Hoy en nuestra sección Voces y Versos de Nuestro Tiempo nos visita un gran amigo de MoonMagazine, José Luis Ibáñez Salas, que ha seleccionado, exclusivamente para nuestra revista, seis poemas suyos que nos hablan de la luna, el Universo, la Humanidad, la vida, la esperanza… Seis poemas con su propia banda sonora: esa música que tanto le gusta a José Luis y que tan íntimamente ligada está a su inspiración.
José Luis Ibáñez Salas dirige la colección Qué es para Sílex ediciones y la revista digital Historia 21. Es editor, crítico literario y escritor. Ha publicado narrativa, monografías históricas y varios ensayos. Desde 2017 colabora con sus artículos en Revista MoonMagazine.
Poemas, lunas y música: haz clic en los enlaces. La experiencia merece la pena. Y para que ésta sea más inmersiva, cada poema va ilustrado con una luna, fotografías de Víctor M. Alonso que hemos seleccionado para esta ocasión: pura poesía visual.
Seis poemas de José Luis Ibáñez Salas
LUNA
En la antigua luna hay reflejos de un dios distante y muerto,
brilla angustiosa cada espuma solitaria,
allí la noche envidia al infinito y las almas son albaricoques,
allí los sonidos son ecos de un extinguido deseo,
allí reina una laxitud de quimera anestesiada.
En la antigua luna las pisadas de los hombres se disiparon
mientras aquí, en el espacio interior, seguimos creyendo en los átomos
y en la sabiduría de los ordenadores.
Mientras haya Sol
y se funda en la Luna
podremos fingirnos dioses
llorar multitudes
o ser seres serenos.
Mientras haya Luna
y se refleje en el Sol
cantaremos luciérnagas
felices y felinos y fieles
de espaldas al oleaje.
Mientras haya tormentas
resaca y cumbres
tendremos pasiones
pero también dolor
seremos adioses fugaces.
Podría escribir
uno de esos poemas para agradecerle al Universo
cualquier cosa,
para agradecerle su nombre…
U
N
I
V
E
R
S
O,
ese verso único que es su cadencia de astros,
de locos lunáticos y marcianos saturnales,
ese salón de baile donde danzan las estrellas,
donde los cometas sonríen a la Luna
y las centellas hacen cosquillas de agua a la Tierra.
Podría escribir
la clase de poesía de alabanza enardecida,
esa de sultanes del silencio,
la acomodada nada de las esferas,
pero también podría estarme quieto,
haciendo que sueño,
soñando que escribo a las montañas
o a los parques y a las ventanas con tiestos,
suspirando el tarareo de una canción
o la suave brisa de un acorde…
Podría ser majestuoso o no serlo,
deciros que os amo,
deciros sed dioses como si lo fuerais a ser,
podría escribir un verso a las piedras,
a las ortigas y a las sirenas:
ortigas de piedra que amenazáis a las sirenas.
y yo sigo aquí,
esclavo de vuestros pies,
embobado con ese aluminio del Universo,
con todo su esplendor de gases y estrecheces enormes,
a punto de escribirle lo que quiera escuchar,
todo lo que tú y yo le debemos,
todo cuanto nuestra especie es incapaz de gritarle
porque le teme más que a un nublado.
Un lunar lunar bajo los labios del mundo,
ahora mismo,
aquí, mientras dormimos,
una Luna lunar sobre mis sienes de fiebre,
una Luna alunada, lunática, desalmada,
una Luna velada, hecha de asfixia y derribo,
una sombra de plata,
un azul sucio,
enorme,
el azul de la muerte,
un azul de Luna,
una luz azul lunar,
un rayo astillado,
seguimos dormidos, soñamos un sueño de lana,
lanudo, lunar, un sueño de Luna, de centellas,
sobre una lúgubre lama de aves en vuelo,
un lunes lunar,
un lunes enfático,
desapasionado,
urgente Luna azul envuelta en una plata
sin el brillo de la nuca de Cary Grant subiendo unas escaleras
con el vaso de leche donde la Luna se oculta de ti y de mí,
duda lunar,
Luna lunar,
Luna de lobo,
no puedo salir de tu embrujo,
no hoy, sigo esperando tu esplendor definitivo o tu caída de ángel.
Como una Luna lejana,
la prisa del tiempo,
sin las almas de las canciones
molestamos a la realidad:
¿qué hacer?
hacer, inhibirse,
dejar a los hechos en paz.
Atrás queda la noche
y no amanece,
al invierno muerto
le falta una silueta,
un latido, un hachón de nieve:
tal vez dejar a la realidad
en su candor inextinguible.
El tiempo y el diablo en una botella.
La luz de la Luna en el interior de una lágrima.
El milagro del amanecer, caballos salvajes,
un disco de Bruce sobre mi mesa.
Al ocaso no le quedan alternativas
y los milagros viajan en trenes bajo las estrellas.
Vuelve a mirarme así, con todo ese ímpetu tuyo,
fascinada, colmada de noche y guitarras:
¡a quemarropa!
Una encrucijada, le hablé con mi corazón
a esa alma que tú habías olvidado.
El tiempo y tu sonrisa desde la Luna.
Hoy, hoy, hoy… Ahora, ahora, ahora.
¡Vamos!
Seis poemas de José Luis Ibáñez Salas que nos hablan de la luna y… algo más. Al ocaso no le quedan alternativas / y los milagros viajan en trenes bajo las estrellas. @ibanezsalas. Con fotografías de Víctor M. Alonso. Compartir en XSeis poemas de José Luis Ibáñez Salas que nos hablan de la luna y…
Insurrección, la revista de Jose Luis Ibáñez Salas
Fotografía de portada de Aron Visuals en Unsplash
Las fotografías que ilustran los poemas son de Víctor M. Alonso, de su web Ultramundos
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