero, en efecto, acaba por convertirse en la principal motivación a la hora de matar. Pues bien, pocas novelas habrá como Deudas del frío que demuestren, desde su primera página, la veracidad del aserto del filósofo alemán.

#DeudasDelFrío, de @SusanaRLezaun Nueva Voz de la Novela Negra que estará presente en @bruma_negra Clic para tuitear

Así, ambientada en los años duros de la crisis, la obra de Rodríguez Lezaun resulta ser un completo muestrario de actitudes delictivas centradas en lo económico. El banco Hispano-Francés, hervidero de chanchullos y estafas, practica habitualmente lanzamientos de hipotecas que incluyen ejecuciones de desahucios. Si a esta situación se añaden los feroces recortes sociales y las jugosas comisiones ilegales que muchos políticos se llevan por adjudicaciones de obra resulta comprensible que grupos como «Los Indignados de la Plaza del Castillo» lancen amenazas, a través de un foro de Internet, contra Jorge Viamonte y sean sospechosos de haber atentado contra su vida.

Un segundo crimen, esta vez perpetrado contra el nuevo presidente del banco, Meyer, descarta al pobre Lucas y al ahora casi pintoresco grupo de Indignados. Vázquez, apoyado por sus subordinados, se entrevista con el vicepresidente, con el personal directivo y administrativo e incluso con los recepcionistas.

El equipo policial confirma que este banco es un nido de víboras.

El agente Alcántara —experto en finanzas— descubre que el día de su muerte, Jorge Viamonte aprobó una inversión de 300 millones de euros a una empresa venezolana de energías alternativas. Informes grafológicos avisan de que la firma de Viamonte, autorizando la operación, es falsa. Un rápido chequeo por Google demuestra que la empresa venezolana ni existe: alguien la creó virtualmente para embolsarse esa millonada.

El lector que disfruta de una investigación policial está de enhorabuena. Realmente nada de ella falta en esta novela y todas sus fases se desarrollan punto por punto ante sus ojos, quizá con abundancia de exhaustividad. Al prolijo aclaramiento de la estafa lo acompañan, en paralelo, los infaltables interrogatorios para esclarecer los crímenes, la aparición de testigos variopintos, las casualidades impensables, y una buena dosis de fortuna para la resolución final.

Tiene la otra trama (la que procede de Sin retorno) a Irene Ochoa como principal dinamizadora. Viuda de un marido que la maltrataba, y a quien ella carbonizó simulando un accidente, Irene es ahora la hogareña mujer del inspector Vázquez. Con él piensa casarse y tener hijos.

A este paraíso lo amenaza Katia Roldán, hija de la enfermera que cuidó a la suegra de Irene. Katia encuentra un diario donde aparecen evidencias de cómo Irene mató a su marido y decide chantajearla. Todo ello acontece mientras David Vázquez se la juega cercando, tanto al culpable material de los crímenes del banco, como al sujeto que pergeñó el plan para quedarse con los millones (una estafa perfecta de no haber sido por una auditoría).

Una persecución obliga al asesino a tomar un tren donde, gracias a la sangre fría del inspector, es reducido y detenido. El caso está resuelto.

Irene, al tanto de la cada vez más estrecha vigilancia policial en las inmediaciones de su casa, logra huir. Al desconocer por completo Vázquez la vida oculta de su mujer y su precipitada fuga, el lector de Deudas del frío queda también a la espera de la aparición del próximo volumen para conocer el desenlace de esta apasionante peripecia.

Por no estar sujeta a ningún canon y desarrollarse bajo unos parámetros de mayor libertad narrativa, la trama protagonizada por Irene Ochoa gustará más a aquellos lectores que prefieren ser capturados por historias duras y originales.

 

#DeudasDelFrío, de @SusanaRLezaun. Dos tramas con la crisis económica de fondo. @bruma_negra Clic para tuitear

 

 Deudas del frío

Autor: Susana Rodríguez Lezaun

ISBN: 978-84-663-3952-0

EAN: 9788466339520

Editorial: DEBOLSILLO

Colección: BESTSELLER

Idioma: Castellano

Año de edición: 2017

Formato: Rústica

Número de páginas: 576

Tamaño: 190×125

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Reseña de Manu López Marañón