Hace justo un año que os hablé de Progenie, la primera novela de la serie que Susana Martín Gijón ha creado con el personaje de Camino Vargas, una inspectora de homicidios con mucho carácter, arrojo y, a menudo, genio. Hoy vengo a hablaros de Especie, su continuación y, espero y deseo que no sea la última.
Pero antes, un breve resumen de Especie.
#Reseña de #Especie, de @SusanaMGijon, segunda entrega de la saga de la inspectora Camino Vargas, iniciada con #Progenie. Un #thriller policiaco ágil que nos recomienda Mari Carmen Sinti, @Sintaxia_t. @AlfaguaraEs. Share on XSinopsis
Es verano en Sevilla. La inspectora Camino Vargas sigue de jefa de Homicidios. Paco Arenas, su mentor y amor secreto, está de baja y ella no tiene ganas de liderar a su equipo y menos aún de formar a la joven agente Evita Gallego. Cuando los cuerpos de un hombre desollado, de otro molido a palos y de otro inflado de comida hasta reventar aparecen abandonados en lugares emblemáticos de la ciudad, los indicios apuntan a un misterioso asesino en serie. Solo Gallego sabrá leer en los cadáveres el macabro mensaje y acompañar a Camino en una nueva bajada a los infiernos.
Reseña: Especie
En Progenie conocimos a esta inspectora de policía que trabaja en el departamento de Homicidios de una comisaría sevillana donde no funciona ni el aire acondicionado, ni la máquina del café y rodeada de un equipo cuyo compañerismo deja mucho que desear y que le supone tener que lidiar para ganarse su respeto, cuando ella misma tiene serios problemas para conseguirlo, al seguir intentando demostrar que puede llegar a ser tan válida como lo era el inspector Arenas. Pues, a todo esto, en Especie hemos de añadir la aparición de una nueva e incómoda policía, algo redicha y listilla que, para más inri, se hace llamar Evita.
Mira la cafetera con pena: está vacía. Desde que Teresa se jubiló, nadie le toma el relevo en el arte de prepararla cada mañana. Fito sostiene un vaso de plástico con el brebaje inmundo de la máquina que hay en la primera planta. Lupe ha empezado a traerse el termo de casa. Pascual se pilla un capuchino en el Starbucks de Puerta de Jerez y se cruza la avenida dando un paseo al tiempo que se lo bebe, como los yanquis. Y la nueva…, de la nueva mejor ni hablar. No toma café.
Especie. Susana Martín Gijón
Y sigue haciendo calor, mucho calor…
—¿Qué pasa con el aire acondicionado?
—Sigue averiado.
—No hay café, no hay aire…, ¿así cómo quieren que trabajemos?
—Al menos tampoco hay muertos.
—Con este calor a ver quién mata.
Eso último lo ha dicho Evita Gallego. Sus compañeros se giran a mirarla. Cómo se nota que es nueva en Homicidios. Pero parece que, más que nueva, es recién nacida.
Especie. Susana Martín Gijón
Con estos ingredientes, mezclados pero no agitados, se enfrentarán a un nuevo caso que supera con creces el que tratábamos en Progenie. Y es que Susana Martín Gijón se atreve con cualquier tema reivindicativo que nos haga recapacitar y sacar los colores a más de uno cuando, lejos de pensar en el mal que estamos cometiendo, pasamos por el mundo como equinos con anteojeras, hasta que nos remueven las entrañas y nos planteamos muchas evidencias.
—¿Qué es una especista?
Maya se tranquiliza con la pregunta. No le está pidiendo documentación, no la está deteniendo, solo quiere saber. Respira hondo.
—Alguien que cree que la especie humana está por encima del resto de las especies animales.
—¿Y no es así?
—¿Por qué debería?
—Está claro, ¿no? Somos más inteligentes.
—Un cerdo es más inteligente que un perro. Está demostrado por la ciencia. ¿Por qué entonces no le damos el mismo trato?
—Por mí, como si ponen perro con patatas en el burguer.
Maya no se escandaliza como ella pretendía, sino que sigue con su prédica.
—De hecho, un cerdo es más inteligente que, por ejemplo, una persona con algunos tipos de discapacidad psíquica. ¿Debería estar por encima?
—¡Claro que no!
Camino chasquea la lengua contrariada. Al final es la otra la que ha conseguido escandalizarla a ella.
—Entonces tu argumento no me vale —sigue Maya.
Especie. Susana Martín Gijón
Y justo antes de meternos de lleno en lo que Susana nos tiene preparado para no dejar nuestra conciencia tranquila, van apareciendo cadáveres asesinados de una manera tan atroz que llevaría a tirar la toalla al más veterano de los profesionales. Sin embargo, Camino Vargas y su elenco de policías del equipo se irán enfrentando a lo que va sucediendo mientras sortean los desafíos y hostilidades que acontecen en el ambiente enrarecido ya de por sí.
—Gallego, observa bien estas fotografías y dime qué es lo primero que te viene a la mente.
Evita las sostiene delante de sus ojos y las mira con fijeza durante un minuto interminable. Cuando las suelta, toma su móvil y teclea algo en el buscador de imágenes. Después, voltea el teléfono y le muestra el resultado.
—Está clarísimo. El asesino lo ha transformado en un pedazo de carne.
La comisaria las mira a ambas alternativamente.
—¿Terneros? —pregunta con un hilo de voz.
—Sí —confirma Evita—. Recién salidos del matadero.
Especie. Susana Martín Gijón
De la mano de la autora, un narrador omnisciente da voz a cada uno de los personajes principales, secundarios e incluso, en alguna que otra escena, originalmente eventual, a lo largo de más de un centenar de capítulos cortos que hacen que la narración adquiera esa agilidad de un thriller policiaco que tanto nos gusta. Vida profesional se mezcla con la personal en el término justo para que influya, de manera verosímil, en el transcurso y resolución de la trama.
Con un lenguaje sencillo pero no carente de calidad literaria, Susana Martín Gijón nos zarandea y restriega por el barro del maltrato animal, el machismo, la envidia laboral o los amores sanos e insanos entre otros temas.
Con un lenguaje sencillo pero no carente de calidad literaria, @SusanaMGijon nos zarandea y restriega por el barro del maltrato animal, el machismo o la envidia laboral, entre otros temas. #Especie @AlfaguaraEs #Reseña: @Sintaxia_t. Share on XCon esta segunda entrega, Susana nos ratifica el personaje de Camino Vargas, una inspectora de policía que ha llegado para quedarse.
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