No es nada nuevo. Que ya estamos acostumbrados a que Bowie transforme el color de su piel, desaparezca por un momento y vuelva a aparecer, renovado y tan envuelto en el misterio como siempre. Por eso, cuando leí hace un año que Bowie había muerto no le concedí la menor importancia; porque un servidor, de ninguna de las maneras se lo iba a creer. Es más, ni me lo creo ahora. Pues, sin duda, fue un bulo más de los anticuados medios de comunicación existentes, que no ven más allá de la noticia amarilla, que se quedan tan sólo con la parafernalia que rodea al artista y son incapaces de mostrarnos lo que se esconde bajo su curtido cuero. Sí, seguramente sería el rumor clásico de los cuatro papagayos de turno que no tendrían ni tienen otra cosa que hacer que ir destruyendo leyendas por sistema. Así que, para mí, el hecho de que se hubiera dicho que “El Camaleón del Rock” había fallecido no dejaba de ser, lisa y llanamente, una anécdota.

#DavidBowie ha vuelto a colorearse la piel en su penúltima puesta en escena. @jotajotaconde Clic para tuitear

Ya desde sus primeros sueños musicales interpretados en David Bowie, con el éxito espectacular de «Space oddity», David Robert Jones, su verdadero nombre, no tiene tiempo nada más que para crear y crear sin descanso. Y de ello, da fe un puñado de obras maestras, imperecederas en el tiempo: Hunky Dory, donde homenajea a Dylan y a Warhol; The rise and fall of Ziggy Stardust and the Spiders From Mars, una de las piedras angulares del rock, según algunos críticos; Aladdin sane; Pin-ups; Diamond dogs; David live, doble elepé que le acerca a la música negra; Young americans, grabado con músicos de sesión negros; Low, Heroes y Lodger, una trilogía de experimentación electrónica; Scary monsters: Let´s dance… hasta la de ayer mismo y de título, Blackstar.

 

David Bowie, el señor de las estrellas

 

Mutante. De visión futurista y, por tanto, adelantado a sus contemporáneos. Con una personalidad desbordante. Intuitivo. El jazz, el budismo, la “beat generation”, el teatro, son algunas señas de su identidad. La pupila del ojo izquierdo inmóvil, por un accidente ocurrido en la infancia. Londinense. Creador de espectáculos visuales nunca vistos en un escenario. El rey del “glam rock”. Amante de la estética de la provocación… ¿Ha muerto David Bowie? No, se equivoca usted, amigo. Bowie ha vuelto a colorearse la piel, como tantas y tantas veces lo ha venido haciendo en este planeta. Ahora, y por obra y arte de sí mismo, se mueve al otro lado de la frontera, escarbando espacios en donde plantar su impronta transformista. Que a la vuelta de la esquina, como comúnmente se dice, habremos de comprobar cómo la estrella regresa a nuestras vidas de manera rutilante, cubierto de vestimentas, maquillajes y plataformas imposibles, acelerando los corazones de quienes permanecemos en esta cola interminable a la espera de su penúltima, eternamente la penúltima, puesta en escena.

¿Ha muerto #DavidBowie? Se equivoca usted. La estrella regresa a nuestras vidas @jotajotaconde Clic para tuitear

 

 

Un año sin David Bowie

Artículo de J. J. Conde