Elementos del planteamiento I: la situación de equilibrio inicial
A la hora de enfrentarse a la escritura de una novela, el primer dilema al que el escritor debe encontrar solución es el momento en que debe dar inicio a su historia.
Y, no, la respuesta no es obvia: el principio de nuestra novela no tiene por qué ser por el inicio de la historia. El escritor puede muy bien optar por empezarla in media res, es decir, justo en la mitad, de manera que, si lo hace con habilidad, tiene asegurado el interés del lector. Hay otros que comienzan avanzándonos un aparente final. Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. ¿Quién no recuerda el famoso inicio de Cien años de soledad, que comienza contándonos el final del coronel Aureliano Buendía?
La situación de equilibrio inicial
Así pues, cuando el escritor se sienta a decidir el principio de su historia, ha de prestar atención a este punto: ¿dónde debo comenzarla? O, en realidad, ¿cuál es el momento ideal por el que debo empezar a contarla: el principio, la mitad, el final…?
En cualquier caso, lo que es seguro es que nunca se debe empezar una historia hablando del tiempo: La noche era tormentosa… Ni con una descripción del lugar: Los prados habían verdeado ya… Ni abrumando al lector con información sobre el pasado del personaje que, en ese momento, no aporta nada.
Si nos ajustamos a la estructura clásica, en realidad, una novela debe comenzar con un rápido vistazo a la situación de equilibrio en la que vive el personaje, momento que el escritor debe aprovechar para dar un información sucinta, pero con la amplitud necesaria para situar al lector. Esto es lo que llamamos la situación de equilibrio inicial.
No dejes que el #lector se aburra en las primeras páginas de tu #novela. @ana_bolox Share on X
Se trata de una pequeñísima introducción en la que vemos al protagonista inmerso en su vida cotidiana. Es una situación estable, es decir, todavía la vida funciona como ha venido haciéndolo hasta ese momento, con sus rutinas y su día a día.
Esta situación de equilibrio inicial que nos permite conocer al protagonista inmerso en su vida normal no debe extenderse, sin embargo, demasiado. El escritor ha de buscar aquellos elementos esenciales que permitan al lector vislumbrar la existencia del protagonista antes de que todo cambie y comience la aventura.
De ahí que un poco más arriba se recomendara que el escritor no empiece su novela con largos párrafos descriptivos o narrándole al lector el pasado del protagonista, por muy importante que sea para el desarrollo de la novela. Ya habrá tiempo de hacerlo. Donde no debe aparecer nunca ese pasado es en la situación de equilibrio inicial.
Prohibido hablar del pasado del personaje en las primeras páginas de una novela.
De hecho, este es uno de los errores principales que cometen los escritores noveles: comenzar sus novelas con una descripción pormenorizada del lugar donde van a desarrollarse los hechos, incluido el tiempo que hace, y luego pasar a especificar hasta el más mínimo detalle del pasado del protagonista.
El escritor que así actúa, lo hace porque tiene miedo. Miedo de que el lector no entienda lo que va a contar, pero es fundamental que nos sacudamos esos temores. El lector no es bobo. Si el escritor elige con inteligencia e introduce con habilidad ciertos detalles, el lector se meterá en la novela sin ningún problema y ya habrá tiempo después, tal y como se apuntaba antes, para ir dejando pequeñas miguitas en el camino que nos hablen de su pasado y que vayan explicando el porqué de su presente.
No tengas miedo a que el lector no comprenda lo que narras. Elige detalles específicos y sé conciso. El lector no es bobo. Entenderá lo que cuentas y entrará en tu historia.
Recuerda que, como se dijo en la entrada anterior, una de las funciones del planteamiento es la de atrapar la atención del lector y para ello hay que situarlo dentro de la historia, pero solo dispones de unas cuantas páginas para conseguirlo. Por ello, dedicar páginas y páginas a un elemento que debe ser sucinto y ágil lleva a un resultado que es justo el contrario del que buscamos: el lector se aburre y abandona la lectura.
