En Alacrán, Salva Alemany nos cuenta una historia del árido norte mexicano y sur estadounidense, donde la vida depende de la suerte y del pasado.

No se puede servir al diablo y pretender que todo continúe igual, como si nada, el lastre del maligno te acompaña siempre. Éste tiene sus cuentas pendientes y no tiene intención de dejar de cobrarlas.

La dicotomía entre el ser y el querer ser es a veces irreconciliable. No se puede estar a las duras y las maduras. O se es blanco o negro. No se puede cambiar de la noche a la mañana. Una vez entras en el juego ya no puedes cambiar las reglas. El diablo se encarga de ello.

Santos es un buen tipo a pesar de su innata capacidad para matar sin remordimientos bajo las órdenes de Don Dimas. Trabajo encargado, trabajo hecho y trabajo bien pagado al instante. Fácil. Pero cuando se interponen cuestiones personales, la cosa cambia. Se enreda y ya no puede ser como antes. Superposición de intereses. Y no existen intereses más contrapuestos que los negocios y los deseos vitales nacidos del azar. Los códigos no cambian.

Lupe es la mujer de Santos. Una mexicanita que estuvo bajo el yugo de Don Dimas y que fue manumitida por Santos. Se empezó una vida. Ilusionante, práctica y posible, excepto cuando se entrecruzan con determinados poderosos intereses. Los de Don Dimas, claro. Santos se verá envuelto hasta las trancas.

En Alacrán nos topamos con personajes que viven al límite de sus posibilidades y bajo las posibilidades del resto, debiendo ajustarse a deseos y prospecciones de quienes realmente mandan en una sociedad injusta, violenta. La mexicana, de la narcovida como forma de marchar por el mundo. Con sus propias leyes.

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La frontera México-EE.UU. es un lugar donde se dan estas condiciones, donde la vida vale menos que el envoltorio que la cubre. Donde los deseos y las pretensiones de los poderosos tienen un valor añadido sobre la justicia y la humanidad del resto, de quienes por designios del destino nacieron bajo su servidumbre. Y a veces se ayudaron de ella.

Salva no hace ni más ni menos que ponernos en jaque entre los anhelos de unos y las desgraciadas circunstancias de los otros de tener que someterse al yugo de los propietarios de la vida, en una época y un territorio determinados.

Conoceremos los límites de la vida y de los propósitos de unos y de otros, de lo que están dispuestos a soportar, a hacer y del precio a pagar por mantener su vida, literal, no solo social y económica, sino simplemente de su propia existencia. Hay unas reglas que cumplir o que hay que saltarse con todas sus consecuencias, peligrosas, vitales. Santos sabe el precio y está dispuesto a pagarlo o hacer que lo paguen otros. Pero no piensa renunciar.

Alacrán es un viaje por las miserias de la humanidad, por los costes que deben pagar unos y otros en una sociedad difícil que trazaron unos y a la que deben adecuarse la mayoría. Una manumisión que no es gratuita, ni inocente ni inocua.

Salva Alemany te lleva en un viaje por las miserias de la humanidad. La vida depende de la suerte y del pasado. #novelanegra #hardboiled #mexico @jacksshadows @EdAmarante #reseña: @joseviblender. Share on X

 

Alacrán, de Salva Alemany. Novela negra y frontera: cóctel explosivo

 

Alacrán

Salva Alemany
Editorial Amarante, 2018

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Reseña de  Josevi Blender, que también ha diseñado la portada de la reseña