Harlan Ellison, el arlequín de la ciencia ficción

El 27 de junio de 2018 fallecía, a la edad de 84 años, Harlan Ellison, uno de los últimos grandes autores clásicos de la literatura de ciencia ficción. Un hombre polémico, siempre vinculado a los escándalos, los pleitos legales, e incluso responsable de actos muy poco ejemplares en las convenciones literarias. Pero esta faceta oscura de su personalidad no se debe disociar de su obra, ya que esta última fue en buena medida resultado de su carácter. No es necesario desarrollar una hagiografía para justificar la importancia de Ellison en la historia de la ciencia ficción.

En primer lugar, como editor. Ya que fue el coordinador y editor de la que posiblemente es la antología más importante de toda la historia del género: Visiones peligrosas. Una obra que supuso el inicio de la denominada new wave como un movimiento literario que revolucionó la literatura fantástica y de ciencia ficción en la década de los sesenta del siglo pasado. Una recopilación de relatos que reventaron los muros de las convenciones que encorsetaban en esos momentos en la ciencia ficción, por sus innovaciones estilísticas y la nuevas técnicas narrativas que eran normales en otros ámbitos de la literatura, pero sobre todo, por los temas que trataban. Cuestiones tales como los tabúes del sexo, el feminismo, la política o la religión, son el eje central en torno al cual giran muchos de los relatos articuladores de un conjunto de visiones peligrosas que han llegado a convertirse en auténticos clásicos de la ciencia ficción. Y muchos de esos relatos, y las reflexiones que en ellos se plantean, mantienen su vigencia a día de hoy. Aunque otros han sentido las consecuencias del paso del tiempo y los cambios de mentalidades y gustos de los lectores.

En segundo lugar, aunque el orden de importancia podría ser el inverso, la obra de Ellison como autor también es relevante, aunque en España ha sufrido de una publicación muy dispersa. No destacó como novelista pero algunos de sus relatos son clásicos de la ciencia ficción y la fantasía y han sido adaptados en diversos medios como el cine, la televisión, el cómic y los videojuegos. «Un muchacho y su perro», novela corta posapocalíptica en la que se intuye una lectura misógina, fue llevado al cine en una producción que resaltaba algunos de los aspectos más polémicos del relato. Otro de sus relatos más conocidos «No tengo boca y debo gritar» fue adaptado en un videojuego de éxito en los años noventa del siglo pasado, en cuya creación colaboró el propio Ellison. En ellos se aprecian algunas de sus características singulares como narrador. Son ficciones breves, fábulas especulativas y siniestras, con títulos muy creativos y sugerentes. «Arrepiéntete Arlequín, dijo el señor Tic-Tac» muestra con un tono coloquial y desenfadado una pesadilla distópica construida a partir de una cita de Henry David Thoreau. Y en «Jeffty tiene cinco años» lo que aparenta ser una alegre celebración de la nostalgia de los tiempos de la infancia concluye con un final inquietante y amargo.

A #HarlanEllison le debemos, como editor, la antología Visiones peligrosas, que supuso el inicio de la new wave y revolucionó la literatura fantástica y de ciencia ficción en los #60. @jm_uria Share on X

Pero si hay un tema que vuela como un pájaro alegórico en torno a la obra corta de Harlan Ellison es el disteísmo, la idea de la existencia de una divinidad malvada. En muchos de sus relatos se manifiestan personajes demiúrgicos frente a los cuales se manifiesta la rebeldía y el libre albedrío de los protagonistas, pero casi siempre con un final trágico para ellos. Porque el papel del funcionario despótico que decide sobre los tiempos de vida de las personas en «Arrepiéntete Arlequín, dijo el señor Tic-Tac» es similar al de un demiurgo malvado. Más explícito es el caso de la inteligencia artificial de «No tengo boca y debo gritar» que actúa sobre los humanos protagonistas del relato como un ente todopoderoso obsesionado con crear un infierno materialista para sus creadores. En otros de sus relatos va más allá y aborda las cuestiones teológicas con un trasfondo de ciencia ficción, pero alegórico. En «El pájaro de la muerte» aborda la cuestión de la maldad del Dios del monoteísmo como locura de un demiurgo gnóstico extraterrestre. Pero su relato más elaborado desde mi punto de vista es «La bestia que gritaba amor en el corazón del universo», una de las reflexiones más interesantes y originales el origen del mal en el mundo humano que ha engendrado la literatura especulativa. Un relato cuya lectura no deja indiferente.

Por todo ello se puede afirmar que con la muerte de Harlan Ellison hemos perdido a otro referente de la ciencia ficción. Una vida y su obra no pueden dejar indiferentes a los lunáticos. Y termino, con la pregunta en el aire de si en este final de la segunda década del siglo XXI seríamos capaces de crear nuestras propias visiones peligrosas.

Con la muerte de #HarlanEllison hemos perdido a otro referente de la ciencia ficción. ¿Seremos capaces, en pleno siglo XXI, de crear nuestras propias visiones peligrosas? @jm_uria Share on X

Artículo de José Manuel Uría

Fuente fotografía de portada: Variety.com