La pregunta ahora es: ¿y cómo ponemos fin a la situación de equilibrio inicial? La respuesta la encontrarás en la próxima entrada, cuando hablemos del segundo ingrediente que compone el planteamiento: El desencadenante.
Hasta entonces, te deseo un feliz mes.
Esta es la cuarta entrega de Construye tu novela con Ana Bolox, curso online gratuito para escritores noveles. Participa, pregunta, Ana Bolox te responderá personalmente.
Capítulos anteriores:
Estructura de la novela. La eterna batalla
Las tres unidades dramáticas. Estructura clásica de la novela
El planteamiento de una novela
Ana Bolox
Web de Ana Bolox
Fotografía: https://unsplash.com/
Es un diario por capítulos. Los voy escribiendo en el blog en forma de entradas. Había decidido hacer más tarde una recopilación y estructurarlo de manera acorde. Por no extenderme mucho en el comentario, quería tan solo agradecerte tus buenos consejos y experiencia que, sin duda, me van a ayudar muchísimo. Seguiré con mucho detenimiento tus posts, me parece un blog que cumple una función literaria y didáctica excelente.
Un abrazo
Hola Marisa.
Y yo te agradezco a ti tu interés por los artículos y tus comentarios, que dan vida a estos posts.
Cualquier duda que tengas, pasa por aquí y plantéala. Si sé responderla, no dudes de que lo haré con mucho gusto 🙂
Feliz sábado y un abrazo.
Muy interesante.
Gracias, Amaia.
Muchas gracias, Amaia.
Me ha parecido excelente…Seguiré las entregas anteriores….Realmente, me animan a probar, a ver si puedo escribir alguna vez una novela, lo cual no es poco…..Gracias……!!
Me encanta cómo escribes. Deberías intentarlo, Adela. Besos.
Me alegra que te haya gustado, Adela, y espero poder ayudarte con esa novela a través de esta serie de artículos.
Mis mejores deseos y mucho ánimo.
Hola Ana.
Es muy interesante este elemento. En mi caso, que estoy escribiendo una novela epistolar (autobiografía del personaje), la situación de equilibrio inicial entiendo que se aplica en mis primeras páginas en tanto en cuanto la acción transcurre desde el principio a través de un pasado muy reciente que se va desarrollando cronológicamente a intérvalos relativamente cortos. Esa es la estructura dominante, sin embargo, he introducido al inicio de cada capitulo un diálogo entre la protagonista y algún que otro personaje secundario. Es una novela corta, donde el desencadenante se produce a partir del capítulo tercero. Es la primera que escribo y con total seguridad introduciré muchísimos errores.
Estaré atenta a este mini curso, me será muy útil; aprender técnicas y perfeccionar el estilo narrativo es el objetivo cualitativo y estratégico de todo escritor, sobre todo, del escritor novel. Gracias por tu disposición.
Un abrazo
Hola Marisa.
La situación de equilibrio inical es la que muestra la vida de nuestro protagonista antes de que el desencadentante lo vuelva todo del revés. En tu caso, esa situación debería aparecer en las primera carta. No sé cómo tienes estructurados esos tres primeros capítulos. ¿Cada uno de ellos corresponde a una carta diferente? Tampoco conozco qué tipo de información das en ellos, pero la situación de equilibrio inicial no debe extenderse mucho. Quizá yo introduciría el desencadenante al final de la primera carta. Aunque hablo a ciegas, puesto que, como digo, desconozco la información que quieres introducir antes de que se produzca el desencadenante.
Un buen consejo es que no incluyas ninguna información que no sea absolutamente necesaria para la historia. Todo lo que no hace avanzar la novela, sobra. Eso vale para la novela entera, pero especialmente para las primeras páginas. Sopesa la información que das en esos tres primeros capítulos y pregúntate si es verdaderamente necesaria y, si sí lo es, asegúrate de que es ahí donde debes darla. Quizá puedas proporcionársela al lector más adelante y acortar la situación de equilibrio inicial con el fin de adelantar el desencadenante.
Muchas gracias por tu interés en los artículos.
Un abrazo.