Reseña de Mixtura. Antología poética, de Marina Tapia, por Ángel Olgoso.
Mixtura, de Marina Tapia
En la constante apuesta por la excelencia de su Colección Averso Poesía, la editorial Aliar celebra inmejorablemente este redondo número 50 con la oportunísima antología personal de Marina Tapia, Mixtura, realizada por ella misma y que fija la trayectoria y la evolución de esta poeta que se está convirtiendo por méritos propios en un clásico contemporáneo. Diez libros en diez años hablan a las claras de la necesidad expresiva de la autora, de su fructífera y tenaz eclosión y de la calidad sostenida de sus resultados.
En su completo prólogo, el poeta Juan José Castro habla de «la palabra de fuego», refiriéndose a la portadora de la llama de ese misterio que llamamos «poesía». Marina, artista inquieta y multidisciplinar desde niña, trabajadora incansable, es en efecto un volcán creativo que durante cuatro décadas incubó su lava literaria y, sólo a partir de los últimos diez años, la ha ido emitiendo regularmente en forma de libros, de poemarios fundentes, hermosos, coherentes, insoslayables. Desde los poemas sociales sobre los distintos roles femeninos en 50 mujeres desnudas, pasando por el erotismo caleidoscópico y elegante de El relámpago en la habitación y el amor desde los cinco sentidos en El deleite, hasta esa oración a la naturaleza a través de las cuatro estaciones que es Marjales de interior. Desde esa botánica fantástica, original y misteriosa como un códice sobre híbridos del mundo vegetal y animal que es Jardín imposible, pasando por las raíces hondas y ramas altas de ese refugio que es Corteza, hasta esa mirada al paisaje y su fusión con los límites del lenguaje que es Bosque y silencio. Desde ese homenaje a las voces poéticas femeninas y marcadoras de camino que es Un kilim de palabras, pasando por esa peregrinación de emoción contenida a múltiples territorios que es Islario, hasta llegar al misticismo telúrico, al panteísmo de Piedra que mengua, Marina ha transmutado alquímicamente su vida, sus estados emocionales y los armónicos acordes su voz poética en una decena exacta de volúmenes, de los cuales se recoge felizmente una amplia selección en esta Mixtura.
Marina Tapia ha transmutado alquímicamente su vida, sus estados emocionales y los armónicos acordes su voz poética en una decena exacta de volúmenes, de los cuales se recoge una amplia selección en esta Mixtura. Ángel Olgoso. Compartir en XEl lector dispone ahora, por fin, de un libro panorámico con muestras representativas de toda la obra completa hasta el momento (incluidos algunos poemas no recogidos en volúmenes editados) de una poeta verdadera e imprescindible. Un hito kilométrico, de balizamientos líricos, un Thesaurus bellamente editado, presentado cómodamente de forma cronológica y con una pintura original de la autora en la portada. Estas recopilaciones antologales ofrecen al lector y al propio escritor el regalo de la perspectiva a vista de pájaro, como señala Marina en su ‘Nota inicial’; pero su importancia radica también en lo oportuno de rescatar algunos libros que sufrieron la condición de no venales, debido a premios merecidos pero que suelen acabar destinándolos al limbo.
Serena, sensitiva, carente de voluntad de poder, Marina Tapia tiene algo de etrusca: no trata de impresionar, lo suyo es la sutileza, la naturalidad y la alegría bondadosa, que dejan al pecho respirar con libertad y gusto, con una especie de plenitud vital que no necesita forzar nada. En su poesía, todo está vivo y fresco, primoroso en sus proporciones y cadencia, pequeño y encantador pero sólido y profundo en vez de impresionante. Una poesía eminentemente verbal, con los adjetivos justos. Me consta que la cualidad más apreciada por ella es el ritmo musical, el oído literario, el orbe sonoro que supone, antes que nada, respeto por el texto y adoración por el lenguaje, «poderoso de ritmos e imágenes de una enorme hondura» al decir del prologuista. Cada uno de sus poemarios no es una mera acumulación, sino que constituyen «un sistema u organismo cerrado, dotado de sentido y con una cohesión que trasciende los textos reunidos». Goethe creía que escribir era un abuso de la palabra: aquí está Marina para contradecir al gigante alemán. Al recorrer las páginas de este reciente pero vasto periplo literario, de este florilegio hermoso —necesario para los lectores que ya se han deleitado con los versos de Marina o para los lectores que sin duda la aguardan en el futuro—, se comprueba que la poesía es para Marina una cosa sutilmente tramada en la materia, una tersura que fluye después por el alambique de la mente y el corazón hasta ser destilada en una gota ardorosa y límpida, como la llama azul del alcohol.
Porque los poemas de Marina existen, no parecen haber sido fabricados sino que pertenecen al orden natural, al igual que el lirio silvestre. Y como la rosa de los versos del poeta y teólogo Silesius, Marina Tapia «florece porque florece. / No cuida de ella misma, no desea ser vista». Pese a todo, pese a sí misma, Marina se ha ido convirtiendo, verso a verso, libro a libro, en una candela para iluminar el día, como la candela de plata de la luna ilumina la noche. Con un libro cardinal como este, Marina es ya constelación encendida, es ya regalo de todos, como la fuente de una plaza en mitad del verano.
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Reseña de Ángel Olgoso
Ángel Olgoso (Granada, 1961) es uno de los autores de referencia del cuento en castellano. Ha publicado más de veinte libros de relatos (Los demonios del lugar, Astrolabio, La máquina de languidecer, Los líquenes del sueño. Relatos 1980-1995, Las frutas de la luna, Breviario negro o Devoraluces, entre muchos otros). Está recopilando sus setecientos cuentos completos en seis volúmenes temáticos, de los cuales ya han aparecido tres, Bestiario, Sideral y Estigia. También ha publicado el poemario Ukigumo, el libro ilustrado Nocturnario, y dos misceláneas, Tenue armamento y Un unicornio fuera de su tapiz. Ha obtenido una treintena de galardones (Caja España, Julio Cortázar, Clarín o Andalucía de la Crítica en dos ocasiones) y ha quedado finalista en otras ocasiones (Setenil, NH, etc). Cuentos suyos se han incluido en más de setenta antologías del género. Es fundador y Rector del Institutum Pataphysicum Granatensis, miembro de la Amateur Mendicant Society y de la Academia de Buenas Letras de Granada. Ha sido traducido al francés, inglés, alemán, italiano, griego, portugués, rumano y polaco.
Con Mixtura de fuego, Ángel Olgoso inicia su colaboracion en Revista MoonMagazine.
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